domingo, 1 de enero de 2012

Sobre lo abstracto y lo concreto (II) Respuesta

Habla Francisco Umpiérrez:


Dice Tomás que parte de lo concreto sensible, de la realidad material,  y que lo llama sensible porque está en la percepción. Esto sería relativamente cierto si estuviéramos hablando de objetos que la percepción sensible pudiera abarcar, pero desde que los objetos son muy grandes la percepción sensible nada tiene que hacer.  Tampoco es cierto que lo concreto sensible sea la realidad material; si hablamos de economía, lo concreto incluye factores materiales, factores humanos y relaciones sociales.




Es conveniente aclarar que la cita de Marx sobre la que ha reflexionado Tomás se encuentra contenida en el trabajo teórico de Marx titulado El método de la economía política. Marx dice que cuando se estudia la economía de un país, supongamos que sea España, parece que lo correcto sería empezar por lo que hay de concreto y real en los datos: la población, que es base y sujeto de todo el acto social de la producción. Pero de la población española nadie puede tener una percepción sensible, la percepción humana es muy limitada en extensión. Así que la población española sólo podemos representárnosla, no percibirla. Luego el punto de partida no es la percepción sensible, sino la representación.



Pero examinemos la calidad cognitiva de esta representación. Ya Marx nos advierte que la población es una abstracción si dejo de  lado las clases de que se compone. Y estas clases es un sinsentido si dejo de lado las bases sobre las que se asienta: el trabajo asalariado, el capital, etcétera. Luego cuando nos representamos a la población española no deja de ser una representación abstracta, no podemos poner en ella todo lo que contiene: las clases sociales de las que se compone, las formas económico-sociales, la división del trabajo y un largo etcétera. De ahí que Marx concluya que si partiéramos de la población llegaríamos a una representación caótica del todo.



Sigue Tomás insistiendo en incluir la práctica en la reflexión sobre la cita de Marx. Sigue cometiendo el mismo error. Se trata de la teoría y solo de la teoría. Se trata de saber cómo hizo Marx El Capital. ¿Cuál fue su punto de partida? ¿Lo concreto o lo abstracto? Pues fue lo abstracto. ¿Y qué es lo abstracto en El Capital? Sólo tenemos que leer el índice del primer tomo del primer libro. Leámoslo: La mercancía, el proceso de intercambio, el dinero o la circulación de mercancías, la transformación del dinero en capital, y la producción de la plusvalía absoluta. Esas son las abstracciones, las determinaciones simples, con las que Marx construye el todo concreto que se llama “Modo de producción capitalista”.  Pero al estudiar la primera sección, esto es, la mercancía, vemos que se compone de una serie de subtítulos: los dos factores de la mercancía, carácter doble del trabajo representado en la mercancía, la forma del valor, forma simple del valor, forma desarrollada del valor, forma general del valor y forma de dinero. De manera que lo que se presenta como una determinación simple o abstracción  bajo el punto de vista de la totalidad del libro, se presenta como un concreto bajo el punto de vista de las determinaciones de las que se compone. Y sucede lo mismo con cada una de estas determinaciones.



El error de Tomás consiste en no saber con exactitud de qué está hablando Marx cuando dice que el pensamiento produce lo concreto a partir de lo abstracto. No sabe que está reflexionando sobre una esfera determinada del saber: la economía política. Y no sabe con exactitud qué se entiende en ese marco por abstracto. Pues hasta lo concreto, la población, se presenta como abstracto. Cosa muy distinta es si hablamos de una mesa, de un objeto relativamente pequeño, asequible a la percepción sensible, y con unas determinaciones simples muy fáciles de captar. Ahí todo puede quedar relativamente claro, pero no así en la economía.






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