sábado, 24 de abril de 2021

El pensamiento de Hegel

 

Siempre vuelvo a los clásicos. Nunca me separo de ellos. No hay mes que no viva con ellos. (Con motivo de la feria del libro he oído en la radio nacional lecturas de retales de El Quijote de Cervantes. No me han gustado. Lo leen como si hicieran teatro. No lo leen como literatura. Pierde así El Quijote su filosofía, su pulso interno. No seleccionan fragmentos donde se ponga de manifiesto su riqueza léxica y su enorme armadura sintáctica, su sencillez aparente unida a su complejo valor representacional. No se le hace justicia. De hecho después de cada fragmento leído, ningún comentarista reflexiona sobre su contenido. Y Cervantes es uno de los grandes clásicos de la literatura).

Sigo con Hegel.  Estoy leyendo una de sus obras que figura bajo el título Filosofía real. Su pensamiento es un movimiento constante, un transicionar de un momento a otro, un retorno y un volver a despegar, un establecer la unidad y un nuevo salto a la diferencia. Todo está encadenado, pero como movimiento, como transición. Y en cada movimiento es uno y lo otro, y es uno y por medio de lo otro, y con cada paso todo se matiza y lo anterior cambia de color. El movimiento, el incesante cambio, lo es todo.

(De este texto tengo pensado explicar una sección dedicada al papel de los nombres en la génesis y desarrollo de la vida humana. Y por cierto: también me ha atraído de este texto el uso de las metáforas. Me rindo ante la grandiosidad del pensamiento de Hegel).

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