Es cierto que las ideas de Marx fueron elaboradas sobre la mitad del siglo XIX, pero no por ello se puede afirmar que han perdido actualidad. Kant, por ejemplo, es más viejo que Marx, sin embargo, Luís Ledo considera que sus ideas sobre la apariencia y la esencia son más operativas que las de Hegel y las del propio Marx. Descartes es aún más viejo, y Aristóteles lo es más todavía, no obstante, muchas de sus ideas siguen siendo útiles en la actualidad. Sin ir más lejos, Pablo Romero ha hablado de la necesidad de reflexionar sobre las ideas de Aristóteles referidas a la clase media, porque son de importancia clave para comprender las sociedades modernas. Adam Smith es un economista muchísimo más viejo que Marx, sin embargo, sus textos ocupan un lugar privilegiado en las facultades de economía de todas las universidades del mundo capitalista.
Sería oportuno preguntarse por qué Marx ha sido desbancado, arrinconado y desterrado del pensamiento económico actual. La respuesta nos la da Morishima: si los marxistas abandonaran la teoría del valor trabajo, Marx podría ser aceptado como miembro de pleno derecho en la economía convencional e, incluso, abrirse cátedras sobre su pensamiento económico. ¿Y por qué resulta tan incómoda a la economía actual la teoría del valor trabajo de Marx? Porque en caso de aceptarse, tendría que aceptarse también que el patrimonio empresarial y personal de los grandes y medianos capitalistas no es obra del trabajo propio sino de la apropiación de trabajo ajeno, que las grandes riquezas que hoy están en manos de los grandes capitalistas de todo el mundo pertenecen en su origen a los trabajadores. Esta es la razón profunda del destierro de Marx de la economía actual, porque representa la única crítica radical al sistema capitalista, poniendo de manifiesto de modo científico que el enriquecimiento de unos pocos se debe a la explotación del trabajo ajeno de los muchos.
Es cierto que el pensamiento de Marx es viejo, pero más viejo es el sistema capitalista, y más lo son aún la mercancía y el dinero. Si las mercancías, el dinero y el sistema capitalista no han dejado de existir, entonces Marx sigue teniendo plena y total vigencia, puesto que es uno de los pensadores que mejor ha estudiado la naturaleza del dinero y del capital. Marx no fue un utopista, no se dedicó a construir en su cabeza cómo podría ser la sociedad socialista, ni a embellecer ese futuro. La parte de El Capital dedicada al estudio del socialismo no llena una página, el grueso total de sus páginas está dedicado enteramente a demostrar la necesidad y la razón de ser del capitalismo. Y cuando habla de socialismo lo hace atendiendo a la propia evolución de las formas económicas capitalistas, como cuando, por ejemplo, estudia el surgimiento de las sociedades anónimas y el advenimiento del sistema de crédito, cuando se produce la diferenciación entre la función de empresario y la función de propietario, afirmando que representan formas de transición hacia el socialismo. No extrajo la necesidad del socialismo de su supuesta ideologizada cabeza, sino de los resultados de la propia evolución del capitalismo. Me alegra que Luis Ledo se haga cada día más marxista. Lo tengo por una persona de izquierda y por materialista. Y como Marx, no hay mejor crítico del sistema capitalista ni mejor pensador materialista.
Examinaré uno por uno cada uno de tus argumentos. Lo primero que dices es que si la única crítica que puede hacerse al actual capitalismo hubiera de consistir en la vieja teoría del valor-trabajo expuesta por Marx hace más de medio siglo y medio, los capitalistas podrían estar absolutamente tranquilos. Yo creo que los capitalistas están absolutamente tranquilos, por una parte, porque no existe ninguna fuerza política que use la vieja teoría de Marx, y por otra parte, porque no existe ninguna teoría nueva que cuestione el sistema capitalista.
En segundo lugar, dices que los capitalistas llevan siglo y medio conviviendo tranquilamente con esa crítica; y añades entre paréntesis que, frente a lo que yo pienso, crees que son pocas las universidades capitalistas donde no se enseñe la teoría del valor-trabajo de Marx. Es cierto que en las Universidades se estudia la teoría del valor de Marx; pero no como crítica del capitalismo, sino como crítica de las propias concepciones de Marx. Así por ejemplo, en el libro de Roger Backhouse, Historia del análisis económico, texto muy usado en las facultades de economía, puede leerse lo siguiente: “Los defectos de la teoría del valor-trabajo que llevaron a Jevons a reaccionar en contra de Ricardo también están presentes en la obra de Marx, lo que significa que los economistas de la generación de Marshall pudieron rechazarla justificadamente por las mismas razones que rechazaron la de Ricardo”. Esta es la forma de estudiar la teoría del valor trabajo de Marx, afirmar que está totalmente justificado que la generación de Marshall reaccionara ante la teoría del valor trabajo de Marx por las mismas razones que hicieron reaccionar a Jevons contra Ricardo. Pero Backhouse sigue con la “exposición” de la teoría del valor de Marx, diciendo lo siguiente: “...si Marx quería explicar cómo se distribuía la plusvalía entre los capitalistas, tenía que explicar los precios.
Pero parece plausible que la principal explicación del compromiso de Marx con la teoría del valor-trabajo resida en sus implicaciones ideológicas. Marx no se limitó a medir el valor en tiempo de trabajo, pues la plusvalía entrañaba la implicación ética de que los beneficios constituían los frutos de la explotación. El problema de Marx reside en que quiso demostrarlo científicamente, y no es posible justificar científicamente esa proposición”. Es decir, concebir los beneficios, de los que se apropian los capitalistas, como fruto de la explotación del trabajo, que fue lo que hizo Marx, es una toma de postura ética y no económica. Esta es la manera de exponer la teoría del valor-trabajo de Marx en las Universidades capitalistas, afirmando que Marx es un ideólogo y no un científico.
Dices, en tercer lugar, que en la práctica capitalista hace ya mucho tiempo que el trabajo humano ha dejado de ser la fuente del valor, sustituido por algo que por mi parte denomino “valor de consumo” como resultado de una producción semiótica. Te respondo de una manera práctica: supongamos que un capitalista monta una industria y emplea 60 trabajadores. Al cabo de veinte años el capitalista tiene un patrimonio empresarial de 10 millones de euros y un patrimonio personal también de 10 millones de euros, mientras que cada uno de los trabajadores todavía está pagando la hipoteca de una casa de 150.000 euros y su patrimonio se reduce a la parte que han pagado de esa hipoteca. Se trata sólo de explicar por qué el capitalista se ha enriquecido de la manera descrita y por qué los trabajadores siguen con lo puesto. Se pueden dar las explicaciones que se quiera, pero a mí me convence la explicación que da Marx: el 90 % del patrimonio empresarial y personal del capitalista es resultado de la apropiación del valor creado por los 60 trabajadores.
Dices, por último, que es urgente renovar una crítica de la economía capitalista que esté basada en las realidades actuales, y no en planteamientos referidos a un capitalismo que tiene muy poco que ver con el actual. El capitalismo de hoy día es muy distinto del capitalismo de hace 150 años, pero las principales formas económicas no han sufrido variación alguna. El capital fijo, el capital circulante, el salario, la ganancia, el interés, el alquiler, los dividendos, el precio y otras formas económicas más, existen ahora como existían en tiempos de Marx. Y como estas formas económicas fueron muy concienzudamente estudiadas por Marx y hoy día siguen existiendo en toda su plenitud, y la globalización no hace sino poner de manifiesto el predominio de esas formas, no veo razón alguna para considerar que Marx carece de actualidad.
25 de febrero de 2004.
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