¿Cree usted, a tenor de lo que ha sucedido en la Europa del Este, que el socialismo tiene futuro o es una estúpida utopía que habría ya que desechar? Marx tenía una concepción evolutiva de la historia humana. Dividió dicha historia en distintas fases de acuerdo con el modo de producción predominante: sociedad esclavista, sociedad feudal y sociedad capitalista. La sociedad esclavista nació y murió, por mucho que Aristóteles y los representantes teóricos del esclavismo pensaran que una sociedad sin esclavos era imposible que existiera. A la sociedad feudal le ocurrió lo mismo: nació y murió. También a los representantes teóricos de la sociedad feudal una sociedad sin siervos les parecía un imposible. Y la sociedad capitalista no puede ser menos: nació y debe morir. No sé cuándo, pero debe morir. Sé que a los representantes teóricos del capitalismo una sociedad sin capitalistas les parece una utopía, una meta inalcanzable, pero todo se andará. Por lo tanto, si el capitalismo ha de morir, un nuevo modo de producir la riqueza ha de ocupar su lugar, y esto no puede ser otro que el socialista.
De todos modos, no debemos concebir el advenimiento del socialismo como una realidad absolutamente nueva, sin huellas de épocas pasadas. Todas las sociedades capitalistas del mundo, incluidas las de reciente creación en la Europa del Este, son economías de transición: casi la mitad de la economía es de propiedad pública. Por lo tanto, el socialismo, aunque sea bajo la forma de propiedad estatal en la sociedad capitalista, es un hecho presente y no sólo un posible evento del futuro. Es cierto que hoy día, por causa de la regionalización y globalización de la economía, el libre capitalismo está experimentando un notable desarrollo, pero así y todo no supone la liquidación de la propiedad estatal ni su reducción por debajo del 48 por ciento. Por lo tanto, vivimos en la época de transición del capitalismo al socialismo.
¿No cree que El Capital de Karl Marx fue escrito para una época de sociedades capitalistas que ya no existe y que, en consecuencia, su pensamiento es una antigualla y un estorbo para la construcción de la sociedad del futuro? El Capital no es una teoría histórica sobre el capitalismo, sino una teoría lógica. Por medio de esa obra teórica aprendemos cómo la mercancía se transforma en dinero, el dinero en capital, y cómo el capital se divide en capital comercial, capital industrial y capital productor de interés. Pero resulta que la mercancía, el dinero y el capital siguen existiendo, incluso siguen desarrollándose nuevas formas económicos mercantiles capitalistas. Por lo tanto, mientras siga existiendo las mercancías, el dinero y el capital, seguirá siendo necesario el estudio de El Capital. Repito: El Capital no es el estudio de la historia del capitalismo europeo, sino el estudio de las formas mercantiles capitalistas.
¿No obstante, no cree que El Capital está lleno de utopías y que carece de rigurosa cientificidad? Debe ser que no le ha quedado claro lo que le dije anteriormente. El Capital no es el estudio de la sociedad socialista, lo dedicado al socialismo en este texto no llena tres páginas, sino el estudio de la sociedad capitalista. Marx estudió lo que existía, la sociedad capitalista, y no lo que no existía: la sociedad socialista. Y en lo que existía procuraba encontrar los gérmenes de lo que existiría en el futuro. Así, por ejemplo, halló en las sociedades anónimas una forma económica embrionaria de socialismo. Por consiguiente, El Capital no sirve para saber cómo debe ser la sociedad socialista, sino para saber cómo es la sociedad capitalista. Esta es una de las primeras exigencias que deben hacerse los marxistas: conocer a fondo la economía capitalista, que tiene mucha complejidad, y donde las apariencias invierten y ocultan lo que ocurre en el fondo de las relaciones humanas en la producción.
