lunes, 15 de junio de 2009

Dos conceptos de valor de uso

Cuando leo un texto de Hegel en ningún momento estoy pensando en el carácter idealista de su pensamiento, sino en lo que me está aportando en dos niveles: uno, en el enriquecimiento del fondo de conocimiento, y dos, en la mejora en el arte de pensar.  Y esto lo hago con cualquier pensador o artista: Aristóteles, Hume, Cervantes, Einstein, Husserl, Borges, etcétera.


No trato de insinuar que no pueda criticarse el pensamiento de los grandes clásicos del pensamiento y de la literatura, lo único que indico es que se gana más aprendiendo de ellos que criticándolos. O mejor dicho: primero habría que conocerlos con cierto grado de extensión y profundidad antes de pasar a la crítica. De ese modo nuestra riqueza conceptual será mayor y nuestra crítica estará mejor fundamentada.

Atendiendo a la demanda de Victoriano para que le diera una valoración sobre los productos financieros llamados derivados, me hice con cuatro libros: “Breve historia de la euforia financiera” de Galbraith; “Análisis técnico – Operar con éxito en acciones y futuros” de Francisco Llinares; “Finanzas Internacionales” de Petra Mateos y Analistas Financieros Internacionales; y “Mueve tu dinero y hazte rico” de Aitor Zárate. Estos libros -no todos sus capítulos-   me ha llevado su tiempo estudiarlos  y tengo aún que profundizarlos más. Pero no sólo es eso, como pretendo hacer un análisis de esas formas económicas, me he visto inevitablemente abocado a estudiar por enésima vez varios capítulos de El Capital. Y sigo todavía en esta tarea, acopiando materiales y conceptos, antes de lanzarme a elaborar el trabajo.  Evito con ello la opinión ligera y superficial.

En medio de este ambiente teórico he creído oportuno hacerles llegar dos conceptos de valor de uso presentes en El Capital de Karl Marx, cruciales para entender su teoría del valor, y convenientes para el enriquecimiento teórico. Marx define en principio el valor de uso como una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas o como una cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos aspectos. También añade que los valores de uso son productos del trabajo útil.

Pero hay otro concepto de valor de uso que suele confundirse con ése y que es crucial saber distinguir. Supongamos que admitamos que la sustancia del valor es el trabajo humano abstracto o el gasto de fuerza de trabajo. Imaginemos ahora que somos los directores de la economía de una país, y que disponemos cada día de ocho horas de trabajo social medio que podemos emplearlas en hacer o una mesa,  o dos sillas, o cincuenta kilos de trigo, o seis pares de zapato, etcétera. Supongamos ahora que el lunes la empleamos en hacer una mesa, el martes en hacer dos sillas, el miércoles en producir 50 kilos de trigo, etcétera.  Así que podremos afirmar que una mesa tiene un valor de ocho horas de trabajo social medio, que dos sillas tienen un valor de ocho horas de trabajo social medio, que cincuenta kilos de trigo tienen un valor de ocho horas de trabajo, y así sucesivamente.

Pero podemos invertir esta serie de proposiciones y decir: el valor de ocho horas de trabajo puede existir en forma de una mesa, de dos sillas, de cincuenta kilos de trigo, etcétera. Aquí el valor de uso está concebido como forma de existencia del valor. Este es el segundo concepto de valor de uso que se confunde con el primero: el valor de uso se presenta como la forma de existencia sensible o natural del valor. Encontramos un ejemplo analógico en el mundo de la religión cuando afirmamos que Jesucristo es la forma de existencia sensible  de Dios, o en el campo de la lingüística cuando afirmamos que el significante es la forma de existencia del significado.  Por último añadiré que en esta concepción, la de presentar el valor de uso como forma de existencia del valor, se trata de concebir la sustancia como sujeto, que es uno de los grandes aportes filosóficos de Hegel. Y puedo asegurar que el estudio de las formas del valor es imposible de entender si no se tiene en cuenta esta determinación filosófica.


Cordialmente,
Francisco Umpiérrez

En Las Palmas de Gran Canaria. 28 de enero de 2009.
Dos conceptos de valor de uso (2)


Dice Dikaios: “Marx analiza el valor de uso y de cambio siguiendo los análisis lógicos de la cualidad (uso) y de la cantidad (valor): en el valor de uso todavía no hay número y por tanto los valores son inconmensurables unos respecto de los otros”.

Esto que afirma Dikaios no es cierto. Dikaios presenta los valores de uso como algo sólo relacionado con la cualidad y ajeno a la cantidad. Pero en la segunda página de El Capital puede leerse lo siguiente: “En la consideración de los valores de uso se presupone siempre su determinación cuantitativa, como una docena de relojes, una vara de tela, una tonelada de hierro, etcétera”. Esta idea no sólo es obvia bajo el punto de vista teórico, sino también bajo el punto de vista práctico.

Dikaios presenta el valor como algo vinculado esencialmente con la cantidad y ajeno a la cualidad. Y también afirma que los valores son inconmensurables porque en el valor de uso no hay número. Pero Marx, en el apartado dedicado al análisis del contenido de la forma relativa del valor, dice lo contrario: “Para hallar cómo está contenida la expresión simple del valor de una mercancía en la relación de valor de dos mercancías, hay que considerar en primer lugar esta relación en plena independencia de su aspecto cuantitativo. En general, se hace lo contrario y se ve en la relación de valor únicamente la proporción en la que se equivalen mutuamente cantidades determinadas de dos tipos de mercancías. No se tiene en cuenta el hecho de que las magnitudes de cosas distintas sólo pueden compararse cuantitativamente después de reducirlas a la misma unidad. Son magnitudes del mismo denominador y, por tanto, conmensurables únicamente como expresiones de la misma unidad”. Esta idea tampoco tiene mucha ciencia. Es una obviedad. Supongamos que te preguntan cuánto son dos naranjas y tres plátanos. Primero habría que reducir las naranjas y los plátanos a un denominador común: frutas. Y luego puede sumarlas: 5 frutas. Igual sucede con la relación de cambio entre mercancías.

Dikaios afirma que lo que yo presento como segundo concepto del valor de uso no es más que valor de cambio o simplemente valor. Pero de nuevo se equivoca. En la sección de El Capital dedicada al análisis de las tres particularidades de la forma de equivalente, Marx dice lo siguiente: “La primera particularidad que resalta en la observación de la forma de equivalente es ésta: “el valor de uso se convierte en forma fenoménica de su opuesto, del valor”. Cuando Dikaios habla del valor de cambio, debe saber que habla de la relación de cambio de dos mercancías. Y las dos mercancías no desempeñan el mismo papel: la mercancía que expresa su valor se encuentra en forma relativa de valor, mientras que la mercancía que sirve de material de expresión del valor se encuentra en forma de equivalente. Y mi afirmación acerca del segundo concepto de valor de uso se refiere a una de las particularidades del contenido de la forma de equivalente.
 28 de enero de 2009.

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