viernes, 13 de mayo de 2011

Sensación y percepción

Fuentes teóricas: Luria y Husserl


Las percepciones no son posibles sin sensaciones. Podríamos afirmar que las sensaciones son el material con el que trabajan las percepciones. Pocos autores se cuidan de diferenciar con claridad las percepciones de las sensaciones y los toman como si fueran procesos psicológicos idénticos. El objeto de este trabajo es establecer sus diferencias así como su especial relación. Primero recurriremos a Alexander Romanovich Luria y después a Edmund Husserl. Los conceptos deben estar siempre en continuo proceso de enriquecimiento.




El prisma de Luria



(Referencia: Capítulo II de Sensación y Percepción)



Conviene rescatar el concepto de reflejo para la teoría del conocimiento. Es un concepto fundamental en la epistemología marxista. Debemos considerar que los seres humanos tienen distintas formas de reflejar la realidad: las sensaciones, las percepciones, las representaciones y los conceptos. Las sensaciones es la forma más elemental de reflejar la realidad, mientras que los conceptos es la forma más elevada y profunda de hacerlo.  Los animales participan de las tres primeras formas de reflejo de la realidad: las sensaciones, las percepciones y las representaciones. Cabe destacar que las representaciones se suceden en los animales de forma espontánea, en los sueños, o de forma instintiva, en la búsqueda de los alimentos. No pueden producirse de forma intencional porque carecen de lenguaje. También es importante señalar que las sensaciones, las percepciones y las representaciones son tres funciones psicológicas que en los seres humanos experimentan una modificación esencial por causa de la mediación del lenguaje.



Las sensaciones son procesos mediante los cuales los seres humanos reflejan indicios sueltos del mundo exterior y señales que indican el estado de su organismo. Cabe destacar aquí en primer lugar el concepto de proceso, señalar que las sensaciones no son estados sino procesos, nos proporciona una visión dinámica de las sensaciones. Evitamos así la visión estática o metafísica del mundo y de sus hechos y situaciones. Cabe en segundo lugar destacar los conceptos de indicios sueltos y de señales.



Pero los seres humanos no viven en un mundo constituido por manchas de colores, sonidos y olores sueltos, e indicios mecánicos aislados. Así no es el mundo. El mundo está constituido por objetos y complejos de objetos. De manera que los seres humanos necesitan producir imágenes íntegras de la realidad, necesitan reflejar los objetos en su totalidad. Esto sólo es posible mediante las percepciones. Las percepciones son procesos mediante los cuales los seres humanos sintetizan las sensaciones sueltas en complejos sistemas de conjunto. Así que frente a indicios sueltos y señales, que es lo que nos proporcionan las sensaciones, tenemos complejos sistemas de conjunto, que es lo que nos proporcionan las percepciones.



El prisma de Edmund Husserl



(Referencia: Sección 14 de  la investigación quinta de Investigaciones Lógicas)



En esta sección Husserl rebate las objeciones de Paul Natorp a la delimitación de las vivencias intencionales como una clase de vivencias descriptivamente fundadas. La tarea de Edmund Husserl a lo largo de todas sus investigaciones se enmarca en dos ámbitos: psicología descriptiva y fenomenología. Advierto que cuando hablamos de fenomenología de la mano de Edmund Husserl no hablamos de nada oscuro y extraño, sino de cosas muy evidentes y muy claras. El lector tendrá la oportunidad mediante este pequeño trabajo de comprobarlo.



Afirma Natorp que si bien es posible imaginar el sonido sin un yo que lo oiga, es imposible concebir un oír  sin pensar en el sonido. Y Husserl le da la razón: el oír no puede separarse del oír el sonido, como si pudiese ser algo sin el sonido. Pero esto no quita, advierte Husserl, que no debamos distinguir el sonido oído (el objeto de la percepción) de oír el sonido (el acto de la percepción). Esta diferencia, aunque es muy elemental, no siempre se mantiene clara.



Dice Natorp que no es posible sorprender a la conciencia sin la existencia de un contenido para ella. Y Husserl no le quita la razón, pero nos advierte que la expresión “existencia de un contenido para la conciencia” exige un análisis fenomenológico más amplio. En primer lugar vienen las diferencias en el modo de percibir: el contenido existe para mí aisladamente o en medio de un todo, de forma principal o de forma accesoria. Pero la principal diferencia que Husserl señala es la siguiente: la existencia del contenido en el sentido de la sensación consciente y la existencia del contenido en el sentido de objeto de la percepción.



Para aclarar y fundamentar estas diferencias Husserl recurre a un ejemplo.

Enumeraré las distinciones. Primera distinción: Veo una caja, que como todas las cajas tiene ocho caras, pero no veo mis sensaciones. Aunque esta distinción sea elemental algunos filósofos hablan como si la percepción tuviera como objeto las sensaciones. Confunden el papel de las sensaciones. Segunda distinción: aunque le demos muchas vueltas a la caja y la pongamos de mil maneras, vemos siempre una y la misma caja. Tenemos siempre el mismo contenido de conciencia si por contenido de conciencia entendemos en este caso el objeto de la percepción. Tercera distinción: Tengo en cambio un nuevo contenido de conciencia por cada posición que adopte la caja. Y si la caja la ponemos en 100 posiciones distintas, tendré 100 contenidos de conciencia distintos. Conclusión: son vividos contenidos muy diversos y es percibido el mismo objeto. Dicho de otro modo: el contenido vivido no es el objeto percibido.



Para fundamentar un poquito más estas ideas, retomemos la distinción primera. Cuando vemos una caja, no vemos nuestras sensaciones. Las sensaciones las vivimos, pero no aparecen en el fenómeno perceptivo; mientras que el objeto de la percepción aparece pero no lo vivimos.  Señala Edmund Husserl que pertenece a la esfera de la vivencia el que creamos aprehender un mismo objeto en medio de los cambios vividos. Bertrand Russell, de forma muy equívoca, presente este hecho como la contradicción entre apariencia y realidad. Llama a la variedad de los contenidos vividos apariencias del objeto, y al hecho de que el objeto de la percepción sea uno lo llama realidad. 



La explicación de por qué la conciencia cree estar aprehendiendo un mismo objeto bajo el continuo cambio de los contenidos vividos lo dejaré para otro momento. Husserl después de lo dicho señala  que no se puede encontrar nada más evidente que la diferencia entre contenidos y actos; y más especialmente la distinción entre contenidos de la percepción, en el sentido de las sensaciones expositivas, y actos de la percepción, en el sentido de la intención apercipiente, intención que constituye, en unidad con la sensación apercibida, el pleno acto concreto de la percepción.



Recapitulemos. En el pleno acto concreto de la percepción debemos distinguir tres factores: el objeto de la percepción, el contenido de la percepción y la intención apercipiente. Y aclarar que el contenido de la percepción está constituido por las sensaciones expositivas. Las sensaciones pueden ser entendidas como los sillares de la percepción, y la percepción debe ser entendida como el carácter de acto que anima a las sensaciones.










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