domingo, 3 de junio de 2007

Constitución y cambio de significado en los fenómenos sociales: la inmigración africana en Canarias

Como figura en el resumen, mi participación en esta Mesa Redonda se desarrollará en dos vertientes. Por una parte, analizaré un fenómeno social concreto: la inmigración africana en Canarias. Pretendo con este análisis hacerme con una idea clara de qué debo entender por significado de un fenómeno social, cómo se establece y cómo cambia. Y por otra parte, reflexionaré sobre algunos conceptos básicos  que usaré para representarme científicamente el fenómeno social en cuestión.

1.1. Aspectos metodológicos. Sobre cualquier cosa como sobre cualquier concepto se pueden decir muchas cosas. No se trata de decir todo lo que se sabe de las cosas y de los conceptos, sino lo que viene al caso y es necesario al caso. Y lo que viene y es necesario al caso lo llamaremos pertinencia. 
Toda investigación o análisis teórico siempre se encuentra en un determinado estadio de desarrollo. De manera que habrá fundamentos previos no explícitos en el análisis y habrá aspectos todavía sin desarrollar. Supongamos que tenemos un grupo de albañiles que tiene como tarea hacer los cimientos, levantar las columnas y construir los techos y las paredes de un edificio. A este grupo no se le podrá pedir cuenta de cómo han sido elaboradas las materias primas que ha empleado en cubrir sus objetivos, el cemento, el hormigón y los bloques, como tampoco se le podrá pedir cuenta de aquello que corresponde a otro estadio de desarrollo más avanzado: montar las ventanas o hacer la instalación eléctrica.
Así que dos aspectos deben ser considerados bajo el punto de vista del método en la evaluación de los trabajos teóricos: la pertinencia de los aspectos destacados y el estadio de desarrollo en el que se encuentran las ideas.
1.2. Sobre el significado. El significado lo entenderé como Saussure, esto es, como concepto. Por concepto entiendo, entre otros contenidos, la visión de conjunto de las cosas. Cualquier cosa, por ejemplo, un edificio, tiene muchos lados. Y es misión del concepto reflejar esta multiplicidad de lados de las cosas.  Del mismo modo entenderé el significado de un fenómeno social: compuesto de múltiples contenidos significativos.
Trato de este modo de evitar un error muy corriente. Supongamos que tenemos una fotografía del frontis de un edificio y otra fotografía de uno de los laterales del mismo edificio. Nadie dirá que son dos edificios o que los fotógrafos ven edificios distintos. Esto sería pensar de forma muy ligera. Diríamos sencillamente que cada fotógrafo captó un lado distinto del mismo edificio. Igual ocurre con  los fenómenos sociales: no es que para cada agente social el fenómeno social en cuestión tenga un significado distinto, sino que capta un contenido significativo distinto. De ahí que el significado del fenómeno social lo entendamos como el conjunto de los contenidos significativos expresados  por la totalidad de los agentes sociales.
1.3. Sobre la percepción. Mientras que la sensación constituye un reflejo de indicios aislados del mundo, la percepción constituye un reflejo de objetos o situaciones objetivas. El mundo no está sólo compuesto de manchas de colores, sonidos y olores, sino de objetos o totalidades objetivas. Y es misión de la percepción el reflejo de los objetos o de las totalidades.
La percepción supone además la participación mancomunada de todos los sentidos y la síntesis de sensaciones sueltas en sistemas de conjunto. De las naranjas, por ejemplo, conocemos su apariencia cromática, la textura de su piel, su olor y su sabor. De manera que cuando sólo la vemos, se produce una síntesis de todas las sensaciones sueltas que tenemos de la naranja en un sistema de conjunto.
Vemos que hay proximidad esencial entre percepción y concepto, ambos se refieren a la totalidad y a la visión de conjunto.  ¿Qué diferencias hay entonces entre percepción y concepto? Las siguientes: Por medio de la percepción identificamos a un  objeto y lo incluimos en determinada categoría, mientras que por medio del concepto elaboramos dicha categoría.
Sabemos además que hay una relación de mediación entre percepción y concepto. La percepción de un objeto está mediada por el concepto del que dispongamos de dicho objeto, y el concepto de un objeto se elabora con las percepciones y representaciones que tengamos de dicho objeto.
