domingo, 20 de julio de 2014

Algunas palabras sobre Podemos

Uno de los grandes logros de Podemos es haberle dado cuerpo político al movimiento social del 15 M: los indignados. La fuerza política Podemos conserva parte de la ambivalencia de ese movimiento: en su política sobre ETA parece rozar la extrema izquierda, en su relación con el independentismo catalán se une a los intereses de una de las burguesías más poderosas de España, y en su relación con la propiedad privada casi ni la menciona.  Tiene su base social fundamental en el mundo universitario: en los profesores y en los estudiantes. Lo tiene entonces en los familiares de los profesores y de los estudiantes. Y la causa de su éxito está en la crisis económica y en sus aparentes responsables: el PSOE  y el PP. La indignación por esta crisis tenía como blancos al PP y al PSOE. Y Podemos ha metido en el mismo saco al PP y al PSOE y los ha presentado como “la casta” responsable de los males de España. Y en este sentido a Podemos también lo secundan algunos sectores reaccionarios que hacen de los gobernantes la causa principal de todos su males.

Cuando durante la crisis económica desatada en 2008 el sector inmobiliario se desplomó y los bancos fueron rescatados, apareció en primera escena los mercados dictándoles a los Estados lo que debían hacer. ¿Y quiénes son los mercados? Los fondos de inversión, los gestores, los analistas, los brókeres, en suma los dueños y gestores del capital monetario. Son ellos, estas fuerzas que están detrás de la realidad aparente, quienes obligaron al PSOE y al PP a hacer lo que hicieron. Son ellos quienes deberían ser los blancos de la crítica de Podemos. Pero esta fuerza política, le pasa también en ocasiones a IU, ha hecho del ámbito de la política la realidad primera y fundamental a la que hay que apuntar. Y no es así, al menos para los marxistas no es así: la política es una superestructura que se edifica sobre la economía y en muchos casos oculta aspectos esenciales de las relaciones económicas. No digo que no se deba criticar al PP y al PSOE, pero no deben constituir el blanco principal de la crítica radical de izquierda. Al igual que es un error meter en un mismo saco la izquierda burguesa, el PSOE, y la derecha burguesa, el PP. Meterlos en el mismo saco es una política oportunista que lo único que busca es ganar votos.
La fuerza política Podemos apunta hacia los sueldos de los políticos. Ha hecho gala de que sus eurodiputados solo ganarán 2.000 euros. Un enorme error. Rajoy en calidad de Presidente del Gobierno gana unos 6.000 euros al mes. No creo que nadie debería ganar más que el Presidente del Gobierno. Pero la realidad no es así: los consejeros, los brókeres y los gestores ganan  siete y diez veces más que Rajoy. También ganan muchísimo más los futbolistas, periodistas, abogados y un largo elenco de profesionales. Hace mal Podemos no apuntando hacia donde se concentran los mayores ingresos y que se esconden detrás de la realidad política. Hace mal en no ir más allá de la aparente política para alcanzar al verdadero poder económico y donde se producen las grandes injusticias del sistema.
La fuerza política Podemos, en particular Pablo Iglesias, debe mucho a los medios de comunicación, inicialmente a Intereconomía y después a la Sexta. En parte Pablo Iglesias es un producto mediático. Comete un grave error Pablo Iglesias cuando presenta a los periodistas como las garantes de la libertad de expresión. Eso no es cierto. Todos los periodistas tienen una ideología y unos intereses económicos determinados. La libertad de expresión es la libertad de expresar los intereses de una determinada clase social y de un determinado sistema económico. No podemos considerar que la clave para luchar contra el sistema capitalista esté en denunciar lo accidentes, los casos de corrupción, sino en denunciar lo esencial: ¿Cómo se enriquecen los miembros de las clases dominantes? Y dentro de los miembros de las clases dominantes no deberían destacarse especialmente los pequeños y medianos empresarios, que es donde se suelen fijar muchos ingenuos de la izquierda radical, sino los abogados, gestores, directivos, periodistas, actores, profesionales varios y deportistas. También sin duda están dentro de la clase dominante los grandes propietarios de acciones y bonos y los que ostentan por “méritos propios” o herencia las grandes fortunas. Pablo Iglesias afirmó que el debate de la Sexta Noche era el mejor debate que había en España. Esto hizo sonrojar a Iñaki López, su presentador. También elogió al Presidente de Atresmedia por dejarlo expresar libremente en su televisión. La remuneración de José Manuel Lara en el año 2013, Presidente de Atresmedia, superó el millón de euros.
Es un error, además de una injusticia, que Pablo Iglesias presente a los dirigentes del PSOE como casta. Algunos analistas políticos de la izquierda radical han querido justificar este concepto. La casta es una realidad y un concepto que pertenece a la sociedad feudal. La única casta que existe en España es la monarquía. Ser rey o reina es un poder que se hereda. No se conquista.  Los poderes del PSOE son obra de una conquista social, como los  que tienen en la actualidad Podemos y sus dirigentes. También los poderes que tienen en la actualidad los medios de comunicación, sus propietarios y sus gerentes son fruto de una lucha social. Pero el hecho de que La Sexta Noche invite a Pablo Iglesias al debate, no convierte a esta cadena en una fuerza de la izquierda radical. Tampoco debe quedar libre La Sexta Noche como las grandes cadenas privadas de la crítica a la multidesigualdad. Sin duda que es mucho más criticable el sueldo de José Manuel Lara que el sueldo del Presidente del Gobierno. En el sueldo de Manuel Lara como en el  de todos los grandes directivos hay mucho plusvalor, apropiación de trabajo ajeno, mientras que en el de Rajoy no. Sin duda que Podemos, y en especial Pablo Iglesias, le debe mucho a la Sexta, esto es, a una poderosa fuerza capitalista. Yo no lo invito a que renuncie a esa posibilidad mediática, a esa oportunidad para propagar su discurso de izquierda, pero sí a ser más justo en la crítica al poder. Debería centrarse más en las fuerzas esenciales que detentan el poder y menos en las aparentes.

 
 

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