Creo que fue el señor X quien me preguntó sobre el origen de cierta categoría en el ámbito de la religión. No recuerdo si fue sobre la categoría ‘perfección’. Pero como quiera que sea, he considerado oportuno transcribirles un pequeño fragmento de Filosofía de la Historia de Inmanuel Kant, donde las categorías ‘inmortalidad’ y ‘perfección’ adquieren un contenido netamente antropológico; y de ese modo se las restamos al más allá y al ser absoluto que lo gobierna.
Les transcribo dicho fragmento: “Y aunque esto es muy enigmático, no hay más remedio que reconocerlo una vez aceptado que, si una especie animal está dotada de razón, como clase que es de seres racionales mortales todos, pero cuya especie es inmortal, tiene que llegar a la perfección del desarrollo de sus disposiciones”.
Aquello que no es posible afirmar sobre el individuo, la inmortalidad y la perfección de las disposiciones, sí puede afirmarse sobre la especie. El individuo muere, pero la especie permanece. Y las facultades de los individuos son imperfectas, pero las de las generaciones en su desarrollo tienden a la perfección.
Todo esto tiene, como debe ser en razón, sus límites y condicionantes. Si mañana un enorme meteorito destruyera el planeta Tierra, la especie humana dejaría de existir y, por consiguiente, perdería su posibilidad de eternidad.
No haríamos mal en acostumbrarnos a usar las categorías de forma plástica y no como cajones de caras rígidas. Las relaciones entre especie e individuo es una oportunidad para desarrollar tal destreza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario