Título: Intuición y concepto
Subtítulo 1: ¿No hay percepción sin concepto?
Subtítulo 2: ¿No hay percepción sin significación?
Fuente
Autor: Inmanuel Kant
Texto: La lógica trascendental de Crítica de la razón pura
Con este trabajo someteré a crítica lo que considero dos extremismos del pensamiento. Uno se manifiesta en el ámbito de la filosofía y contiene la siguiente afirmación: no existe percepción sin conceptualización. Y el segundo se manifiesta en el ámbito de la semiótica y contiene esta otra afirmación: no hay percepción sin significación o no hay percepción sin signo. Tanto en un extremismo como en el otro la mediación se convierte en dominio absoluto.
Las dos fuentes del conocimiento
Para Kant el conocimiento humano surge básicamente de dos fuentes: la primera es la facultad de recibir representaciones, y la segunda es la facultad de conocer un objeto a través de las representaciones. A la primera la llama receptividad de las impresiones o intuición y a la segunda espontaneidad de los conceptos.
Pera estas dos fuentes desempeñan dos funciones totalmente diferentes: la primera tiene como función darnos un objeto y la segunda tiene como función pensarlo. Y de aquí se concluye que la intuición necesita del pensamiento y que el pensamiento necesita de la intuición. Aclaremos entonces en qué consiste esta necesita mutua.
A juicio de Kant un pensamiento sin intuición es vacío y una intuición sin concepto es ciega. Baste sólo señalar que el atributo de ciego aplicado a la intuición sin concepto es la causa del extremismo. Debemos pensar que en los animales se da la primera fuente de conocimiento, la intuición, pero no la segunda, el concepto. Y podemos concluir, de acuerdo con la experiencia de la vida animal, que la intuición de los animales no es ciega. Si por intuición ciega entendemos un comportamiento que no ha sido pensado, un comportamiento determinado por la pura necesidad, entonces diremos que el comportamiento de los animales es ciego. Pero debe quedar claro que aún así, aunque los animales vivan bajo el imperio de las necesidades, su percepción sensible no puede ser catalogada de ciega. (Debe señalarse que en los animales se dan ciertas formas de pensamiento, pero no se da el pensamiento conceptual).
Insistiendo sobre la necesidad mutua de las intuiciones y de los conceptos
Según Kant es necesario hacer sensibles a los conceptos, esto es, añadirles el objeto de la intuición, como también es necesario hacer inteligibles las intuiciones o las percepciones, esto es, someterla a los conceptos. Hay que señalar con rigor qué le proporciona la intuición a los conceptos: objetos. Y del mismo modo hay que destacar con rigor qué le proporciona los conceptos a las intuiciones: inteligibilidad. Luego, las intuiciones sin conceptos son no inteligibles, pero no dejan de cumplir con su función propia: dar un objeto e identificarlo.
Las dos capacidades no pueden intercambiar sus funciones
El entendimiento, el pensamiento o el concepto no pueden intuir nada, no pueden darnos objetos. Y sin objeto el pensamiento carece de referencia objetiva. Y por su parte los sentidos no pueden pensar nada. Este aspecto no queda destacada con claridad por parte de los representantes de los extremismos filosóficos y semiológicos: sencillamente que los sentidos no pueden pensar, pero pueden seguir cumpliendo su función básica: dar a los seres humanos no sólo los objetos de sus pensamientos sino también los objetos de sus acciones. Y nos lo advierte Kant: no se debe confundir la contribución de cada una de las fuentes del conocimiento humano.
Conclusión
Debe quedar claro en principio los siguientes puntos: uno, bajo el punto de vista del origen del conocimiento el punto de partida es la sensibilidad o el conocimiento mediante los órganos de los sentidos; dos, por medio de los conceptos los objetos de los sentidos se vuelven inteligibles; tres, los conceptos mejoran la percepción pero no la suplantan; cuatro, la percepción no recibe su función de los conceptos; quinto, la vida animal es la prueba de que la percepción es posible sin conceptualización; sexto, una cosa es afirmar que mediante el concepto los objetos de la percepción se vuelven inteligibles y otra muy distinta es presentar la conceptualización como posibilidad de existencia de la percepción.
Aunque resulte en parte repetitivo he de reproducir con ciertas modificaciones cinco de estos seis puntos, pero esta vez apuntando críticamente al extremismo semiótico. Uno, por medio de los signos el ser humano puede conocer un mayor número de aspectos en los objetos dados por la intuición; dos, los signos mejoran los rendimientos de la percepción pero no suplantan su función; tres, la percepción no recibe su función de los signos; cuatro, la vida animal es prueba de que la percepción es posible sin la mediación de los signos; y quinto, una cosa es afirmar que mediante los signos se mejoran los rendimientos cognitivos de la percepción y otra muy distinta es presentar los signos como posibilidad de existencia de la percepción.
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