1.4. Bañistas solidarios. El 31 de julio de 2006 en LA VANGUARDIA.es  podía leerse la siguiente noticia: “Por encima de leyes y papeles, la inmigración es un terrible drama humano que hoy en día se ha convertido en una aventura a vida o muerte. Los bañistas que se encontraban disfrutando ayer de un día de playa en La Tejita, en el municipio tinerfeño de Granadilla, parecieron plenamente consciente de ello y no se quedaron indiferentes ante la situación cuando vieron llegar un cayuco repleto de inmigrantes a la orilla. La mayor parte de los presentes corrió a socorrer a los recién llegados, dado el estado del desfallecimiento que presentaban muchos de ellos, entre los que se encontraban menores y al menos una mujer. Los bañistas les ayudaron a salir del agua y les socorrieron sobre la arena, ayudándoles a beber y extendiendo y manteniendo las toallas de playa sobre ellos para procurarles sombra.
Algunos de los presentes llegaron a introducir sus vehículos todoterrreno en la playa para ayudar a trasladar a los inmigrantes que se encontraban en peor estado. Tras la primera ayuda de los bañistas, efectivos de la Cruz Roja, Policía Nacional y Guardia Civil acudieron a la playa de la Tejita para hacerse cargo de los inmigrantes. Según testigos presenciales, una vez que la Cruz Roja se hizo cargo de la situación, las personas presentes en la playa estallaron en un aplauso y se felicitaron entre sí por la acción realizada.
1.5. Percepción práctica y percepción contemplativa. Compararé la percepción de los bañistas solidarios con la percepción de un miembro de la clase media, de ideología conservadora, que contempla el mismo hecho sentado en el salón de su casa viendo la televisión. La percepción que tienen los bañistas del cayuco aproximándose a la orilla los mueve a la acción, mientras que la percepción que tiene el miembro de clase media de las imágenes televisivas de los mismos emigrantes no lo mueve a la acción. Estas dos percepciones no se distinguen por sí mismas, por ser modalidades subjetivas distintas de percibir,  sino por la modalidad distinta de existencia  del objeto percibido. En el primer caso los inmigrantes existen en carne y huesos, mientras que en el segundo caso sólo existen como color. Y esta distinta forma de existencia del objeto percibido es la que hace que en el primer caso la percepción mueva a la acción y en el segundo caso no.
1.6. Multilateridad y unilateralidad  del conocimiento sensible. Los bañistas no sólo ven a los inmigrantes africanos, sino además los huelen, oyen sus voces y tocan sus manos y sus frentes. En este ámbito la percepción se presenta de acuerdo con uno de sus rasgos esenciales: la participación mancomunada de todos los órganos de los sentidos. Observemos ahora la clase de percepción que experimenta el miembro de la clase media que sentado en el salón de su casa contempla la escena por televisión: sólo puede participar su órgano de la vista; sólo percibe a los inmigrantes como color, ni los oye, ni los huele, ni los toca.  Así que dependiendo del modo de existencia del objeto percibido, así será la modalidad de la percepción: como participación mancomunada de todos los sentidos o como participación de un solo sentido.
1.7. La percepción colectiva y la percepción privada. La percepción de los bañistas es una percepción compartida, social, colectiva. La percepción despierta en ellos sus sentimientos humanitarios y corren sin pensarlo a ayudar a los inmigrantes. Los mueve los sentimientos, no la razón. Sólo piensan en sacarlos del agua, en darles de beber y comer, y en darles sombra. Se sienten conmovidos y afectados por el drama de estas personas. Y cuando ellos ya no están, cuando la Cruz Roja y la Policía Nacional ya se los han llevado, rompen en un aplauso. Se sienten unidos y por una buena causa.
Pensemos ahora en la percepción del miembro de la clase media. Esa noticia de la que le informan, que unos inmigrantes llegaron a la playa de la Tejita, es un momento pasajero, detrás de esa noticia vienen más. Y su acto es un acto de privacidad. No se siente unido a nadie ni vive la unidad con nadie. Esta división de la percepción en colectiva y privada es una determinación social.
1.8. Percepción e impresión. Al bañista la experiencia que ha tenido le ha impactado, le ha dejado una honda huella, y cuando ha llegado a su casa se lo ha contado a sus familiares, y ha llamado a sus amigos y también se los ha contado. Ha cenado y ha seguido hablando de los inmigrantes africanos. Ha exclamado con hondo sentimiento: ¡Es una injusticia que esa gente muera de hambre mientras nosotros tiramos comida a la basura! ¡Habría que hacer algo! Y por la noche, mientras dormía, no cesó de invadirle la experiencia: las imágenes de aquellos pobres negros desfallecidos.  Mientras que al miembro de la clase media la noticia no le impactó, apenas le preocupó, y la información que dieron después sobre el fútbol borró o cubrió la pequeña y leve huella que le dejó aquel drama. Esta distinción entre percepción con impresión y percepción ausente de impresión es una distinción psicológica.
