jueves, 3 de mayo de 2012

El pensamiento impreciso de Peirce

Las citas de Peirce las he tomado del trabajo de  Robert Marty titulado “Las 76 definiciones del signo de Peirce”, en concreto del apartado identificado como “Caracteres de los signos: 5 – 1873 – C.P. 7-356 – Lógica. Capítulo 5”. http://perso.numericable.fr/robert.marty/semiotique/76def-sp.htm

Escuchemos por primera vez a Peirce: “En primer lugar, un signo debe poseer en sí ciertas cualidades que sirvan para distinguirlo. Por ejemplo, una palabra debe tener un sonido peculiar  diferente del de otra, pero no interesa de qué sonido se trate, siempre y cuando sea algo distinguible”.
Primera objeción: Todo objeto tiene unos rasgos que lo identifican. A eso lo llamo yo valor referencial o valor de identidad de un objeto. No es privativo de los signos tener un valor de identidad. Todas las cosas, todos los entes, deben tener un valor de identidad. Y justamente el valor de identidad de cada cosa permite distinguirla del resto. Por lo tanto, el valor de identidad o valor diferencial no es un valor que caracterice específicamente al signo.
Segunda objeción: No veo adecuado, resulta confuso, que Peirce emplee la palabra  “cualidad”  para hablar de los rasgos de identidad de un objeto. La palabra cualidad tiene muchos contenidos conceptuales. De ahí que,  en caso de emplearse,  deba acotarse su extensión. Operación que Peirce no realizó. Pero en todo caso no es necesario su empleo para hablar del valor referencial o valor de identidad.  Creo que es más pertinente hablar de rasgos. También sucede que Peirce, como muchos otros pensadores, plantea el concepto de identidad bajo el punto de vista de la diferencia. Dicho de otro modo: no llegó a captar la necesidad del concepto de identidad para la semiótica.  De ahí que no llegara jamás a plantearse su elaboración. Y el valor de identidad o valor referencial, de acuerdo con mi concepción, es el concepto primero de la Semiótica.
Escuchemos a Peirce por segunda vez: “En segundo lugar, un signo debe tener una verdadera conexión física con la cosa a la que significa, de manera que sea afectado por esa cosa. Así, una veleta, que es signo de la dirección del viento, debe girar realmente con el viento”. Aquí sale a relucir uno de los grandes defectos de Peirce: habló primero de una palabra y a continuación habló de una veleta, sin saberse de antemano si ambos entes pueden ser incluidos en un mismo conjunto. Y en caso de que puedan ser incluidos en el mismo conjunto, pues esto es lo que hace Peirce, debe decirse cuáles son los aspectos que lo diferencian. Pues estos aspectos que lo diferencian no deben ser constitutivos de la definición específica del signo. Pero Peirce es así: salta de un objeto particular a otro objeto particular sin realizar el necesario proceso de abstracción, que nos dé lo que hay de común entre ambos objetos y reste lo que hay de diferente. Resulta además que lo que señala para el segundo ejemplo como rasgo constitutivo de un signo, “un signo debe tener una verdadera conexión física con la cosa a la que significa, de manera que sea afectado por esa cosa”, no se cumple para el primer ejemplo que ha escogido de signo, para la palabra. No existe conexión física entre la palabra y el objeto significado. Esto es lo sorprendente de Peirce: su falta de rigor y de precisión. Y resulta aún más sorprendente que sus seguidores no adviertan estas manifiestas deficiencias.
Otro defecto de Peirce es que los casos particulares que usa de ejemplos no los analiza al detalle. Carece de concreción. Y esto le pasa con el ejemplo de la veleta. Leamos en Wikipedia lo que se dice sobre la veleta: “Una veleta es un dispositivo giratorio que consta de una placa que gira libremente, un señalador que indica la dirección del viento y una cruz horizontal que indica los puntos cardinales”.  Como puede observarse, la definición de veleta es más compleja que la suministrada por Peirce: signo de la dirección del viento. En la definición suministrada por Wikipedia tenemos varios aspectos que destacar: mecanismo giratorio, placa sobre la que realmente actúa el viento, el señalador unido a la placa, y la cruz horizontal donde lleva en sus extremos las cuatro iniciales de los puntos cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste. Además la veleta  es un objeto donde se manifiesta el efecto de una causa: el viento. De modo que el concepto universal al que pertenece el ejemplo de la veleta es el de la  relación causa y efecto. Luego de modo genérico podríamos decir que dado que cada efecto lo es de una determinada causa, todo efecto es signo de su causa. Así que vemos dos claros defectos en el segundo ejemplo propuesto por Peirce: uno, no haberlo analizado en sus detalles concretos, y dos, no haberlo ubicado en el concepto universal al que pertenece.

1 comentario:

  1. Buenos días Sr.
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