jueves, 27 de junio de 2019

Modos de existencia de los signos y de los objetos


Mensaje a Semioticians. 20 de junio de 2002.


Primero una cuestión metodológica: alguien lanza una idea y yo la tomo y la encadeno al curso de mis propias ideas. Al hacerlo así modifico probablemente la intención o propósito inicial de quien lanzó la idea.

-El punto de partida fue que el signo y el objeto del signo constituían una unidad. No estoy de acuerdo con esta tesis si no se dice qué clase de unidad hay entre el signo y el objeto del signo: no sabemos si es una unidad externa o una unidad interna. Yo afirmo que en este caso nos encontramos ante una unidad externa. Pregunto ahora: ¿el objeto del signo debe sufrir alguna modificación para unirse internamente al signo? Y Susana respondió: el objeto del signo tiene que adquirir la forma de significante para entrar en la cadena sígnica. No estoy de acuerdo con esta idea. El objeto del signo debe considerarse en principio que es un objeto fuera de la conciencia; en términos filosóficos: trascendente a la conciencia. ¿Cómo puede transformarse el objeto del signo en algo inmanente a la conciencia? Y respondo: como contenido de la percepción y de la representación. Solo así, como contenido percibido o contenido representado, el objeto del signo modifica su forma de existencia y puede unirse internamente al signo.

-Hablemos del significante. ¿Cuándo existe el significante como tal significante? Cuando un complejo fónico determinado está animado de sentido por un hablante y reclama actos perceptivos y representativos que den cumplimiento a la intención significativa. Adelanto que el concepto de objeto tiene más extensión que el concepto de signo. De manera que podemos considerar a los signos como una clase especial de objetos.

-Sentada esta premisa, pregunto: ¿Los objetos del mundo solo existen para la conciencia en forma sígnica? Dicho de otro modo: aun aceptando que todos los objetos del mundo pudieran estar afectados por una función sígnica, ¿todos los objetos del mundo se reducirían a su existencia sígnica? Y respondo: no, los objetos del mundo también existen en la conciencia en forma de imágenes sensibles. Me dirán entonces que el signo también es una imagen sensible. Y respondo: es cierto, es una clase especial de imagen sensible. Habrá que distinguir entonces dentro del conjunto de las imágenes sensibles un subconjunto: las formas sígnicas.

-Pero el hombre no solo es conciencia sino muchísimas cosas más, aunque sea cierto que el lenguaje participa en todas las actividades del hombre. De manera que cabe formular la siguiente pregunta: ¿bajo cuántas formas existen los objetos para el ser humano? Bajo muchas formas. Así liquidamos el imperialismo semiótico. Yo destaco su forma antropológica: la de valor de uso. Así unimos de forma práctica el ser humano con los objetos.

-También dice Susana: “los objetos del mundo atraen hacia sí a la actividad perceptiva, la cual, a su vez, implica una conexión sígnica que pone en acción un interpretante”. Creo que esta tesis esta afectada de una filosofía que concibe las relaciones entre el sujeto y el objeto de forma contemplativa. El sujeto, el ser humano, modifica al objeto mediante un instrumento de trabajo y le da una forma que se adapte a sus necesidades. Y en este proceso práctico de la transformación de la naturaleza participa la percepción. ¿Cuándo veo yo el momento de surgimiento de las formas sígnicas? En palabras de Marx: en los apremios del intercambio. Yo añado: en los apremios de la colaboración en el trabajo. La dimensión sígnica la veo desde el principio determinada socialmente, no como un acto individual. Las llamadas de alarma del mono cercopiteco destacan la determinación social en el surgimiento de las formas sígnicas.

-Me acordé de Pavlov: del perro, de la carne y del gong de la campana. No dudo que la carne tenga valores sígnicos, pero su papel en esa relación es la de objeto de consumo, más en tanto experimento fisiológico la carne se presenta como el estímulo directo que provoca la segregación salivar.  Mientras que el gong de la campana es puro signo. Por lo tanto, habrá que distinguir los objetos que tienen valores sígnicos de los objetos que son signos en exclusividad.

-Si un concepto, como puede ser el de signo, se aplica a todas las cosas, se obtiene unidad, pero unidad absoluta. Hay unidad entre el signo y el objeto del signo, pero también hay diferencia e independencia, y esto es así porque el objeto del signo es más que su valor sígnico.

(Este mensaje ha sufrido modificaciones)

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