1.9. El significante. Pensemos en el significante /mesa/ y pensemos en todas las mesas existentes en la actualidad y en las que han existido durante los últimos cien años. Comparemos  ambos seres: el significante /mesa/ y las mencionadas mesas. El significante /mesa/ es uno y el mismo, mientras que las mesas son muchas y variadas. Esta es la contradicción que quiero presentar: la existente entre el significante, que es uno y el mismo, y el objeto significado, que son muchos y distintos.
Quiero trasladar la misma reflexión al ámbito del fenómeno social que investigo: la inmigración africana en Canarias. Debo preguntarme si hay una imagen que pueda cumplir el papel de ser una y la misma y así convertirse en el significante  de dicho fenómeno social. Debe ser una imagen que se repite mucho, que es regular, casi habitual. Y existe esa imagen: es la de un cayuco llegando a las costas canarias repletos de inmigrantes africanos. Le formulé a mi hija y a mi pareja cuál sería para ellas la imagen más representativa de la inmigración africana. Y ambas respondieron lo mismo: los negros con cara de asustados en las pateras o cayucos. Esa imagen, la del cayuco lleno de inmigrantes africanos, se ha convertido en el significante icónico de la inmigración. Cumple la condición esencial del significante: ser uno y el mismo frente a la multiplicidad y variedad de los objetos significados.
1.10. Los contenidos significativos en los agentes prácticos y contemplativos. Hemos hablado de dos clases de agentes sociales: aquel que vive directamente la experiencia de la llegada de los inmigrantes y aquel que la percibe en el televisor. En función de esta diferencia de vivencias, en el primer agente  social se produce aceptación y acogimiento, mientras que en el segundo se produce rechazo y demanda de expulsión. Y en base a esta diferencia de sentimientos, los contenidos significativos también son distintos: para el primer agente el inmigrante africano significa pobreza y necesidad, mientras que para el segundo significa inseguridad y preocupación.
1.11. Los contenidos significativos mediados por la concepción. La inmigración africana constituye uno de los  problemas económicos y políticos más importantes que enfrenta la sociedad española. De hecho la inmigración figura como el segundo problema más importante para los españoles. La inmigración africana supone no sólo la llegada de las pateras a las costas canarias, sino la búsqueda de un puesto de trabajo y de una vivienda, y su asistencia sanitaria y su asistencia escolar en el caso de que tengan  hijos.
La izquierda y la derecha tienen una concepción distinta de la inmigración africana. La persona de izquierda concibe que la pobreza de África es un resultado histórico del colonialismo europeo occidental y, en consecuencia, piensa que Occidente está obligado a reparar el daño causado. De ahí que defienda que los países ricos deban hacer inversiones en los países pobres y condonar la deuda. Por el contrario, la persona de derecha concibe que la pobreza de los pueblos africanos es culpa de sus propios gobernantes y que Europa occidental no tiene ninguna deuda histórica con ese continente.
Esta distinta concepción provoca que la persona de izquierda mire con buenos ojos a los inmigrantes africanos y la persona de derecha con malos ojos. También los contenidos significativos destacados son distintos: la persona de izquierda ve en el inmigrante africano la consecuencia de la política colonial e imperialista de Occidente, y la persona de derecha ve a unos pobres desgraciados que no saben gestionar los recursos que han tenido y tienen.
1.12. Los cambios de significados. Los cambios de significados en el fenómeno social de la inmigración que estamos analizando se pueden producir por tres causas: una, porque cambie la relación entre el pueblo inmigrante y el pueblo receptor, dos, por experiencias ocasionales en los agentes del pueblo receptor con miembros de los pueblos inmigrantes, y tres, por cambios en los conceptos en los agentes del pueblo receptor.
Primera causa de cambio. El pueblo receptor tiene una determinada capacidad de acogida. Si el número de inmigrantes que llega a las costas canarias supera el número razonable y hace imposible una vida estable, el pueblo receptor cambiará su percepción. A partir de ese momento los inmigrantes empezaran a significar algo distinto a lo que significaban: de ser signo de pobreza a ser signo de inestabilidad y preocupación.
