Victoriano, miembro del foro Ideas y Cultura, me preguntó hace ya meses por los mercados de derivados. Desde aquel instante me hice con varios libros especializados en dichos mercados. Estudié las opciones y los futuros. De ahí fui despedido hacia El Capital de Karl Marx, en concreto hacia el dinero y hacia el capital productor de interés. Llevo tiempo reflexionando sobre el carácter fetichista de la mercancía. Y estos días he estado rondando de nuevo sobre el capital productor de interés, del que Marx dice que representa la forma pura del fetiche.
Cuando un capitalista crea una industria el valor cambia de forma. Primero existe en forma de dinero, capital monetario; después ese dinero es invertido en comprar maquinarias, materias primas y fuerza de trabajo, el valor adopta ahora la forma de capital productivo; y por último, una vez elaborado el producto hay que venderlo, en ese entonces el valor adopta la forma de capital mercantil. Y una vez se vende, retornamos a la forma monetaria. Por el contrario, en el capital productor de interés se produce esto que dice Marx: “Se disuelven aquí todas las formas especiales que el capital adopta, según la esfera especial de producción o circulación en que se invierta. El capital, aquí, existe bajo la forma indistinta, igual a sí misma, del valor de cambio independiente que es el dinero. (Qué expresión más filosófica: “forma indistinta, igual a sí misma”) Termina aquí la competencia entre las distintas esferas; todas ellas se confunden como dedicadas a prestar dinero, el capital se enfrenta a todas ellas bajo una forma que es todavía indiferente a las formas de su empleo”. (Importante aquí destacar el juicio “la forma de capital productor de interés o capital de préstamo es indiferente a la forma de su empleo)
Y sigue Marx –y mantengan la comparación con lo que dije sobre el capitalista creador de un negocio industrial-: “Es, por tanto, como capital a interés como el capital adquiere su forma pura de fetiche. En primer lugar, mediante su existencia constante como dinero, forma bajo la cual se disuelve toda determinabilidad y son invisibles sus elementos reales: sólo existe como mera existencia de un valor de cambio independiente, como valor sustantivo”. En el capital productor de interés el dinero se presta como dinero y se devuelve como dinero, preñado de un incremento al que se llama interés. Se representa mediante la fórmula D-D’. Se presenta como un movimiento económico que nada tiene que ver con el movimiento real de la economía. Las relaciones de producción entre los hombres se han reducido a la relación del dinero consigo mismo. Nos encontramos ante la máxima cosificación de las relaciones sociales de producción.
Sin duda que Marx es un pensador grandioso y profundamente filosófico. Siempre he considerado sus textos como minas inagotables de categorías y formas discursivas. Las citas las he tomado del apéndice dedicado a la economía vulgar de su libro “Teorías de la Plusvalía”.Me queda todavía que reflexionar y profundizar mucho más sus ideas. Pero quería adelantarles algunas impresiones.
15 de marzo de 2009.
He llegado a su post, después de que tengo la impresión de que he seguido en paralelo sus cavilaciones acerca del fetichismo en Marx, aunque sea dos años más tarde (en este 2011). Por ello, le invito a que visite mi post sobre el tema.
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