El concepto que expondré a continuación fue elaborado por Goethe. Está contenida en su obra Máximas y reflexiones. Yo le daré un pequeño desarrollo. Lo primero que he hecho es modificar el nombre del objeto del concepto: Allí donde Goethe escribió “hombre incompleto o deficiente”, yo he puesto “función intelectual incompleta o deficiente”, puesto que una persona puede tener una función intelectual incompleta o deficiente y, sin embargo, eso no implicaría que la persona como totalidad fuera incompleta o deficiente. Máxime teniendo en cuenta que todos y todas en alguno o varios aspectos de nuestra vida somos incompletos o deficientes.
Así que entenderemos por
función intelectual incompleta o deficiente, de acuerdo con Goethe, cuando en
una persona sus anhelos y aspiraciones no guardan proporción con su actividad y
rendimiento. A mi juicio esta falta de proporción se debe a que las
aspiraciones y anhelos de la persona en cuestión son muy grandes o alta en relación
con la cantidad de actividad que realiza y con el rendimiento que obtiene de su
actividad. Creo que lo más adecuado sería edificar las aspiraciones y los
anhelos sobre la actividad que realizamos y los rendimientos que obtenemos. No
creo que sea adecuado que nuestra actividad y rendimientos se basen en nuestros
anhelos y aspiraciones. En suma, creo que la base debe ser la actividad y el
rendimiento, mientras que los anhelos y aspiraciones deberían ser una
superestructura edificada sobre dicha base. Yo, por mi parte, le doy muy poca o
nula importancia a mis aspiraciones y anhelos. Más bien se podría decir que
carezco de ellas. No son para mi ningún motor ni me hacen sentir mejor. Y
cuando produzco o elaboro un texto, a los pocos días ya no quiero saber de él.
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