Segunda causa de cambio. Puede suceder que uno de los bañistas de la playa de la Tejita tuviera un mal concepto de los inmigrantes africanos. Pero al verlos de cerca, al verse impelido a ayudarlos, al percibir su sufrimiento y desgracia, su percepción cambia. De manera que ahora los inmigrantes africanos pasan a ser signo de desgracia y necesidad de auxilio. También puede suceder que una persona que ha simpatizado de siempre con los inmigrantes africanos tenga con alguno de ellos un episodio violento. A partir de ese momento su percepción cambia y los inmigrantes africanos empiezan a ser signo de inseguridad.
Tercera causa de cambio. Supongamos que una persona tiene una concepción de derecha sobre los inmigrantes. Supongamos ahora que esta persona lee un libro sobre la inmigración y la relación entre los pueblos ricos y los pueblos pobres de un autor marxista. Queda impactado y sorprendido de cómo los países ricos explotan a los países pobres y cómo esto sólo genera infelicidad y un mundo no humano. A partir de entonces, y por causa de un cambio de concepción, empieza a percibir a los inmigrantes africanos de otro modo. Ahora los inmigrantes africanos se han convertido en signos de pobreza  y de explotación.
1.13. Los nombres. Coincido con Magariños que poner nombre a las cosas debió ser el primer acto semiótico. Así al menos ocurre cuando enseñamos a los niños a hablar. Le señalamos con el dedo el objeto y le decimos: “mesa”. El niño vincula la percepción de determinados objetos con los nombres. Tal vez el nombre va sustituyendo progresivamente al dedo. Al principio el niño señala el objeto con el dedo sin capacidad de nombrarlo. Después lo señala y lo nombra. Hasta que por último sólo lo nombra. Con este último paso diremos que el niño ha liberado al nombre de la percepción. Este es el nombre aprendido en su modalidad ostensiva.
Hablemos ahora del nombre como objeto del concepto. Aquí ya no decimos como se llama el objeto que tenemos delante de los ojos sino qué es dicho objeto. Por ejemplo, ¿qué es una mesa? Nos vamos al diccionario y leemos: mueble compuesto por un tablero horizontal sostenido por uno o varios pies y que sirve para comer, estudiar, etcétera. Este es el nombre aprendido en su modalidad de objeto del concepto.
Pero analicemos el papel de los nombres  en el ámbito de los fenómenos sociales. Patera y cayuco son los nombres de las dos clases de embarcaciones que utilizan los inmigrantes africanos para arribar a las costas canarias. Si preguntáramos a los canarios cuáles serían para ellos la palabra más hegemónica e identificativa, tal ves la más regular, de los inmigrantes africanos, la mayoría dirían cayuco y patera. Hay varias razones que lo explican, pero con una de ellas no basta en principio. Cuando por la radio o la televisión nos informa de estos eventos, los periodistas dicen: en el día de ayer dos cayucos con inmigrantes subsaharianos llegaron a la playa de Arguineguín en la isla de Gran Canaria. O esto otro: dos pateras con inmigrantes subsaharianos fueron interceptadas cerca de la isla de Lanzarote.
Tanto la palabra “patera” como la palabra  “cayuco” podemos entenderlas al principio como nombres en su modalidad ostensiva y en su modalidad de objeto del concepto, pero también puede ser entendida en su papel específico en el fenómeno concreto de la inmigración africana en Canarias. Podemos entenderla como puertas que nos abren un universo léxico, una red de relaciones semiológicas, un conjunto de imágenes de la inmigración africana.  
1.14. Ver y representar. En el capítulo II del libro I de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, en la página 82, Editorial Castalia, S.A., 1987, puede leerse lo siguiente: “Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas, destas que llaman del partido, las cuales iban a Sevilla con unos arrieros que en la venta aquella noche acertaron a hacer jornada, y como a nuestro aventurero todo cuanto pensaba, veía o imaginaba le parecía ser hecho y pasar al modo de lo que había leído, luego que vio la venta se la representó que era un castillo con sus cuatro torres y chapiteles de luciente plata, sin faltarle su puente levadiza y honda cava, con todos aquellos adherentes que semejantes castillos se pintan”.
Dos ideas claves me interesan en este texto: una, que a Don Quijote todo lo que veía le parecía ser hecho y pasar la modo de lo que había leído, y dos, que viendo una venta se la representó que era un castillo. Cómo quiero analizar estas ideas desde la perspectiva de la Semiótica de los bordes, recordemos lo planteado por Magariños.
