jueves, 22 de mayo de 2003

Imagen visual material, perceptual y mental

Juan Magariños suele señalar con reiteración la necesidad de que seamos rigurosos en nuestra actividad teórica, entendiendo aquí por riguroso que definamos previamente los conceptos que empleamos. Yo añado la necesidad de que seamos precisos en las distinciones que establecemos en los fenómenos que investigamos. En su último mensaje Paula Winkler señala, a propósito de la lógica entre el signo y el objeto semiótico, la necesidad de establecer tres distinciones claras: “1) La imagen material visual, la mesa que está colocada en el salón comedor, 2) la imagen perceptual, la que el interpretante percibe con sus sentidos, y 3) la imagen mental, la que archiva en su memoria”. Las reflexiones que expondré a continuación tendrán como objetivo optimizar la precisión de esas distinciones y el rigor en la nominación de los objetos conceptuales. Ese será mi propósito, otro será el resultado, que concordará en más o en menos con los propósitos, y otro será el acuerdo o desacuerdo de los demás  con mis reflexiones.


La mesa que está en el salón comedor, si no hemos determinado previamente en que marco de relaciones se encuentra, es una mesa en general. Si, por el contrario, consideramos la relación de consumo que mantiene la familia X con dicha mesa, entonces la mesa figura como objeto de consumo y los miembros de la familia X  figurarán como consumidores. Sólo determinando previamente la clase de relación de la que vamos a hablar, podremos determinar con precisión el modo del ser o en calidad de qué figuran los extremos de la relación. Días atrás Dora Riestra, recurriendo a Vigotsky, hablaba de la importancia de considerar la acción en el análisis de la lógica entre signo y objeto semiótica. Esta idea coincide con lo que yo he planteado como clase de relación en la que se inscribe un objeto. Se trata de plantearle una tarea al sujeto frente al objeto, no hablar del objeto sin más, libre de las relaciones prácticas del sujeto con el objeto. Se trata de determinar cómo participa el lenguaje en la resolución de las tareas prácticas que lleva a cabo del sujeto. Todo esto a afecta a la estricta determinación del fenómeno en cuestión, cuya naturaleza semiológica se investiga.

Si delante de la mesa situamos un espejo, entonces se establecerá una determinada clase de relación, la de reflejo. Y en el marco de esta relación la mesa figura como objeto reflejado, el espejo como reflector, y la mesa en el espejo como imagen. Así que en la relación de reflejo hay que distinguir con claridad tres factores: el reflector, el objeto reflejado y la imagen. Si en vez de un espejo situamos una persona que se limita a ver la mesa, entonces estaremos ante otra determinada clase de relación, la perceptiva. Y en el marco de esta relación la mesa figura como objeto percibido, la persona como perceptor, y la mesa en la retina de la persona como imagen perceptual. Así que en la relación perceptiva hay que distinguir con claridad tres factores: el perceptor, el objeto percibido y la imagen perceptual. De acuerdo con las distinciones y nominaciones establecidas en este párrafo, las dos primeras  distinciones-nominaciones establecidas por Paula Winkler son, a mi juicio, equívocas. Recordemos la primera de sus distinciones-nominaciones: “La imagen material visual es la mesa  que está colocada en el living”. Al hablar de “visual”,  debemos presuponer que la clase de relación que se establece entre el sujeto y el objeto es la perceptiva visual. Pero si es así, si nos encontramos en el marco de una relación perceptiva visual, la mesa figura como objeto de la percepción y no como imagen. Recordemos ahora la segunda distinción establecida por Paula: “La imagen perceptual es la que el interpretante percibe con sus sentidos”. Cuando uno percibe una mesa, la mesa es el objeto percibido. En la percepción de la mesa no percibimos la imagen visual de la mesa, sino a la mesa misma. La imagen visual es el resultado que se produce en la retina del sujeto fruto de su relación con un objeto exterior a él.

Hablemos, por último, de la tercera distinción-nominación establecida por Paula Winkler: “La imagen mental es la que archiva en su memoria (el intérprete)”. Las imágenes mentales son de dos clases: sensibles y conceptuales (lógico verbales). De la mesa tenemos fundamentalmente dos tipos de imágenes sensibles: visuales y táctiles. Las imágenes visuales nos delatan como contempladores, mientras que las imágenes táctiles nos delatan como personas prácticas. Por imagen conceptual entiendo de modo general la imagen o representación que nos proporcionan los Diccionarios sobre los objetos del mundo. Por ejemplo: Mesa. Mueble compuesto por un tablero horizontal sostenido por uno o varios pies, que sirve para comer, etcétera. Se podrá estar en más o menos acuerdo en la certeza de esta definición, pero de lo que se trata de destacar es que la imagen conceptual de una mesa es la imagen o representación que nos hacemos de la mesa por medio de palabras, más en concreto, mediante un juicio conceptual. Luria, en su estudio sobre la memoria, habla de tres tipos de memoria figurativa: las imágenes sucesivas, las imágenes gráficas, y las imágenes de representación. Escuchemos lo que dice sobre esta última: “Lo primero que distingue a las imágenes de representación con respecto a las imágenes gráficas radica  en que las de representación son siempre polimodales, dicho en otros términos, incluye siempre en su estructura elementos tanto de las pautas motoras como de las visuales, táctiles y auditivas; son huellas no de un solo tipo de percepción, sino el resultado de una actividad práctica compleja en relación con los objetos”. Creo que la distinción que Paula Winkler nomina como imagen mental corresponde a lo que en Luria se nomina como imagen de representación”.

Creo que Paula Winkler establece tres distinciones que son ciertas o yo las estimo como ciertas. Pero las certezas tienen grados y desarrollo. A la hora de establecer distinciones hay que entrar en detalles, para asegurar así que el nombre que escogemos para el objeto conceptual  sea el más acertado o menos equívoco. Y con el aumento en el número de los detalles considerados en las distinciones, las nominaciones de los objetos conceptuales tendrán mayor grado de certeza. De ahí que puedan haber distinciones ciertas en cierto grado de desarrollo de la investigación, pero conforme aumentan las distinciones las nominaciones originarias se puedan tornar equívocas.

3 de agosto de 2003.


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