Tomás Siruja nos invita a leer la definición de lo abstracto y lo concreto que figura en el Diccionario soviético de Filosofía, Ediciones Pueblo Unido, Montevideo 1965. A Tomás le parece muy buena síntesis o muy buena explicación. Yo estoy de acuerdo. Pero le pongo dos objeciones: una, la explicación se mueve en el plano puramente abstracto, sin ejemplos que ilustren las afirmaciones, y dos, se habla de lo concreto sensible en vez de lo que a mi juicio sería más correcto decir: concreto real.
Primero es conveniente situar el origen teórico de esta reflexión. La explicación de la dialéctica entre lo abstracto y lo concreto se encuentra en un texto de Marx titulado El método de la Economía política. (El lector puede encontrar una explicación de este texto en mi blog: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/2010/06/el-metodo-de-la-economia-politica.html) Yo me cuidaría mucho de generalizar este método al resto de las ciencias, como hacen los autores del diccionario. Los autores del diccionario hablan de “concreto sensible” y de “concreto conceptual”, Marx habla de “concreto real” y de “concreto como resultado del pensamiento”.
Yo soy partidario de que la reflexión se apoye siempre en lo particular. Y lo particular aquí es la economía y no las ciencias o el saber en general. Escuchemos a Marx: “Parece lo correcto empezar por lo que hay de concreto y real en los datos; así, pues, en la economía, empezamos por la población, que es base y sujeto de todo el acto social de la producción”. Es cierto que la población española es lo concreto si queremos analizar la economía española, pero lo que no es cierto es que pueda ser percibida. La población española por la cantidad que representa y por la extensión del territorio sobre el que se asienta es imposible percibirla. Luego es un error hablar de ella como si fuera un concreto sensible, como si fuera un concreto que pudiera percibirse. Cosa diferente es que pueda ser representada. Y así lo podemos hacer: me represento a la población española. Pero esta representación no deja de ser más que un acto nominal cuyo contenido es muy abstracto y muy vago. Luego hay que cuidarse mucho cuando uno habla de concreto y de percibir y representarse lo concreto.
Después de haber dicho aquello Marx añade esto otro: “La población es una abstracción si dejo a un lado las clases de que se compone”. Como al representarme a la población española no puedo al mismo tiempo representarme las clases de que se compone, mi representación es abstracta. Aunque creo partir de lo concreto y es cierto que parto de lo concreto, el resultado es lo abstracto. Supongamos que para evitar la representación abstracta de la población nos representemos las clases de que se compone. Pero Marx vuelve de nuevo a la carga: “Estas clases son, a su vez, una palabra sin sentido si ignoro los elementos sobre los cuales reposan, por ejemplo: el trabajo asalariado, el capital etc.”. De manera que por mucho que lo intentemos la percepción o representación del concreto real es imposible. Es sin duda el punto de partida, pero no es posible percibirlo ni representarlo. Así que es un error hablar del concreto en términos de concreto sensible, al menos en el ámbito de la economía.
Yo le aconsejo a Tomás y a muchos otros que estudien primero cosas más sencillas y no estas que encierran mucho complejidad. También les advierto que el texto de Marx es más concreto que el texto de los autores del diccionario soviético. El texto de estos autores es excesivamente abstracto y generalista. También destaco que la reflexión de Marx trata fundamentalmente del método para construir las teorías económicas y no del proceso total del conocimiento, como hacen los autores del diccionario.
Después de volver a leer esta reflexión al cabo de los años te das cuenta que las categorías hay que tratarlas con sumo cuidado. Una cosa es hablar de lo concreto real y otra lo concreto en el pensamiento.
ResponderEliminar