En la página 4 de su ponencia puede leerse lo siguiente: “Pero ahora, lo que propongo a los lectores es que me acompañen en la exploración de la interpretación, en cuanto trabajo necesario para la producción de la transformación. Una interpretación transformadora habrá de consistir en la producción de otro significado derivado del anterior, que ya no será el mismo, y, por tanto, en otra posibilidad de percepción del anterior fenómeno social, que ya no será el mismo”. Y en la página 5 puede leerse esto otro: “La segunda situación es aquella en la cual alguien imagina algo. La capacidad de imaginar depende de la posibilidad de actualizar recuerdos de efectivas percepciones sensoriales precedentes. Se mezclan, se transforman para construir un imaginario posible, pero en definitiva su materia prima (mnemónica) preexiste”.
En el caso de Don Quijote podemos decir que en su persona se da, por una parte, el imperio de la representación sobre la percepción, y por otra parte, que esa representación está alimentada fundamentalmente de libros fantásticos de caballería  en vez de por percepciones del mundo real y existente. De manera que sobre una percepción actual se edifica la representación de un objeto inexistente: sobre la percepción de la venta se edifica la representación de un castillo. Estos cambios son sólo de naturaleza fenoménica, sólo ocurren en la subjetividad de Don Quijote, no en la realidad exterior. Esta distinción entre mundo real y mundo imaginado o representado lo expresa Cervantes cuando en la página 83, después que Don Quijote llamara doncellas a las mozas, dice lo siguiente: “Mirábanle las   mozas, y andaban con los ojos buscándole el rostro, que la mala visera le encubría; mas como se oyeron llamar doncellas, cosa tan fuera de su profesión, no pudieron tener la risa”. Se reían de Don Quijote justamente porque el mundo que él se representaba no existía como exterioridad, y para sostener y mantener ese mundo inexistente era fundamental las operaciones nominativas: llamando doncella a una mujer de partido (prostituta).
1.15. Nombre y representación. Sobre este respecto haré dos pequeñas reflexiones. La primera reflexión atañe al quehacer de los escritores: hay un sector de ellos que se esmera en una descripción pormenorizada de lo que relatan, y hay otros que no lo hacen. En el primer caso el lector tiene una representación dirigida y detallada del lugar donde ocurren los hechos, mientras que en el segundo caso el lector debe representarse por sí mismo el lugar donde ocurren los hechos. No sabríamos decir en principio en cuáles de los dos casos la representación es más rica: depende del conocimiento del lector. Tal vez cuando estamos pendientes de las acciones de los protagonistas, la representación al detalle del lugar donde ocurren los hechos es muy secundaria. De hecho si le pedimos a alguien que nos cuente una película que haya visto,  en general se centrará en las acciones de los protagonistas y no en la descripción del lugar donde ocurren los hechos. Hago esta pequeña reflexión por qué no sé en principio cómo podría afectar al cambio en el significado de los fenómenos sociales la correlación existente entre nombre y representación. Debemos preguntarnos cuánto dejamos atrás cuando describimos un fenómeno social y que correlación existe entre los agentes sociales de dicho fenómeno social y el lugar o espacio donde ocurren los hechos. Tal vez, como ocurre en el caso de la inmigración africana en Canarias, el elemento físico geográfico, la determinación espacial, sea esencial en la descripción del fenómeno.
La segunda reflexión tiene que ver con el problema de cómo llamar a Don Quijote: ¿Alonso Quijano o Don Quijote de la Mancha? Podríamos decir en principio que el nombre de Alonso Quijano es el nombre real del personaje de la historia contada por Cervantes y se corresponde con la percepción, mientras que el nombre de Don Quijote es el nombre inventado por Alonso Quijano y se corresponde con la representación que él se hace de sí mismo. Se trata sencillamente de observar que hay esa dualidad en la nominación: hay un nombre para la percepción y otro para la representación. Hemos supuesto que en la subjetividad de Alonso Quijano se daba el imperio de la representación sobre la percepción, de ahí su afán por cambiarle el nombre a todo el mundo, mientras que para quienes lo conocían y sabían de su locura se imponía la percepción sobre la representación y veían en Alonso Quijano sólo a Alonso Quijano y sólo bajo ese nombre lo reconocían.  También en este caso la reflexión sobre el significado de los fenómenos sociales me lleva a pensar sí en la representación que de los mismos tienen ciertos agentes sociales se hace necesario un cambio de nominación o no. O tal vez debo pensar que sólo cuando esto ocurre, cunado hayan cambio de nominación, es cuando realmente se ha producido un cambio de significación en el fenómeno social en cuestión. No dispongo de más tiempo para ahondar más detalladamente en estas dos últimas cuestiones. Así que doy por acabada mi intervención. Muchas gracias por la atención prestada.

Francisco Umpiérrez Sánchez














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