De una cosa o persona pueden decirse muchas verdades y no una sola. Y esto es así, no sólo porque la cosa o persona es un conjunto de muchas determinaciones, sino porque también tiene una historia. La concepción del lenguaje como instrumento pertenece originariamente a Vygotski. Es cierto que el lenguaje es un instrumento o tiene un carácter instrumental, pero también es muchas cosas más. El error teórico estriba, no en señalar que el lenguaje es un instrumento, sino en querer captar el lenguaje en su integridad sólo bajo el lado de que es un instrumento. De todos modos, hay muchos lectores de Vygotski que se olvidan de aspectos importantes de la formulación originaria de esa idea. Así que no estará de más escuchar a Vygotski, en las páginas 89 y 90 de su obra El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, editado por Crítica en 1996: “Como ya hemos señalado, la analogía básica entre signo y herramienta descansa en la función mediadora que caracteriza a ambas. Por ello, pueden ser incluidas, desde la perspectiva psicológica, bajo una misma categoría. Podemos expresar la relación lógica entre el uso de signos y herramientas mostrando cada concepto incluido bajo otro concepto más general de actividad indirecta (mediata)”.
Se trata en suma de incluir el concepto de signo y el concepto de herramienta en el concepto más general de actividad mediata. Y esta idea se ha perdido de vista, esto es, se ha perdido de vista que hay que subsumir el concepto de signo bajo el concepto de actividad mediata, y no como se hace por regla general: subsumir el concepto de signo bajo el concepto de herramienta o instrumento. Y sobre esto hizo ya Vygotski una advertencia muy clara: “...bajo ninguna circunstancia el signo y la herramienta pueden considerarse isomórficos respecto de las funciones que realizan, así como tampoco son susceptibles de agotar totalmente el concepto de actividad mediata”. De lo dicho hasta aquí extraigo dos conclusiones: una, el lenguaje debe ser concebido como una actividad mediata, y dos, en el uso de instrumentos encontramos el ejemplo más claro, sensible y pedagógico de actividad mediata. Y estas conclusiones me llevan a plantearme dos tareas teóricas: una, profundizar en el estudio de la actividad mediata y de la mediación en general, para lo cual recurriré a Hegel, y dos, estudiar al detalle el uso de instrumentos de trabajo, para lo cual recurriré a Marx.
Una de las labores por la cual se destacan los filósofos del resto de los pensadores es por someter a crítica los conceptos que circulan en un momento dado en la sociedad, tanto los elaborados por la ciencia como los elaborados por la sociedad civil. Los grandes cambios de paradigmas que se dan en las ciencias y en la filosofía son fundamentalmente cambios en los conceptos. Aunque en los nuevos conceptos siempre hay contenido conceptuales viejos. Pensemos en el concepto de Estado. Mucho de los rasgos esenciales del Estado ya fueron elaborados en tiempos de la Grecia clásica. Y el moderno concepto de Estado contiene muchos de los contenidos conceptuales elaborados hace 2.500 años o más. Por lo tanto, ningún concepto es absolutamente nuevo. Y no otra cosa ocurre con el concepto del lenguaje como instrumento, necesariamente ha de poseer contenidos conceptuales viejos.
De ahí que vea la necesidad, en el caso que nos ocupa, de distinguir con claridad el significado general de la palabra ‘instrumento’ de los distintos conceptos de instrumentos que en un determinado momento estén al uso o estuvieron al uso. En relación con el lenguaje es posible recopilar la siguiente serie de expresiones: el lenguaje es un instrumento de conocimiento, el lenguaje es un instrumento de persuasión, el lenguaje es un instrumento para comunicarse, el lenguaje es un instrumento de representación, el lenguaje es un instrumento para apropiarse el mundo, el lenguaje es un instrumento para mejorar las relaciones entre las empresas, el lenguaje es un instrumento del pensamiento, el lenguaje es un instrumento de inserción en el mundo, y así un largo etcétera. En la mayoría de estos casos la palabra ‘instrumento’ puede ser sustituida por la palabra ‘medio’, con lo que obtendríamos la siguiente serie de expresiones: el lenguaje es un medio de comunicación, el lenguaje es un medio de inserción en el mundo, etcétera. Con esto quiero probar que el uso de la palabra ‘instrumento’ para referirse al lenguaje no supone necesariamente la concepción del lenguaje como instrumento, sino el empleo de la palabra ‘instrumento’ en el sentido general de medio.
La elaboración que lleva a cabo Vygotski del concepto del lenguaje como instrumento, tiene por base textual la sección de El Capital de Karl Marx titulada El proceso de trabajo. En este texto, a pié de página, hay una cita de Hegel tomada de La Lógica y que reza así: “La razón es tan astuta como poderosa. La astucia estriba generalmente en la actividad mediadora que, haciendo que los objetos actúen unos sobre otros de acuerdo con su propia naturaleza y se desgasten recíprocamente, sin inmiscuirse directamente en este proceso, no hace más que realizar su propio fin”. Es este concepto de instrumento, el de actividad mediadora, el que emplea Vygotski para concebir el lenguaje. ¿Y en qué sentido concreto entiende la actividad mediadora del lenguaje? En el sentido de que el lenguaje modifica las funciones psicológicas superiores, la percepción, la atención y la memoria, y sus relaciones entre sí. Este es el contenido conceptual concreto del lenguaje como actividad mediadora elaborado por Vygotski. En el caso de Hegel, y de acuerdo con el texto referido, el contenido concreto del concepto es distinto. Hegel habla de dos propiedades de la razón: su astucia y su poder. Y de la astucia dice que es una actividad mediadora consistente en hacer actuar unos objetos sobre otros para realizar fines. De esto trata el quehacer epistemológico del filósofo, de exponer con rigor y claridad en qué sentido entendemos un determinado concepto. Hay que ser consciente que bajo el mismo nombre del objeto de un concepto se pueden incluir muy variados contenidos conceptuales. De manera que la clave no está en afirmar que tal pensador concibió el lenguaje como instrumento, sino en exponer el concepto concreto de instrumento que emplea dicho pensador.
