domingo, 3 de noviembre de 2019

Valor y valor de mercado


Empecemos por sacudirnos la cabeza con fuerza y abandonemos las rigideces y las ideas fijas. Volvámonos mentalmente flexibles, fluidos y adaptables. Permitamos que las transiciones y los matices entren en el juego mental cuando nos manejamos con conceptos. Pensemos que nada es fijo ni estático y que la abstracción, esto es, la idealización, predomina mucho más de lo que nosotros creemos. Y también que la clave de la complejidad  de las leyes del valor no está en su sustancia sino en sus formas. Así que dejemos atrás el dogmatismo, tan dominante entre los marxistas o en una buena mayoría de ellos. Nos encontramos en el capítulo del dinero de la obra de Marx titulada Grundrisse 1857-1858 I,  editado por Fondo de Cultura Económica 1985. Escucharemos a Marx en varias ocasiones y añadiremos algunos comentarios y reflexiones.


1.     Habla Marx. “El valor de las mercancías determinado por el tiempo de trabajo es solo su valor medio. Es cierto que una media constituye una abstracción externa,  ya que se trata del número medio obtenido a base de una época entera; por ejemplo, una libra de café de un chelín representa la media de los precios del café durante los últimos 25 años”.
Si atendemos a lo que dice Marx, nunca el valor de una mercancía individual, que siempre será el valor de esa clase de mercancía en un mercado determinado y en una fecha determinada, será el valor real. Puesto que lo que llamamos valor real es un valor medio; y este valor medio lo obtendremos al final del periodo temporal establecido. Siempre me ha sorprendido que Marx al hablar del valor medio lo haga sobre periodos tan largos; para el caso del café nada menos que 25 años. No sé cuál debería ser el periodo adecuado para establecer el valor medio de cualquier artículo, lo que si tengo claro es que debe ser de varios años. Por otro lado, subrayamos lo que dice Marx: una media –y el valor es el valor medio– es una abstracción externa. Cuando establecemos  la media del valor del café en España por cinco años, por ejemplo, los valores de cada día serán en su mayoría superiores o inferiores al valor medio. Repetimos y fijamos la idea: el valor de la mercancía es el valor medio correspondiente a un periodo temporal determinado. Así que aviso para los dogmáticos: el valor real no es una magnitud fija, sino una magnitud que no cesa de oscilar. ¿Por qué el valor no es una magnitud fija sino una magnitud constantemente oscilante? Por muchas razones: por una contracción de la oferta o de la demanda, por una mala cosecha, o por lo que es más determinante: el aumento de la productividad del trabajo que hace que el capital en todas sus modalidades, incluido entonces el capital mercantil, se deprecie constantemente.

2.     Habla Marx: “El valor de mercado difiere siempre de este valor medio de las mercancías. Es unas veces superior y otras veces inferior a él.  El valor de mercado se refiere al valor real a través de sus constantes oscilaciones, y no a través de la equivalencia a un tercero: es constantemente desigual a sí mismo (no constituye una identidad abstracta, para hablar a la manera de Hegel, sino una constante negación de la negación; es decir, se niega a sí mismo al negar el valor real)”.
Aclaremos primero la afirmación de Marx de que “el valor de mercado se refiere al valor real no a través de la equivalencia a un tercero”. He advertido en varias ocasiones que muchos marxistas y críticos de Marx no respetan la fase teórica de El Capital de la que están hablando, e introducen determinaciones que corresponden, por ejemplo, a la fase 1 de El Capital en su fase 48. Y después arguyen que Marx no se explicó bien o que se contradice. En la tercera página de El Capital Marx nos dice lo siguiente: “Tomemos ahora dos mercancías, por ejemplo trigo y hierro. Sea cual fuere su relación de cambio, siempre se puede representar por una ecuación en la cual una cantidad determinada de trigo se equipara con una cantidad cualquiera de hierro, por ejemplo, 1 quarter de trigo = 1 quintal de hierro. ¿Qué nos dice esta ecuación? Que en dos cosas diferentes, en un quarter de trigo y en un quintal de hierro, existe algo de común y de la misma magnitud. Por consiguiente, las dos son iguales a una tercera, que, en y de por sí, no es ni la una ni la otra. Cada una de las dos debe ser reducible, en cuanto valor de cambio, a la tercera”. Esta tercera cosa que no es ni el hierro ni el trigo es el valor, esto es, el gasto de fuerza de trabajo humana sin tener en cuenta la forma de su gasto. Así que cuando llevamos a cabo la igualdad de dos mercancías con un tercero nos encontramos con la tarea teórica de demostrar que aspecto las hace iguales y comparables cuantitativamente.  Mientras que de lo que nos ocupamos aquí es saber cómo ocurren las cosas en el mercado  y cómo afectan al valor. Y la contradicción aquí presente es la existente entre el valor real y el valor de mercado.

El valor de mercado es el valor que tiene una mercancía dada en un momento determinado en un lugar determinado. Una misma mercancía puede tener un precio en una localidad y otro en otra. Pero la variación de la que aquí hablamos se refiere al cambio en el valor de mercado en el tiempo. El valor de mercado de cada clase de mercancías puede cambiar de un día para otro, de una semana para otra, de un mes para otro y de un año para otro. Marx nos advierte que “el valor de mercado se refiere al valor real a través de sus constantes oscilaciones”. Antes hablábamos del valor real como un valor medio, ahora hablamos del valor real como un valor en constantes oscilaciones. Supongamos que la unidad de medida la hacemos en términos sustanciales, esto es, en términos de horas de trabajo socialmente necesarias. Podríamos decir, por ejemplo, que la mercancía en cuestión ha oscilado en más y menos un 15 % durante cinco años. Si suponemos que la mercancía en cuestión varía su valor de mercado cada tres meses y nunca retorna al precio originario, tendríamos un total de 20 valores de mercados distintos. El valor de mercado cada vez sería distinto al valor medio y la totalidad de los valores de mercado expresarían las oscilaciones del valor real, esto es, del valor medio.

De este modo entenderemos que cada tres meses el valor de mercado sea constantemente desigual a sí mismo y que continuamente niegue el valor real. Si el valor real, esto es, el valor medio durante cinco años, de la mercancía en cuestión es de 8 horas, el valor de mercado durante los tres primeros meses podría ser de 6,80 horas, los siguientes tres meses podría ser de 7,20 horas de trabajo, y así con cambios continuos cada tres meses y durante cinco años. Y si hoy decimos que el valor de mercado de la mercancía en cuestión es de 6,80 horas, estamos negando su valor real que es de 8 horas de trabajo; si en el primer trimestre del segundo año decimos que el valor de mercado es de 8,70 horas de trabajo social medio, estamos negando su valor real, que es de 8 horas de trabajo social medio.

Con lo dicho basta. Este trabajo trata de poner en claro lo que significa realmente el pensamiento dialéctico, donde los matices y la negación, esto es, la contradicción, forman parte de la realidad económica y por tanto de los conceptos que la representan. Ya está bien de que en todo momento que se hable de la teoría del valor de Marx solo se saque a relucir su aspecto sustancial, esto es, el trabajo socialmente necesario, y no percibir y representarse su rica y variada manifestación en la realidad. Y no nos olvidemos: es en el mercado donde los valores se hacen realidad y donde brotan y se desarrollan nuevas contradicciones y movimientos; y desde ese entonces nada parece que vuelve a ser lo mismo. Nada es fijo. Todo se mueve y cambia.






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