Empecemos por las definiciones de sema y de semema. Sema. “Rasgo semántico mínimo o unidad mínima de significación”. Semema. “Sustancia semántica o significado formado por el conjunto de semas específicos”. Así, por ejemplo, tenemos que los semas de la palabra ‘silla’ son los siguientes: para sentarse, con respaldo, para una persona, sin brazos, sobre pata(s). Mientras que el conjunto de los rasgos específicos sería el semema.
Si me dejo guiar por Ramón Trujillo habré de afirmar que B. Pottier pretendiendo hablar del semema de la palabra ‘silla’, en verdad habla del referente silla. Pero de acuerdo con mis propias investigaciones, B. Pottier no habla ni tan siquiera de la silla en tanto referente, sino de la silla en cuanto valor de uso. Y esto es lo que pretendo demostrar a continuación, que una cosa es el valor de uso de la silla y otra muy distinta es su valor referencial. Para proceder de forma metódica empezaremos por ofrecer las definiciones de valor de uso y de valor referencial. El valor de uso de cosa es el conjunto de componentes físicos que la hacen útil en determinado sentido, mientras que el valor referencial de una cosa es el conjunto de referencias que constituyen su identidad. Si hablamos de la silla en cuanto valor de uso, debemos hablar, por una parte, de sus componentes físicos (asiento, respaldo y patas), y por otra parte, de su utilidad (sirve para sentarse una persona). Por lo tanto, B. Pottier pretendiendo hablar del semema de la palabra ‘silla’, en verdad sólo está hablando del valor de uso de la silla.
B. Pottier, como el resto de los lingüistas, no tienen en cuenta que la silla tiene múltiples modos del ser y no uno solo. Para el tema que nos ocupa se hace necesario hablar de tres modos del ser de la silla: valor de uso, valor referencial o referente y objeto referido. ¿Cuándo existe la silla como valor de uso para el hombre? Cuándo el hombre desempeña los papeles de productor y consumidor de sillas. ¿Cuándo existe la silla como valor referencial para el hombre? Cuando el hombre desempeña el papel de perceptor de la silla. ¿Y cuándo existe la silla como objeto referido para el hombre? Cuando el hombre desempeña el papel de hablante de la silla. Usar la silla, percibir la silla y hablar de la silla son tres funciones humanas cualitativamente diferentes. Y por cada papel distinto desempeñado por el hombre frente a la silla (consumidor, perceptor y hablador), le corresponde una distinta modalidad del ser a la silla: valor de uso, valor referencial y objeto referido respectivamente. En la representación de B. Pottier hemos de suponer que el hombre desempeña el papel de hablante de la silla, pero cuando se pone a estudiar el semema de la palabra ‘silla’ le atribuye sin saberlo otros papeles distintos al hombre, el de productor y el de consumidor. Al cambiar de forma inconsciente el modo de ser de la silla, que de supuesto referente pasa a ser valor de uso, cambia necesariamente el papel desempeñado por el hombre, que de ser un hablante de la silla pasa a ser el productor y el consumidor de la silla.
Para determinar con más precisión la verdadera naturaleza de los valores referenciales haremos un pequeño experimento. Si ponemos una silla de madera delante de un espejo, en vez de una silla tendremos dos: una en el espejo y otra fuera del espejo. Pero la silla del espejo, por una parte, no es de madera, y por otra parte, no sirve para sentarse. Por lo tanto, la silla del espejo sólo existe como valor referencial y no como valor de uso, mientras que la silla que está fuera del espejo existe como valor de uso y como valor referencial. Justamente el concepto de valor referencial de una cosa supone la abstracción del valor de uso de dicha cosa. De manera que cuando hablamos del valor referencial de la silla no podemos hablar de lo que está supuesto en el concepto de valor de uso de la silla, esto es, sus componentes físicos y su utilidad. ¿Para qué sirve la silla en tanto valor de uso? Para sentarse. ¿Para qué sirve la silla en cuanto referente o valor referencial? Para identificarla. Sentarse en la silla e identificarla visualmente son dos actos cualitativamente diferentes que suponen dos modos del ser distintos de la silla: cuando nos sentamos en ella existe como valor de uso y cuando la identificamos sensiblemente existe en forma de valor referencial.
Demos un paso más. Distingamos el concepto de valor referencial del concepto de figura. Cuando hablamos del valor referencial cromático de la silla, lo que debemos hacer es mirar a la silla del espejo. Mientras que cuando hablamos de la figura cromática de la silla, lo que debemos hacer es dibujar una silla. Veamos ahora en qué se diferencian. La madera tiene un determinado color o aspecto cromático. Identificamos que una silla está hecha de metal o de madera sólo con verla. De manera que cuando miramos la silla del espejo sabemos si la silla reflejada, la que está fuera del espejo, está hecha de madera, de metal o de cristal. Mientras que de la silla que hemos dibujado no podemos deducir si la silla que sirvió de modelo es de metal o de madera. Por lo tanto, la figura de la silla supone un grado de abstracción mayor que el valor referencial de la silla.
Hablemos ahora de figura y significante. La silla, tal y como existe entre los hombres, tiene dos valores referenciales: uno propio, su figura cromática, y otro asignado por el hombre, su figura acústica. Su figura cromática sería el dibujo de una silla, y su figura acústica sería el siguiente [silla]. La figura cromática de la silla, además de tener un valor identificativo, tiene un valor cognitivo o informativo. Con la figura cromática de una silla tenemos conocimiento de sus componentes físicos: respaldo, asiento y patas. Mientras que la figura acústica de la silla sólo tiene valor identificativo, carece de valor informativo o cognitivo: de nada nos informa de la silla. Con el paso del valor referencial cromático de la silla a la figura cromática de la silla, se perdía valor cognitivo: no se sabía ahora de qué material estaba hecha la silla que servía de modelo. Y con el paso de la figura cromática de la silla a la figura sonora de la silla se ha perdido todo valor cognitivo: no sabemos ahora, oyendo la figura sonora de la silla, absolutamente nada de la silla misma. Por lo tanto, el significante es un valor referencial que tiene valor identificativo pero carece de valor informativo o cognitivo. La silla puede decir por sí misma cuál es su figura cromática o cuál es su valor referencial cromático, pero no puede decir por sí misma cuál es su figura sonora. Para decirlo tiene que contar con un tercero, con el hombre: la silla dice por medio del hombre que su figura sonora es [silla].
Lo que en la concepción de B. Pottier es el semema de la palabra silla, en mi concepción es el valor referencial silla. Y lo que en su concepción son los semas, en mi concepción son las referencias. La silla, en cuanto valor referencial, se compone de tres referencias. Para seguir avanzando es conveniente que llamemos figura al valor referencial de la silla y figuremas a cada una de sus referencias. Cuando hablemos de la figura de la silla, dibujaremos una silla. Y cuando hablemos de los figuremas de la silla, dibujaremos un asiento, un respaldo, y cuatro patas. Por analogía, en vez de hablar de semema y semas, de los que desconocemos su modo de existencia, hablaremos de significante y de significantemas. Significante de la palabra ‘silla’: /silla/. Significantemas de la palabra ‘silla’: /asiento/, /respaldo/ y /pata/.
Marzo 2002
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