“El gran tema de la economía mundial del siglo XXI es cuál debe ser el papel del Estado. Para llevar a cabo la reestructuración descrita más arriba en este capítulo el gobierno deberá asumir un papel más importante. Los cambios a los que hemos asistido no se han producido solos ni es probable que lo hagan en el futuro. Pero los mecanismos del mercado pueden desempeñar el papel principal en la gestación, por ejemplo, en la construcción de una nueva economía verde. De hecho, un simple cambio –hacer que los precios reflejen correctamente la escasez medioambiental a largo plazo- puede ser un gran paso adelante”.
Unas cuantas páginas atrás Stiglitz había afirmado que los recursos medioambientales son escasos y se tratan como si fueran gratis. Y el resultado, a su juicio, es que los precios de estos recursos están distorsionados, y en algunos casos de forma grave. Supongamos ahora que este tema se debate en las distintas cámaras parlamentarias del mundo entero entre la burguesía de derecha, que le importa un bledo la situación medioambiental, y la burguesía de izquierda, que propone corregir los precios de los recursos medioambientales. ¿Haría mal la izquierda radical apoyando la propuesta de la burguesía de izquierda? Yo creo que no. El socialismo tardará aún mucho por llegar, al menos en Europa. Y lo mejor será que el socialismo se construya sobre un capitalismo reformado y más respetuoso con el medio medioambiente que sobre un capitalismo que haya destruido el medio ambiente de un modo irreparable. Porque si fuera así, el socialismo ya no sería posible, ya que no sería posible la vida humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario