Escuchemos a Marx en la sección titulada La transición al capital del fragmento
del texto primitivo contenido en los Grundrisse
1857-1858:
“Pero, ante todo, consideremos el carácter formal de
la circulación simple. En realidad, la circulación es solamente el proceso formal que sirve de
mediador a los dos momentos que directamente coinciden y se desdoblan en la
mercancía, de la que esta es unidad directa: el valor de uso y el valor de
cambio. La mercancía se turna en cada una de estas dos determinaciones.
Postulada en cuanto precio, la mercancía es también, ciertamente, valor de
cambio, pero su existencia como valor de uso se manifiesta como su realidad y
su existencia en cuanto valor de cambio es solamente una relación, algo
puramente ideal. También en el dinero la mercancía es ciertamente valor de uso,
pero su existencia como valor de cambio se manifiesta como su realidad, ya que
el valor de uso general es puramente ideal.
En la mercancía, el material tiene un precio; en el
dinero, el valor de cambio posee un material”.
Pensemos en un desarrollo del mundo mercantil donde
ya ha surgido el dinero de forma acabada, y que el dinero es oro. Solo el oro
desempeña el papel de equivalente general y, por tanto, todos los propietarios
expresan el precio de sus mercancías en oro. Hablamos de la circulación simple
de mercancía, que viene representada por M1-D-M2. Esto es, una persona tiene la
mercancía 1 que la cambia por dinero, y luego este dinero lo cambia por la
mercancía 2, que es la que necesita. Se observa que el dinero funciona de mero
mediador. Es el momento que no se conserva. Lo que
se conserva son los extremos que tienen la misma forma económica: la forma de
mercancía. Aquí hablamos de dos formas económicas: mercancía y dinero.
Observado bajo el punto de vista del conjunto, esto es, de los extremos, el
propietario 1 se ha limitado a intercambiar su mercancía 1 por la mercancía 2.
La mercancía 1 y la mercancía 2 son unidades de
valor de uso y de valor. Pero el propietario de la mercancía 1 le ha puesto a
ésta una etiqueta donde indica su precio, por ejemplo: 1 onza de oro. Si
observamos la mercancía 1 nos damos cuenta de lo que dice Marx: su existencia
como valor de uso se manifiesta como su realidad, mientras que su existencia
como valor de cambio, esto es, 1 onza de oro que figura como su precio es algo
puramente ideal. De hecho si el propietario 1 no logra vender su mercancía 1,
entonces no se realiza como valor de cambio. Y si no se realiza como valor de
cambio, y suponemos que M1 es un excedente, entonces tampoco se realizará como
valor de uso. Esta es la circunstancia que predomina en los parados. Poseen una
mercancía, esto es, la fuerza de trabajo, que tiene un valor de uso y un valor
de cambio. Pero su propietario, el trabajador, no encuentra comprador y, por
consiguiente, no puede realizarla como valor de cambio. Y al no realizarla como
valor de cambio, tampoco puede realizarla como valor de uso. El parado queda
atado al idealismo: su valor de cambio que es puramente ideal no adquiere
realidad. Su idealismo es forzado, no libre. Y como el valor de cambio
predomina sobre el valor de uso, esto es, no depende de él realizar el valor de
cambio de su fuerza de trabajo, tampoco puede realizarla como valor de uso. Y
esto es fuente de frustración e impotencia.
Por el contrario, el valor de cambio, esto es el
dinero oro, en tanto tiene un valor de cambio tiene una existencia real,
mientras que en cuanto valor de uso su existencia es puramente ideal. La
diferencia consiste en que el dinero siempre puede realizarse como valor de
cambio, es el equivalente general, esto es, siempre puede convertirse en valor
de uso. Este es el poder de los ricos, que amasan enormes fortunas monetarias y
pueden disfrutar de toda la riqueza en su variedad que crea el mundo. No quedan
atados al idealismo y no sufren impotencia ni frustración. El mundo de la Bolsa
es el mundo donde el valor de cambio se ha objetivado como sustancia frente a
los valores de uso, que constituyen el contenido material de la riqueza.
Existen como títulos de valor y como multiplicadores de su valor. El valor de
cambio de la fuerza de trabajo permanece igual o decrece en tiempos de crisis,
mientras que el valor de cambio en forma de títulos de valor se multiplica sin
cesar.
Así que concluimos con Marx que mientras en la
mercancía el material tiene un precio, en el dinero el valor de cambio tiene un
material, aunque sea como hoy día un simple papel. La mercancía fuerza de
trabajo idealiza al trabajador o trabajadora en paro, mientras el dinero
materializa a los grandes propietarios de las masas monetarias y de los títulos
de valor. Por lo tanto, la lucha contra el paro se plantea como una lucha
contra el idealismo, contra la existencia puramente ideal del valor de cambio
de la fuerza de trabajo.
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