En
la vida hay dos formas de moverse: en círculo y en espiral.
Si nos movemos dando vueltas en torno a un círculo, continuamente pasaremos por los mismos puntos. Siempre permaneceremos a la misma distancia del centro. ¿Nos moveremos? Por supuesto que sí. Pero lo cierto es que no nos alejaremos del centro. Si consideramos la verticalidad de sus infinitos diámetros, nunca nos elevaremos ni profundizaremos con respecto al punto de partida. Siempre, y de forma continua, abarcaremos la misma superficie. Un movimiento cíclico sin expansión. Una simple quietud dinámica.