lunes, 20 de mayo de 2002

Fonética y fonología (multiplicidad y unidad)

Según Roman Jakobson, para el investigador que parte de premisas naturales, el contenido fónico del lenguaje se deshace en una infinidad de átomos movedizos, ya sean de carácter motor o acústico. De ahí, que a su juicio, la repelente imagen de la multiplicidad caótica requiere el antitético principio de la unidad ordenadora, que no es otra que la investigación de la forma fónica desde el punto de vista de su valor en cuanto signo y, ante todo, de su función aportadora de significación. Los antiguos filósofos cuando exponían sus cosmogonías establecían que el punto de partida era el caos, el desorden y la falta de configuración determinada, y que sólo posteriormente, con la llegada de un ser superior, esta multiplicidad caótica se transformaba en una multiplicidad ordena y configurada. Tanto Jakobson como los antiguos filósofos plantean la contradicción entre la naturaleza y la razón, entre lo material y  lo ideal, entre la fonética y la fonología, como una contradicción entre la multiplicidad caótica y la unidad ordenadora.


Para echar por tierra esta concepción falsa sobre la contradicción entre naturaleza y razón, voy a exponer una serie de tesis que en parte están contenidas y en partes deducidas del pensamiento de Hegel. Primera tesis: una de las determinaciones fundamentales de los objetos exteriores es el estar configurados. El impala, por ejemplo, tiene una figura corporal determinada que lo distingue de un león, de un chimpancé, de un águila, etc. Por lo tanto, la figura de cada especie de animal tiene un valor semiótico, en concreto un valor de identidad. Por su figura determinada podemos distinguir a cada especie de animal. Segunda tesis: un impala tiene hoy una figura corporal determinada, pero mañana y pasado mañana sigue teniendo la misma figura corporal determinada. No es que hoy tenga una figura y mañana otra distinta que haga imposible su identificación. Por lo tanto, las figuras de los individuos de cada especie se presentan como una constante. Tercera tesis: cuando vemos reunidos a 400 impalas pastando en un valle, no vemos 400 figuras corporales distintas de las que no sabemos por qué están conjuntadas, sino que vemos la repetición de una y la misma figura 400 veces. Por lo tanto, el mundo exterior no se presenta como una multiplicidad caótica, sino como una multiplicidad donde hay orden y unidad. Hay orden por dos razones: una, porque cada especie de animal tiene una configuración propia que permite su identificación, y dos, porque la configuración de cada animal es una constante a lo largo de su vida. Y hay unidad por una razón: porque los individuos de la misma especie tienen la misma figura.
Los animales, a excepción de los insectos y de alguna otra especie más, tienen aparato fonador y produce, por lo tanto, complejos acústicos. Con respecto a este hecho formularemos tres tesis. Primera tesis: cada especie de animal tiene un repertorio vocálico determinado, produce un número limitado de vocalizaciones. Segunda tesis: las configuraciones fónicas producidas por cada especie de animal es una constante. Tercera tesis: los complejos fónicos de cada especie de animal tienen un valor semiótico, en concreto un valor identificativo.

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