Convendrá conmigo que el capitalismo, aunque los marxistas han vaticinado su muerte desde hace mucho tiempo, goza de buena salud y está cosechando muchos éxitos, mientras que el socialismo acumula fracaso tras fracaso. ¿Qué piensa de todo esto? El capitalismo funciona relativamente bien en los países avanzados, mientras que en los países atrasados funciona bastante mal. De todos modos el capitalismo tiene cuatro siglos de existencia, mientras que el socialismo todavía no llega al siglo. El socialismo es todavía un bebé, un organismo económico social dando sus primeros pasos, y todavía estamos muy lejos de conocer a fondo la ley objetiva de su desarrollo. Además, el socialismo todavía no se ha producido, como tenía la esperanza Marx, en los países avanzados. Si tal cosa ocurriera, si el socialismo sobreviniera en los países más avanzados, el éxito del socialismo estaría casi asegurado y el capitalismo empezaría a quedar atrás. Felipe González, ex secretario general del Partido Socialista Obrero Español, solía decir que el capitalismo era el sistema menos malo. Pero esto no dejaba de ser una mera y cómoda posición contemplativa, puesto que él y los socialistas que lideraba jamás intentaron probar el sistema socialista y comprobar por ellos mismos si era un sistema superior al capitalismo.
Sé que para usted Marx es uno de los grandes pensadores de todos los tiempos. No obstante, en el ámbito académico e intelectual en general se ha convertido en un pensador marginal. ¿Qué opina al respecto? Marx ha sido desde siempre duramente atacado desde la derecha, pero también desde la izquierda reformista. Y sus más genuinos representantes han convertido su pensamiento en un entramado especulativo que no ayuda a percibir el mundo tal cual es. Hoy día, tanto en el ámbito de la filosofía como en el de la economía, domina el pensamiento superficial sobre el profundo. La filosofía anglosajona ha marginado a Hegel, al que tachan de pensador imposible de entender, cuando es el más grande filósofo de todos los tiempos. Y en el ámbito de la economía Adan Smith y David Ricardo son silenciados a favor de pensadores tan mediocres como Jevons. Y no sólo está marginado Marx, sino en general todos los pensadores profundos. Para recuperar a Marx habría que recuperar también a Hegel, a Adan Smith y a David Ricardo. También habría que recuperar buena parte de los pensadores encuadrados en el denominado socialismo utópico, en especial Proudhon. No nos damos cuenta que hay muchos marxistas que reconociéndose pertenecientes al ámbito del socialismo científico, no obstante, son menos científicos que lo que fue Proudhon en su tiempo. Por último, cabe señalar que dentro de las filas de la izquierda radical hay muchas personas que desprecian la formación teórica, que ignoran que para transformar el capitalismo en socialismo hay que estar muy preparados: no son conscientes que para estudiar El Capital hay que tener una sólida formación filosófica. Creo que no estamos a la altura de Marx, que todavía nos queda lejos, aunque muchos creen haberlo superado.
Demos un giro práctico. En la teoría todo parece de color de rosa, pero en la práctica hay muchos puntos negros. China, por ejemplo, aunque es un país bajo la dirección del Partido Comunista, está occidentalizándose e imitando el estilo de vida capitalista. De ahí que esa sociedad tenga cada vez menos de comunista. ¿No es eso cierto? A este respecto hay muchas cosas que aclarar. Pensemos en Deng Xiaoping. Vivía en un pequeño apartamento, vestía con el uniforme gris de siempre, y todas las mañanas barría la acera de su casa. Sin duda que bajo el punto de vista ético fue un hombre al que había y hay que admirar. La cuestión es que ese estilo de vida no podía ser propuesto como la aspiración de los trabajadores chinos en particular y de la sociedad china en su conjunto. El propio Deng Xiaoping se dio cuenta de este aspecto. El socialismo chino era pobre y había que convertirlo en un socialismo rico. De ahí que propusiera la sustitución del plan por el mercado como mecanismo económico para desarrollar las fuerzas productivas y la apertura al exterior. Ya Ilích Ulianov consideró en su tiempo que Rusia era bárbara y que debía aprender de las conquistas de la Europa capitalista. Así que no debemos considerar una aberración del comunismo que se quiera aprender de los avances del capitalismo, como, por ejemplo, en materia de administración científica. Aprender del capitalismo no significa ni debe significar obligatoriamente que uno se vuelva capitalista. En materia de construcción de la economía socialista se trata de saber quién sabe más de economía y no de si el ratón es blanco o es rojo. Y los ratones rojos debemos aprender de momento mucho del saber económico de los ratones blancos.
7 de marzo de 2005.
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