El propósito de estos autores es demostrar que los resultados a los que llega Marx en El Capital, apropiación de trabajo ajeno por parte del capitalista, contradice las premisas de las que parte: intercambio de equivalentes.
En palabras de los propios autores. “¿cómo es posible que, al exponer una sociedad en la que rige el ciclo D-M-D’ sin violar la ley del intercambio de equivalentes, desemboquemos en un teorema que contradice la propia ley del valor? (Llamaré pregunta V a esta pregunta). Esto de desembocar, siguiendo un camino deductivo, en un teorema que contradice a otro que ha sido tomado como premisa es, científicamente hablando, (poner esta expresión en negrita es asunto mío) síntoma inequívoco de que hay algo mal planteado, de que no se ha hecho lo que se pretendía estar haciendo, o de que se ha deslizado por el camino un elemento con el que no se había contado, o como diríamos cartesianamente hablando, un elemento que no puede ser repasado, que no puede ser enumerado”.
(Pregunto entre paréntesis qué significa aquí hablar cartesianamente o deslisar que pensar cartesianamente es enumerar. Todo un gesto de aparentar inteligencia por parte de Liria y Alegre)
Paso a enumerar mis críticas a estos autores:
1. No distinguen el análisis de las formas económicas, el análisis de ciclo D-M-D’, de las determinaciones o condiciones históricas para que sea posible la transformación del dinero en capital.
2. Alteran el orden secuencial de la exposición de Marx. El orden secuencial seguido por Marx es el siguiente: La sección segunda titulada “la transformación del dinero en capital” se compone de tres apartados: 1. La fórmula general del capital; 2. Contradicciones de la fórmula general; y 3. Compra y venta de la fuerza de trabajo. Y después en la sección séptima “titulada el proceso de acumulación del capital”, nos vamos al apartado 1 del capítulo XXII y leemos el siguiente título: “Proceso capitalista de producción sobre una escala ampliada. Conversión de las leyes de propiedad de la producción de mercancías en leyes de la apropiación capitalista”.Pues bien, Liria y Alegre, exponen su crítica siguiendo la siguiente secuencia: primero, hablan de la fórmula general del capital, después de la conversión de las leyes de la propiedad de producción de mercancías en leyes de la apropiación capitalista, y por último, de la compra y la venta de la fuerza de trabajo. Es obvio que estos autores alteran el orden lógico de El Capital e imponen arbitrariamente su propio orden.
3. Los autores no exponen positivamente cada uno de los pasos expuestos por Marx. Se limitan a intercalar pequeños retales. Trozos de textos seleccionados arbitrariamente. Lo serio en una crítica es exponer previamente los pasos dados por Marx para explicar la transformación del dinero en capital. (Esto es un trabajo que tengo en andas).
4. Resulta curioso que Liria y Alegre planteen la pregunta V como si fuera un descubrimiento hecho por ellos y como si fuera un problema que tuviera que ver con la subjetividad teórica de Marx y no con la naturaleza de la cosa que se investiga. En el apartado “Contradicciones de la fórmula general” Marx se expresa en los siguientes términos: “La forma de circulación en que sale de la crisálida convertida en capital contradice todas las leyes explicadas anteriormente acerca de la naturaleza de la mercancía, del valor, del dinero y la misma circulación”. No se trata, como dicen Liria y Alegre, de que hay algo mal planteado por parte de Marx, sino que en el seno de la propia cosa se da tal contradicción.
5. Según Marx las condiciones del problema son las siguientes: “se trata de que el capitalista compre las mercancías por su valor, las venda por su valor, y, sin embargo, obtenga más valor del que invirtió”. Y la solución la plantea Marx en los siguientes términos: el plusvalor no puede provenir del valor de las mercancías sino del valor de uso de la mercancía comprada. Escuchemos pues a Marx: “Pero, para poder obtener valor del consumo de una mercancía, nuestro poseedor de dinero tendría que ser tan afortunado que, dentro de las esfera de la circulación, en el mercado, descubriese una mercancía cuyo valor de uso poseyera la propiedad singular de ser fuente de valor… Y el poseedor de dinero encuentra efectivamente esa mercancía específica en el mercado: la capacidad de trabajo o la fuerza de trabajo”. Y frente a esta idea, que se contiene en el apartado titulado “compra y venta de la fuerza de trabajo”, Liria y Alegre se expresan al final de su trabajo crítico, como si estuvieran descubriendo el secreto de la transformación del dinero en capital, en los siguientes términos: “El verdadero presupuesto del ciclo D-M-D’ no es en absoluto la ley del valor, ni siquiera un hipotético mercado generalizado. Es la aparición de en el mercado de una mercancía específica: la fuerza de trabajo”. Como si la ley del valor no incluyera el factor que crea el valor, esto es, la fuerza de trabajo. Creo que en muchos pensadores "marxistas" hay más gestos con la intención de aparentar que están llevando a cabo grandes razonamientos o reflexiones que lo que en realidad hacen: pura chapuza o pura especulación. Y después llegará el día, pasado los años, cuando de forma grave y sesuda comunicarán al gran público que abandonan el pensamiento de Marx, afirmando que este estaba equivocado. Lo abandonan aparentando que en verdad conocen el pensamiento de Marx. Pero en verdad no conocen el pensamiento de Marx, conocen el sucedáneo que ellos han producido con retales del pensamiento de Marx.
6. Aunque los autores se refieren a lógica dialéctica en varias ocasiones, no exponen el más mínimo concepto de esa lógica. Sencillamente se limitan a despreciarla y a presentarla como un recurso retórico. Así que aprovecho para exponerles un concepto elemental de dialéctica: las cosas hay que concebirlas como procesos y no como cosas dadas y fijas. Y contra este principio de la dialéctica incurren Liria y Alegre, ya que oponen las ideas de Marx que pertenecen a una fase de desarrollo con otras ideas que corresponden a otra fase de desarrollo. Veamos cómo se hace un edificio. Se hacen los cimientos, se levantan las columnas, se hacen las paredes, se instalan los tubos para la electricidad, los desagües y las cañerías, se visten las paredes, se montan las ventanas y las puertas, y un largo etcétera. Proceder de un modo metafísico es afirmar que el edificio es tal edificio al final, cuando la gente empiece a vivir en él, o en una determinada fase de su desarrollo, mientras que proceder de un modo dialéctico es afirmar que el edificio es la totalidad de las fases de su desarrollo. Y lo que hacen Liria y Alegre es oponer unas fases del desarrollo de la transformación del dinero en capital a otras fases de su desarrollo.
19 de abril de 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario