domingo, 23 de junio de 2019

Cada persona es distinta a la otra


Escenarios. Mensaje 17 de julio de 2002.


Cada persona es distinta a la otra. Y el remedio que sirve a una persona no sirve a la otra. Y el remedio que sirve a una persona en una época determinada de su vida no le sirve en otra. Así que cada cual debe decidir qué remedio le va mejor para cada época de su vida. Yo, particularmente, cuando mejor me siento es cuando estoy fuera de mí mismo, cuando estoy inmerso en mis investigaciones filosóficas. Prefiero estar volcado hacia el exterior. No me gusta hurgar mucho en el interior. No permito que las cosas malas que me han pasado echen raíces en mi conciencia.

No confío mucho en las palabras, en las promesas, en ahora haré esto y no lo otro, en que voy a cambiar. Yo prefiero los hechos, las pruebas, el quehacer. No me gustar vivir permanentemente en el conflicto entre el querer y el hacer. Así destrozaría mi entusiasmo y mi alegría. Y no quiero entristecer a mis seres queridos y desanimarlos.

Hace años leí un libro de una autora estadounidense donde su protagonista principal, una mujer negra, no cesaba de hacer cosas para no pensar. Su vida estaba tan llena de desgracias, tan llena de penalidades, que si se ponía a pensar en ellas se hundía del todo; y tenía que atender a sus hijos, asegurarles el sustento y hacer familia. Ese era el mejor remedio para esa mujer, el único modo que tenía de seguir adelante. Hay más remedios, pero ese es uno.

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