martes, 16 de junio de 2009

Estimaciones de valores y precios

Creo que la discusión está ahora en el ámbito en el que debe estar previamente: en la transformación de la mercancía en dinero y en la circulación simple de mercancías.
Está en las primeras determinaciones que hay que tener en cuenta. Ya traje a colación esta cita, pero la vuelvo a introducir en el foro: “En cuanto medida del valor, el dinero es la forma fenoménica necesaria  de la medida inmanente del valor, del tiempo de trabajo”. Dos cuestiones salen a relucir aquí: una, que el dinero es la forma fenoménica necesaria (y subrayo lo de necesario) del tiempo de trabajo. Y la segunda cuestión sería: ¿Podemos medir el tiempo de trabajo durante el proceso de producción y determinar que ese tiempo constituye el valor de la mercancía? Respondo con un no rotundo. ¿Por qué? Porque es en el mercado donde la mercancía en cuestión tiene que demostrar si el trabajo gastado en ella ha sido el trabajo socialmente necesario.

Sin duda que en el proceso de producción resulta visible que el gasto de fuerza de trabajo constituye la sustancia del valor de las mercancías y que en el producto acabado el valor carece de objetividad o es imperceptible. Pero la cuestión es que sólo en el mercado la medida del valor queda fijada. De ahí que diga  Marx que el dinero es la forma fenoménica necesaria de la medida inmanente del valor.

Las categorías inmanencia y trascendencia pertenecen al mundo de la filosofía y su uso riguroso se inició con Descartes. Con inmanencia se señala algo que está en el interior de la conciencia y con trascendencia se señala algo que está fuera de la conciencia.

En el marco de la economía hay dos escuelas acerca del valor: Marx que habla del valor como algo intrínseco o inmanente a la mercancía, y Jevons que lo presenta como algo externo o extrínseco a la mercancía.

E insisto: las categorías filosóficas enriquecen y profundizan nuestra visión del mundo.

Estimaciones de valores y precios

Les hablaré de un ejemplo analógico que  puede dar un poco de luz sobre el problema de la forma del valor. Nadie se puede ver su propia cara. Para verla necesita de otro ser o cosa. Pero no de cualquier cosa, de una cosa que tenga la propiedad de reflejar el color. Esta cosa es el espejo o un charco. Sólo por medio de otra cosa, el espejo, nosotros podemos vernos a nosotros mismos. Es el único modo en que se hace objetiva para nosotros nuestra propia cara.

El mismo problema existe con la mercancía y el valor. Ninguna mercancía puede expresar su valor en sí misma. Sólo puede expresarla por medio de otra mercancía. Y esta mercancía puede servir de material de expresión del valor de la primera mercancía porque ella misma también es valor.

23 de abril de 2009.

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