En el Diccionario de Economía Política de Borisov, Zhamin y Makarova, akal 74, puede leerse: Relaciones de producción: conjunto de relaciones económicas que se establecen entre los hombres, independientemente de su conciencia y de su voluntad, en el proceso de producción, cambio, distribución y consumo de los bienes materiales. Esto es un concepto demasiado genérico, extremadamente universal, que poca utilidad tiene para analizar la realidad concreta. Estos conceptos son mecanismos clasificatorios, no mecanismos de análisis. Además son conceptos congelados, sin vida, sin movimiento. Pensemos en un trabajador cualquiera y enumeremos las relaciones económicas que vive día a día: paga al conductor de la guagua la tarifa del viaje, trabaja para una empresa a cambio de un salario, compra en un centro comercial los bienes que necesita y solicita un crédito al banco para comprar una vivienda. Lo que hace Marx en El Capital es analizar todas estas formas económicas y descubrir su fondo oculto. Y esa debería ser una de las capacidades los marxistas: ser capaz de analizar todas esas formas económicas. Pero no hace eso, no analiza al detalle todas las relaciones económicas de las que participa el trabajador, sino que agrupa todas esas relaciones bajo la categoría ‘relaciones de producción’.
No estoy de acuerdo en que lo que encontramos en un libro es lo que llevamos en nuestro interior. Si fuera así, no haría falta estudiar ni prepararse para estudiar. En la tercera página de El Capital leí la expresión ‘forma fenoménica’. Paré de estudiar El Capital, recurrí a Husserl, y en sus Investigaciones Lógicas descubrí una primera aproximación al concepto de forma fenoménica. Y entonces, sólo entonces, seguí con el estudio de El Capital. Yo creo que la primera medida a tomar es determinar si tal o cual marxista han estudiado El Capital. Y en este ámbito habrá buenos y malos estudiosos de El Capital, los habrá rigurosos o especulativos, lógicos o intuitivos. Lo cierto es que cuando lees el Capital observas que su primera lección versa sobre la transformación de la mercancía en dinero, que la lógica que se emplea para dicha exposición es la lógica fenoménica, que el concepto de forma fenoménica o modo de expresión es fundamental para el estudio de la naturaleza del valor, y que es una excelente exposición de lo que es la Lógica Dialéctica. Pero nada de esto aparece en los libros al uso sobre marxismo.
Al igual que hay que distinguir entre Marx y los marxistas, hay que distinguir entre Lenin y los leninistas. Desde hace tiempo no empleo el nombre de Lenin, por la altísima tergiversación que ha experimentado esta figura histórica, sino su nombre auténtico, Vladimir Ilích. Vladimir Ilích es un gran pensador, su capacidad para analizar teórica e ideológicamente los textos es impresionante, y quien después de haber realizado algunas lecturas de los textos de Hegel concluyó: quien no haya leído la Lógica de Hegel no habrá comprendido El Capital de Marx. Pero si Marx es muy mal leído entre los marxistas, más lo es Hegel. Y con Vladimir Ilích pasa tres cuartos de lo mismo. Gran parte de la producción teórica del líder de los bolcheviques está dedicada a la crítica de los partidos de la extrema izquierda en todas sus variadas facetas. Sin embargo, los llamados partidos leninistas no sólo ignoran esta verdad, sino que ellos mismos son partidos extremistas. Así es la historia y la vida: llenos de zigzas y de contradicciones irracionales.
18 de enero de 2004.
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