Hay que saber en qué marco teórico se plantea un
debate. Hay que saber con quién se debate. Hay que saber qué percepciones,
representaciones y conceptos entran en juego. No todo debate es sano. Hay
intelectuales que hablan como si vivieran espiritualmente en el mundo de hace
cuarenta años. Hay debates que entierran
nuestro espíritu y nos limitan la visión. Hay que huir del localismo. Hay que
escapar de los pequeños debates con aíres trascendentes pero de visión
limitada. Hay que huir del populismo. Hay que escapar de las concepciones
estrechas y limitadas. Hay que huir de las palabras que aparentan profundidad. Hay
que apartarse de las concepciones simplificadas del mundo. Nos embarramos y
nuestro mundo se vuelve amarillo y mortecino. Hay que separarse de los
discursos dirigidos a las masas con bajo nivel de conciencia. Hay que escapar
del mundo superficial y banal. Hay que darle la espalda a los debates
espectáculos. Hay que refugiarse en otros lugares para respirar aire limpio.
Me he refugiado en el libro de Frank Wilczek
titulado La ligereza del ser. Me haré
con prontitud con dos libros de Richard P. Feynman titulados El carácter de la ley física y Seis
piezas fáciles. Me refugiaré durante semanas, tal vez meses, en la física
cuántica. ¡Qué alivio! Huyan de los libros divulgativos. Recurran a los autores
originales. Todo será siempre más fácil. Todo será más claro. Todo será más
grande. Les transcribo las palabras iniciales del libro de Wilczek escritas
bajo el título el origen de la masa:
“La materia no es lo que parece. Su propiedad más evidente, denominada, según
los casos, resistencia al movimiento, inercia o masa, puede ser comprendida, en
mayor profundidad, en términos totalmente diferentes. La masa de la materia
ordinaria es la expresión de la energía de los elementos fundamentales más
básicos que, a su vez, carecen de masa. Tampoco el espacio es lo que parece. Lo
que a nuestros ojos tiene el aspecto de espacio vacío se revela a nuestra mente
como un medio complejo repleto de actividad espontánea”.
Dos términos expresan lo escrito por Wilczek:
dialéctica y complejidad. La materia tiene espacio vacío y el espacio vacío
contiene materia. Cada extremo de la contradicción incluye a su opuesto. Pero
donde yo he dicho “espacio vacío”, Wilczek ha dicho: “elementos fundamentales
carentes de masa”. Y donde yo dije que “el espacio vacío contiene materia”,
Wilczek dijo “medio complejo de actividad espontánea”. Son importantes los
matices y las transiciones. Es decisivo exponer lo viejo enriquecido con lo
nuevo. Distingue también Wilczek entre cómo son las cosas en apariencia y cómo
son para la mente (o concepto). Siempre atraviesa la ciencia el conflicto entre
conocimiento sensible y conocimiento conceptual. En los nuevos avances de la
ciencia siempre surgen los problemas tratados por la filosofía en su disciplina
estelar: la teoría del conocimiento. Y si leyéramos el resto de los capítulos
de la obra de Wilczek, fácilmente concluiríamos que el mundo físico, tanto a
nivel atómico como en los espacios siderales, es notablemente complejo. Y si el mundo físico es notablemente complejo,
como así lo pone de manifiesto la cromodinámica cuántica, el mundo humano, que
incluye un mayor número de variables, debe ser aún más complejo.
¡Qué alegría respirar un aíre limpio! ¡Qué alegría
encontrar en la física cuántica el espíritu filosófico esencial del pensamiento
de Hegel y de Marx! ¡Qué alivio sumergirse de nuevo en el pensamiento
dialéctico y complejo! ¡Cuánto entusiasmo me genera el movimiento profundo de la
ciencia que va de la apariencia al pensamiento! Muchas gracias Frank Wilczek.
Seguro que también tendré que darle las gracias a Richard Feynman.
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