Autor: Hegel
Texto: Prefacio a la segunda edición de Ciencia de la Lógica
Cita: “Las formas del pensamiento están ante todo expuestas y consignadas en el lenguaje. En nuestros días nunca se repetirá bastante que el hombre sólo se distingue de los animales por el pensamiento. En todo aquello que se le convierte en algo interior, y principalmente en la representación, en lo que hace suyo, ha penetrado el lenguaje; y lo que el hombre convierte en lenguaje y expresa con él, contiene escondida, mezclada o elaborada una categoría; tan natural es al hombre el elemento lógico, o para decirlo mejor, tan propio es de su naturaleza misma. Pero si oponemos en general la naturaleza en sí, como lo físico, a lo espiritual, habría que decir que lo lógico es lo sobrenatural, que penetra en toda relación o actividad natural del hombre, en su manera de sentir, considerar, desear, necesitar, en sus impulsos, y lo convierte sobre todo en algo humano, aún cuando sólo fuese de una manera formal, proporcionándole representaciones y fines”.
Pequeña reflexión: ¿Dónde encontramos en primera instancia lo lógico? O mejor: ¿Dónde encontramos en primera instancia las formas lógicas? En el lenguaje y más especialmente en las categorías. En todo aquello que el ser humano ha vuelto interior –y hoy día el ser humano convierte a todo en interior, de ahí el enorme peso de su conciencia y su enorme angustia-, ha penetrado el lenguaje. Y donde hay lenguaje hay escondida, mezclada o elaborada una categoría. Así que lo lógico, en tanto lenguaje, es propio de la naturaleza humana. Aunque todo esto, la penetración del lenguaje en todo aquello que el hombre ha vuelto interior, es un producto histórico, el resultado de un largo proceso de evolución.
Lo lógico, esto es, las formas del lenguaje, penetra en todo lo que los seres humanos sienten, consideran, desean y necesitan. Todo lo modifican. Hace posibles nuevas representaciones y la elaboración de fines separados de las necesidades inmediatas de la práctica. Este es el poder del lenguaje. Está presente en toda nuestra subjetividad y ha modificado todas nuestras funciones psicológicas. Pero no debemos llevar nunca las cosas más allá de lo debido: modificar no es suplantar, modificar no es anular sino mejorar. El lenguaje esta presente en todas las formas de la subjetividad, en nuestra forma de sentir, en el deseo, en el amor, en la necesidad, en el odio…, pero no anula ni niega el carácter específico de cada una de esas funciones.
Apreciado Francisco,
ResponderEliminarPermíteme iniciar una serie de comentarios -preguntas- a tus intervenciones en tu propio blog. (Si fueran demasiado extensas, te mandaría un correo).
Estoy de acuerdo con Hegel, y su exposición acerca del lenguaje: todo lenguaje tiene su historia, y es la expresión del pensamiento. Digamos que para Hegel, no existe abismo entre el lenguaje y el pensamiento, ambos son intercambiables.
Últimamente, ando con lecturas de Wittgenstein y Heidegger. De ambos me quedo con la posibilidad de que sea el lenguaje un "juego" o un ámbito independiente, evidentemente humano, pero con sus propios mecanismos y evoluciones propias... Podríamos afirmar que el lenguaje es convencional, cierto, pero sus estructuras o categorías no lo son, y por ello, sus propias dinámicas ya no son pensamiento, sino que son las propias de un lenguaje.
Ciertamente que Heidegger era un nazi críptico -para todos, ¿dónde andaba la razón en esa época?-, pero me parece potente el hecho de por qué razón se adoptan ciertos giros lingüísticos, ciertas acepciones que se convierten en forma habitual de hablar... Teniendo en cuenta que sólo aquellas personas que dominan bien el lenguaje podrían ser creadores de estructuras, de "decir el ser", pero sabiendo que no son ellos quienes dirigen el hablar cotidiano (afortunadamente... ¿se imagina a Heidegger como Führer?
Un saludo.
PD- Cuando le saque algo más de punta al argumento y lo escriba en el blog, le facilitaré el enlace. Hasta la fecha, entablar un diálogo contigo, será suficiente.