miércoles, 17 de junio de 2009

Valor y forma de valor

Me meto en medio de las diferencias entre Rolando y Diego.
Creo que Rolando habla de la contradicción entre valor y forma de valor y plantea que no se puede desdibujar el valor a causa del énfasis en la forma del valor. Y yo estoy con él en el siguiente sentido: la forma de valor es el modo de expresión del valor. No es la forma del valor lo que determina el valor, sino el valor a la forma del valor.



Por su parte Diego, aunque puso el título de forma del valor está hablando del valor y, en especial, de la determinación social del valor. El valor, como todos los conceptos, tiene muchas determinaciones, y una de ellas es su determinación social. La cita que trajo a colación Diego que extrajo del libro III de El Capital se refería a la determinación social del valor. Esta determinación  ya aparece analizada en las primeras páginas de El Capital, en el primer capítulo del libro I, y reza así: “Podría parecer que si el valor de una mercancía viene determinado por la cantidad de trabajo gastada en su producción, cuanto más holgazán y menos diestra sea un hombre, tanto más valiosa será una mercancía, tanto más tiempo consume en su elaboración. Pero el trabajo que constituye la sustancia de los valores de la mercancía es trabajo humano igual, gasto de la misma fuerza de trabajo humana. Toda la fuerza de trabajo de la sociedad que se representa en los valores del mundo de las mercancías rige aquí como una sola y la misma fuerza de trabajo humana, aunque conste de innumerables fuerzas de trabajo individuales”.  Es en principio un poco difícil representarse como una sola y la misma fuerza de trabajo lo que son millones de fuerzas de trabajo individuales. Pero hay que hacerlo. Y el ejemplo que pone a continuación Marx lo deja más claro:

“Tras la introducción del valor a vapor en Inglaterra, por ejemplo, tal vez se requería la mitad de trabajo que antes para transformar  una determinada cantidad de hilo en tejido. El tejedor manual inglés necesitaba realmente  para esa transformación el mismo tiempo de trabajo que antes; pero el producto de su hora de trabajo individual no representaba ahora más que media hora de trabajo social, y, por eso, descendía a la mitad de su antiguo valor”. De este modo se demuestra que una cosa son las horas del trabajo individual y otra bien distinta son las horas de trabajo social que representa. Y como sucede en este caso, una hora de trabajo individual representa media hora de trabajo social. De ahí que aisladamente, cuando midamos el número de horas de trabajo que una empresa empleó en elaborar una mercancía, no podamos asegurar que esas horas de trabajo individual coincidan con las horas de trabajo social. Eso sólo queda definitivamente determinado en el mercado. Y no por otra razón sino porque en eso momento queda fijado de manera definitiva la cantidad de trabajo social que habría que emplear en cada artículo. Si esto no fuera así, el mercado sobraría como mecanismo económico.



(Y entre paréntesis le digo a Rolando que sin duda la filosofía hegeliana ayuda muchísimo a comprender El Capital; y al revés, con El Capital aprendemos a entender mejor el pensamiento de Hegel. Nadie como Marx para poner a Hegel boca abajo)


26 de abril de 2009.

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