sábado, 24 de febrero de 2024

Ser fiel a sí mismo

 

El otro día oí una pequeña comunicación donde el ponente decía: ¿De qué se arrepienten los hombres cuando llegan a una mayoría de edad? De no haber dedicado más tiempo a su familia y haber dedicado mucho tiempo al trabajo? ¿Y las mujeres? De no haber sido fieles a sí mismas.

sábado, 17 de febrero de 2024

Conciencia individual y conciencia social

 

 

Conciencia es saber. En todos los individuos hay una parte de su conciencia que es individual y otra parte es social. Hay personas que se consideran intelectuales o quieren proceder como intelectuales. Esta condición la tienen en términos figurado o potenciales los profesores, los políticos, los profesionales, los científicos y los artistas. En esta clase de personas debemos suponer que su conciencia social ocupa el ochenta por ciento de su conciencia y su conciencia individual el veinte por ciento. Pero no siempre ocurre así: en muchos casos se da la situación inversa: la conciencia individual ocupa el ochenta por ciento y la conciencia social el veinte por ciento. De manera que cuando examinan los hechos individuales predomina la conciencia individual, que inevitablemente será siempre una conciencia limitada y muchas veces mezquina. No son conscientes de que los hechos individuales también deben ser examinados por la conciencia social. Tampoco son consciente de que a veces, e incluso muchas veces, por la razón antes esgrimida, hacen el mal y no el bien. Sus códigos éticos, al estar gobernados por su experiencia personal, son limitados, encarceladores y represores. No nos encontramos con personas moralmente libres, esto es, con autonomía individual, sino con personas moralmente encadenadas. Solo las personas que tienen una desarrollada conciencia social, en cuya conciencia el deber social tiene un peso predominante, están dotadas de autonomía moral. Si esa conciencia social apenas tiene desarrollo y la conciencia individual es la predominante, carecerán de autonomía individual, estarán bajo el dominio de los intereses y deseos limitados. Son personas que son incapaces de llevar peso en su conciencia y, en consecuencia, lo tienen que contar todo, no porque sean sinceros, sino porque quieren una vida cómoda, carente de sufrimientos y desgarros. Quieren pasar por la vida sin manchas y sin pecados. Pero el mal, así lo cuenta la historia, forma parte de todos.

viernes, 9 de febrero de 2024

Ejercicio de literatura

 

 

El otro día un amigo, que se dedica a la literatura, me habló de que había asistido a un taller de literatura. Me dijo que la persona que dictaba el taller hablaba de dos tipos de escritores: el escritor planificador y el escritor brújula. Me quedé desconcertado. Es una exagerada simplificación. Pensé que eran, en primer lugar, conceptos inadecuados, y, en segundo lugar, conceptos insuficientes para explicar cómo Cervantes o Goethe hicieron sus obras. Me habló de algunos ejercicios más que me parecieron superficiales y propios de una vida cómoda y despreocupada. A él le había gustado. Pero le había gustado porque él es una persona no radical. No es un agitador. No es un hombre de conciencia. Se limita a su complacencia. Está en el mundo, pero hay muchas partes del mundo que no tocan su alma. Por alma entiendo el conjunto de los sentidos y de la razón.

viernes, 2 de febrero de 2024

Italo Calvino sobre Plinio

 

 

En su obra ¿Por qué leer los clásicos?, Italo Calvino dice sobre Plinio lo siguiente: “Expone con nítida evidencia el razonamiento más complejo extrayendo de él un sentimiento de armonía y de belleza”. Todos quisiéramos ser así: dominar los razonamientos complejos no simplificándolos, esto es, empobreciéndolos, sino porque nuestra visión de los hechos es muy nítida y clara; pero exponiendo las ideas con un sentimiento dominado por la armonía y la belleza.