miércoles, 2 de abril de 2025

Forma tortuosa de acceder a la realidad

 

La idea troncal que hoy voy a exponer es originariamente de Lenin. Decía Lenin que los intelectuales tienen una manera tortuosa de acceder a la realidad, mientras que la gente sencilla accede de manera directa. En vez de hablar de intelectuales, yo hablaré de comportamiento intelectual. Y en vez de realidad, yo hablaré de los cambios que se producen en la realidad. Puede suceder que haya intelectuales que acceden de manera directa a los cambios que se producen en la realidad y los aprecian al instante, y, por el contrario, personas que no son especialmente intelectuales, pero tengan un comportamiento marcadamente intelectual; y cuando acceden a los cambios que se producen en la realidad, lo hacen de manera tortuosa y son incapaces de apreciar el valor de los mismos.

Hay personas, muy aquejadas del comportamiento intelectual, que les cuesta horrores hablar del mundo universal. Solo saben hablar del mundo universal a partir de los acontecimientos accidentales de su vida. Son personas que no terminan de estar en el mundo de hoy. ¿Por qué les sucede eso? Porque su conciencia política y social es pobre, porque suelen estar muy metidos dentro de sí mismo y no miran al exterior. Les transcribo una cita de Hegel contenida en la Introducción a La Historia de la Filosofía. Justamente Hegel habla aquí de los filósofos y su pensamiento, y dice lo siguiente: “…las creaciones son tanto mejores cuanto menos imputables son, por sus méritos o responsabilidad, al individuo, cuanto más corresponden al pensamiento libre, al carácter general del hombre como tal hombre, cuanto más se ve tras ellas, como sujeto creador, al pensamiento mismo, que no es patrimonio exclusivo de nadie”. Aquí Hegel habla de forma muy atinada, pero también de forma muy idealista. Así que donde el habla del pensamiento mismo, debemos poner el mundo en toda su complejidad, variedad y desarrollo. Pero si tú no estás conectado al mundo, tú no te conviertes en el órgano pensante del mundo, sino en órgano de las limitaciones de tu vida personal, de tus contingencias mentales y accidentales.

Seamos prácticos. Le he aconsejado a un amigo que todos los días lea la portada de El País. Solo tiene que emplear tres o cinco minutos. Así sabrá lo que pasa en el mundo, y en especial en el mundo en el que él vive: la Unión Europea, que pasa ahora por una crisis de identidad enorme y donde falla de manera estrepitosa la unidad. Inglaterra, Francia y España luchan porque los europeos se hagan con un ejército propio liberado de la tutela de EEUU. Hoy mismo en El País leí una declaración del ministro de asuntos exteriores de Polonia: “La UE sola no puede disuadir a Putin. Es una tarea demasiado grande para nosotros”. Su opinión es la contraria de los mandatarios de Inglaterra, Francia, Alemania y España.   Expresa debilidad y socava la unidad de la Unión Europea, así como demuestra que su pensamiento es todavía la del mundo bipolar. Pero si mi amigo, por ejemplo, se pone a leer a Protágoras ajeno a lo que sucede en la actualidad en la Unión Europea, es inevitable que su reflexión esté más conectada con la contingencia y accidentalidad de su vida personal que con la necesidad de que la Unión Europea alcance su identidad y su unidad. De esa manera su cabeza no se convierte en órgano de la vida y el pensamiento universal, sino en órgano de las limitaciones de su vida personal. Si tuviera más conexión con el mundo y la cultura sabría que ya en Grecia hubo un salto importantísimo del mito al logos. Pero mi amigo quiere seguir explicando el mundo por los mitos. Y así se queda atrás. Y cuando habla del mundo actual, inevitablemente lo hace de forma tortuosa.

(Una pequeña aclaración conceptual: Lo contingente se opone a lo necesario, mientras que lo accidental se opone a lo sustancial. Sucede incluso que en aquello que seleccionamos para leer podamos incurrir en esos dos errores: la contingencia y la accidentalidad. En la ciencia, tanto en la experimentación como en la teorización, debe predominar la necesidad y lo sustancial).


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