Ciudadano cero123, de economistas rojos, dice lo siguiente: “El valor de un bien surge del trabajo acumulado en el bien. Ahora supongamos que dicho bien resulta obsoleto o inútil, ya que nadie lo quiere, nadie lo demanda, por diversos motivos. Cómo puede argumentarse y defenderse que ese bien vale tanto ya que llevo tantas horas de trabajo. En el caso que se aceptase que dicho bien vale, digamos 10 euros ¿Si nadie está dispuesto a pagar por él, qué sentido tiene argumentar que vale 10 euros?”.
El valor de una mercancía no viene determinado por el trabajo acumulado en ella, sino por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. Ciudadano cero123 no tiene en cuenta dos diferencias claves en esta cuestión: la existente entre el trabajo humano abstracto y el trabajo concreto, y la existente entre el trabajo individual y el trabajo social. Si alguien produce algo inútil, algo que no quiere nadie, entonces su trabajo no es socialmente necesario. Y si su trabajo no es socialmente necesario, entonces su mercancía carece de valor. A este propósito Marx dice lo siguiente: “Para sacar el dinero de los bolsillos del comprador, la mercancía tiene que ser ante todo valor de uso para el poseedor del dinero, o sea, el trabajo gastado en ella tiene que haberse gastado en forma socialmente útil o confirmarse como eslabón de la división del trabajo”.
Hay a este respecto otra idea de Marx bastante interesante. Supongamos que el trabajo de un determinado tejedor se confirma como un eslabón necesario de la división social del trabajo, aún así no puede confirmarse que la tela que lleva a la venta se realice como valor. “Si la necesidad social de la tela, que tiene sus límites como todo lo demás, viene ya satisfecha por tejedores rivales, el producto de nuestro amigo resulta sobrante, superfluo y, con ello, inútil”. Marx no concibe el valor separado del valor de uso, como si su teoría supusiese la negación del valor de uso, esto es una lectura errónea Y si es superfluo y con ello inútil, el trabajo de nuestro tejedor no es socialmente necesario. Y si no es socialmente necesario, carece de valor. Marx no concibe el valor separado del valor de uso, como si su teoría del valor supusiese la negación del valor de uso, como así lo creen sus detractores como muchos de sus defensores. Escuchemos a Marx de nuevo: “Por una parte, las mercancías tienen que realizarse como valores antes de que lo hagan como valores de uso. Por otra parte, tienen que comprobar su valor de uso antes de poder realizarse como valores. Pues el trabajo humano gastado en ellas sólo cuenta en tanto se ha gastado en forma útil para otros. Y el que sea útil para otros, que su producto satisfaga, por lo tanto, necesidades ajenas, sólo puede demostrarlo en el intercambio”. Como puede observarse, el concepto de trabajo socialmente necesario, que todo el mundo usa como si lo comprendiera con soltura, tiene mucha tela que cortar y es más complejo y dificil de asimilar de lo que se piensa en los círculos marxistas.
Veamos ahora la diferencia entre el trabajo individual y el trabajo social. Un tejedor manual inglés produce 100 metros de tela en ocho horas de trabajo. Pero tras la introducción del telar a vapor, para producir 100 metros de tela sólo se necesitan 4 horas de trabajo. El tejedor manual seguirá incorporando 8 horas de trabajo a 100 metros de tela, pero el producto de su hora de trabajo individual no representa ahora más que media hora de trabajo social. Así que una cosa es el trabajo individual incorporado a una mercancía y otra bien distinta es el trabajo social que representa. En el caso de la tela producida con el telar a vapor, el trabajo social que representa coincide con el trabajo individual incorporado a la tela; mientras que en el caso del tejedor manual, el trabajo social que representa es la mitad del trabajo que el tejedor ha incorporado a la tela. Para una mayor aclaración de estas determinaciones puede leerse mi trabajo “La transformación de la mercancía en dinero”, donde la teoría del valor de Marx se estudia en sus múltiples detalles e interacciones. Yo sigo insistiendo en lo mismo: las ideas elementales de El Capital, sus primeras ideas, son más desconocidas de lo que se dice y se piensa. O sólo se conocen de forma unilateral y superficial.
28 de febrero de 2006.
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