sábado, 20 de abril de 2002

Cuerpos orgánicos y objetos configurados

De las últimas lecturas que he realizado de los textos de Hegel he extraído dos tesis importantes. Primera tesis: los cuerpos se dividen en orgánicos y en inorgánicos. Las partes de un cuerpo orgánico no son meras partes, sino partes funcionalmente diferentes. Distinguiremos el concepto de cuerpo orgánico del concepto de organismo. Una mesa, por ejemplo, es un cuerpo orgánico y no un organismo. En la mesa distinguimos dos partes funcionalmente diferentes: por una parte, el tablero, donde depositamos las cosas que vamos a usar cuando comemos o estudiamos, y por otra parte, las patas, que sirven para sostener el tablero y mantenerlo a una determinada distancia del suelo. Los objetos del mundo exterior no son amorfos, sino que están dotados de una configuración determinada. Dentro de estos objetos los hay firmemente configurados, como los árboles, y los hay no tan firmemente configurados, como las piedras. No queremos decir que las piedras carezcan de configuración, sino que tienen configuraciones muy diversas.


Cuerpo y figura


Todos los cuerpos, o una gran mayoría de ellos, están configurados. O mejor dicho: cada cuerpo tiene su propia figura. Por lo tanto, los objetos del mundo exterior son unidades de dos caras: cuerpo y figura. Si llamamos a la figura con el nombre de significante y al cuerpo con el nombre de significado, podremos afirmar que la figura  de un cuerpo significa a su propio cuerpo.
Corporemas y figuremas

Cada parte de la mesa, el tablero y las patas, está configurado de un modo distinto. Cada parte de la gacela, la cabeza, el cuello, el tronco, el rabo y las patas, tiene su propia configuración. A las partes de un cuerpo las llamaremos corporemas, y a las partes de una figura, figuremas. Surge en este punto un problema lingüístico, pues usamos las mismas palabras para llamar a los corporemas y a los figuremas. Si te pido que nombres los corporemas de la mesa, me dirás: tablero y patas. Y si te pido que nombre los figuremas de la mesa, me dirás: tablero y patas. Para resolver este problema nos basta con recurrir a medios metalingüísticos: cuando hablemos de los corporemas pondremos las palabras entre apóstrofos, y cuando hablemos de los figuremas pondremos las palabras entre comillas.

Abril 2002

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