“Lo que comúnmente se denomina el problema del significado parece que concierne de igual manera, si no en un grado mayor, a la filosofía, la lógica y la psicología, y quizá también a disciplinas tales como la antropología y la sociología. Los filósofos, en particular, han prestado siempre una gran atención al significado desde el momento en que se encuentra necesariamente implicado en cuestiones filosóficas tan vitales y tan obviamente controvertibles como la naturaleza de la verdad, la situación de los conceptos universales, el problema del conocimiento y el análisis de la realidad”. (John Lyons, Introducción en la Lingüística Teórica, pag. 414. Teide 1979)
Bajo el punto de vista del conocimiento el significado se presenta como un objeto que es fruto de la intersección entre varias esferas del saber: la semiótica, la lingüística, la antropología, la psicología, la sociología y la filosofía. También cabe destacar que en esta múltiple intersección la filosofía desempeña un papel destacado, debido a que en la naturaleza del significado concurren problemas específicamente filosóficos: las contradicciones entre la práctica y la teoría, entre lo particular y lo universal, entre lo real y lo ideal, y entre lo verdadero y lo falso.
Reconocida la intersección entre distintas esferas del saber en el estudio de la naturaleza del significado, paso a exponer tres ejemplos donde explicaré cómo entiendo yo la resolución de los problemas de intersección. Hay un trabajo de Peirce titulado ¿qué es un signo?, traducido al castellano por Uxía Rivas, cuyas referencias son NS 404 (Publicado parcialmente en CP 2.281, 285 y 297-302), donde se explican tres estados mentales: la sensación, la reacción (o respuesta) y el pensamiento. Aunque la explicación dada por Peirce es interesante, no obstante, tiene componentes muy intuitivos. Aquí tenemos un caso de intersección de la Semiótica con la Psicología, entendiendo por esta última -siguiendo a Sechenov- la ciencia que estudia la formación de los procesos mentales. El estudio de la sensación, de la reacción y del pensamiento pertenece específicamente a la Psicología, aunque sean conceptos básicos del discurso semiótico. En este caso creo que la Psicología debe intervenir para apuntalar esas ideas de Peirce.
Pongamos otro ejemplo. Durante la segunda quincena de agosto he estado estudiando un libro de Alexander Romanovich Luria titulado “Lenguaje y comportamiento”. He observado que en toda su exposición el concepto de señal, como ocurre en la Fisiología de la actividad nerviosa superior, desempeña un papel básico. Dicha categoría circula en el texto de Luria, pero no es elaborada. Este es un caso de intersección de la Psicología con la Semiótica, si corresponde a la Semiótica elaborar el concepto de señal. En este caso creo que la Semiótica debe intervenir para apuntalar las ideas de Luria.
Humberto Eco habla de los umbrales de la Semiótica, yo prefiero hablar de sus límites. Considero que la Semiótica es una determinada esfera del saber, ya sea ciencia, metodología o ambas a la vez, que tiene sus límites. Pero estos límites no son puros, sino otras esferas del saber con las que entra en intersección. Pero igual les ocurre a la psicología, a la sociología y a la filosofía, sus límites son otras esferas del saber con las que entran en intersección. Aquí no defiendo una investigación multidisciplinaria donde investigadores de distintas esferas del saber se ponen de acuerdo para hablar del mismo objeto de estudio, sino una investigación que se mueve en una determinada esfera del saber cuyos límites son otras esferas del saber. Estas otras esferas del saber sirven para apuntalar las ideas límites de la esfera del saber central. De ahí que podamos acordar que en toda esfera del saber hay dos clases de ideas: las centrales y las límites o periféricas. Las ideas límites o periféricas se presentan como intersección de una esfera del saber con otras esferas del saber. De ahí que podamos hablar de esfera central del saber y de esferas interceptadas por la esfera central. De esta manera todas las esferas del saber desempeñarán dos papeles: el de esfera central y el de esfera límite de otras esferas.
La función de apuntalar ideas que una determinada esfera del saber puede efectuar sobre otra puede venir promovida por tres causes diferentes. Puede darse el caso que un investigador determinado, por ejemplo un semiólogo, decide investigar un determinado fenómeno semiótico, y consciente de las lagunas de sus ideas límites demanda la participación de investigadores de otras esferas del saber: de la fisiología, de la psicología y de la filosofía. Sólo les pide su concurso para apuntalar las ideas límites de su investigación, no para tratar sus ideas centrales. A esto lo denomino multidisciplinariedad orgánica, para distinguirla de la multidisciplinariedad sin más, donde investigadores de distintas esferas del saber estudian el mismo tema. Puede darse un segundo caso donde un investigador de una esfera del saber determinada, la psicología, estudiando otra esfera del saber, por ejemplo la semiótica, observe que las ideas límites de esta esfera deben ser apuntaladas sin que sea demandado por el semiólogo. Por último, puede darse un tercer caso donde un investigador de una esfera del saber determinada, por ejemplo la Filosofía, estudiando otra esfera del saber, por ejemplo la Semiótica, observa que uno de sus límites no está firmemente determinado, que faltan las ideas límites correspondientes. En este caso la función de apuntalar se entiende en el sentido de agregar las ideas que faltan para determinar con firmeza uno de los límites de la esfera del saber sometida a estudio.
Creo que Baudrillard intentó elaborar una semiología del valor de uso. Dio con sus conceptos básicos, las necesidades y las satisfacciones humanas, que los tomó de Marx. Pero elaboró los conceptos de necesidad y satisfacción de un modo filosófico especulativo. No observó que las necesidades y las satisfacciones son conceptos centrales de la Antropología y conceptos periféricos o límites de la Semiótica. Es cierto que la Antropología en una parte de sus ideas límites, por ejemplo, en lo que afecta al envoltorio, la etiqueta y el precio del producto, necesita de la Semiología, pero también es cierto que en otras partes de sus ideas límites necesita de la Psicología, de la Sociología y de la Filosofía. El estudio de la riqueza como valor de uso, como cosa que por sus propiedades satisfacen necesidades humanas, pertenece a la Antropología como esfera del saber central. En esto reside el error de Baudrillard: confundir la función central de la Semiótica, el estudio de la vida de los signos, con su función apuntaladora en la esfera de la Antropología.
6 de septiembre de 2003.
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