Muchísimas gracias por la cita de Zuangzhi. Me ha encantado. Es una pena que mi inglés sea tan desastroso. Devoraría el libro de Youru Wang. Recordemos una parte de la cita de Zuangzhi: “La red existe por los peces; una vez has pescado los peces, te puedes olvidar de ella. Las palabras existen por los significados; una vez que has entendido los significados, te puedes olvidar de las palabras”.
Aquí se puede ver cuál es la necesidad que nos obliga a utilizar metáforas, o como a mí me gusta decir, ejemplos analógicos. Como la naturaleza del lenguaje es muy compleja y más lo es la naturaleza y modo de existencia del significado, recurrimos a una metáfora o ejemplo analógico que nos permita obtener una representación más cercana de la naturaleza de ellas. No afirmo que nos dé la representación adecuada de la naturaleza del lenguaje, sino que nos permite acercarnos más a ella. Con la metáfora reducimos la distancia entre nuestra representación y el objeto o situación objetiva metaforizada.
Pasemos ahora a comparar la metáfora con el objeto metaforizado. Es evidente que los peces existen antes de que exista la red e incluso sin que existan redes. No podríamos afirmar lo mismo del significado, si nos adecuamos a la representación de Saussure, donde el significado sólo existe unido al significante. Así, de acuerdo con la concepción de Saussure, no podemos afirmar que con las palabras pesquemos significados. Yo lo plantearía de otro modo: ¿Qué podemos pescar con las palabras (significante-significado) que no podamos hacerlo por medio de los sentidos? Si tú y yo estuviéramos delante de un paraje lleno de un sinfín de objetos, detalles y aspectos, yo no podría saber a qué objeto, aspecto o detalle estás atendiendo tú, y a la inversa: tú no sabrías a qué objeto estaría atendiendo yo. Metafóricamente podríamos decir lo siguiente: tú y yo estamos pescando las cosas que están delante de nuestros ojos, pero no sabemos que está pescando cada cual ni podemos compartir una pesca en común. Supongamos ahora que me dices: “Ves aquel perro, me encantaría tener uno igual”. Yo dirigiría la mirada hacia el perro y te diría: es muy bonito, ¿por qué no te compras uno? Por medio de tus palabras hemos compartido una pesca perceptiva en común: el perro. Creo así, de acuerdo con esta experiencia, que las palabras sirven, como las redes, para pescar cosas; y esto es posible, porque las palabras están dotadas de significados.
Se ha vuelto tradición afirmar que en la lingüística saussuriana se excluye al referente, mientras que en la concepción del signo defendida por Peirce, y por Ogden y Richards, se incluye el referente. Dicho de otra forma: Saussure sólo tiene en cuenta dos lados cuando concibe el signo, mientras que Ogden y Richards, y Peirce, tienen en cuenta tres lados. Yo no estoy de acuerdo con esta opinión. Y pongo un ejemplo. Pensemos en la palabra ‘mesa’ y concibámosla como Saussure. Por un lado, tendremos el significante /mesa/, y por otro lado, el concepto de mesa. Todo concepto lo es de un objeto. Así que si incluyo el concepto, incluyo el objeto de ese concepto. Dicho de otro modo: el significante se relaciona con el objeto significado por medio del concepto. No hay una relación inmediata entre el significante y el objeto significado, pero sí hay una relación mediata. Y el concepto representa esa mediación. Que la referencia del signo al referente no esté explícita en la concepción de Saussure, no indica que no esté presupuesta. Además es importante saber con qué finalidad un determinado pensador establecer una distinción, y en el caso de Saussure lo hizo para evitar concebir el signo como una nomenclatura, como una unidad externa entre la palabra y el objeto significado.
Según Mariano, en Zhuangzhi el significado se entiende por el uso que se hace de la palabra. También dice que Zhuangzhi concibe el significado como “intención” y que esto desliga a la palabra del objeto. Y por último, añade que la noción de intención significativa es más o menos idéntica a la noción significado-uso. Le digo a Mariano, y de paso a José Luis, que bajo unas mismas palabras, como por ejemplo ‘uso’, ‘intención’, ‘significado’ y ‘metáfora’, se pueden elaborar conceptos diferentes. También les comento que las expresiones lingüísticas se pueden estudiar en forma estática, en forma de objetos, tal y como lo hace Saussure, y así habla de significante y significado, y en forma dinámica, como hace Husserl, y así habla de intención significativa y de cumplimiento significativo. Toda percepción es percepción de algo, toda representación es representación de algo, todo deseo es deseo de algo, y toda significación es igualmente significación de algo. Así que la intención es un rasgo esencial de una de clase de actos, en el sentido que incluye la referencia a un objeto o situación objetiva. Y la distinción que en el ámbito de las expresiones lingüísticas establece Husserl es la siguiente: con las palabras apuntamos a un objeto pero no ponemos un objeto, mientras que con la percepción y la representación ponemos un objeto. También lo dice de esta otra manera: las intenciones significativas necesitan de cumplimiento, mientras que las percepciones y representaciones son intenciones cumplidas. Un ejemplo práctico aclarará mejor este aspecto: todo deseo es deseo de algo, como todo consumo es consumo de algo. Así que tenemos que tanto el deseo como el consumo son actos intencionales. Pero mientras el deseo es una intención que necesita cumplimiento, el consumo es una intención cumplida. En otra ocasión hablaré de la palabra como valor de uso.
6 de marzo de 2004.
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