domingo, 22 de diciembre de 2013

Percepción, representación y significación (2)

En la reunión del Cekam del pasado 18 de diciembre del año en curso, Ramón Galán hizo la siguiente afirmación: entre el caballo real y la escoba que hace de caballo de juguete deben haber propiedades en común. Yo le objeté que debería indicar cuáles son esas propiedades en común, a lo que él respondió que ambos entes comparten en común el tener propiedades. El error en esta afirmación está en tomar la unidad del concepto de valor de uso como prueba de que entre ambos entes hay propiedades en común. Me explico.
 
Por valor de uso entendemos una cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos sentidos. Y también una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas. Como todo lo que existe tiene propiedades, todo lo que existe es potencialmente un valor de uso. Luego el concepto de valor de uso tiene una extensión casi infinita. Si yo digo que el caballo real tiene propiedades y que la escoba que hace de caballo de juguete tiene propiedades, lo único que estoy haciendo es abarcar bajo el mismo concepto, esto es, bajo el concepto de valor de uso, el caballo real y la escoba que hace de caballo de juguete. Pero en ese mismo conjunto categorial también podemos introducir un automóvil, un bolígrafo y un sinfín de cosas que por sus propiedades puedan ser útiles. Luego la afirmación de que el caballo real y la escoba que hace de caballo de juguete comparten en común el tener propiedades, no es un rasgo privativo ni específico de los dos entes relacionados, sino un rasgo común   a todos los individuos que caen bajo el concepto de valor de uso.
El primer error de Ramón estriba en basar su afirmación en una intuición y no en el análisis. Y el segundo es el mencionado antes: utilizar la extensión del concepto de valor de uso para establecer la unidad entre el caballo real y el caballo de juguete. Todos sabemos que el concepto de valor de uso nos sirve para establecer diferencias cualitativas entre las cosas. Eso pasa con el caballo y con la escoba: tienen propiedades distintas y utilidades distintas. Luego un concepto que se usa para establecer diferencias cualitativas entre las cosas, no sería apropiado utilizarlo para establecer la igualdad cualitativa  entre ellas. Sigamos: por el hecho de que una escoba sea usada como caballo de juguete, no se logra que en la escoba broten unas propiedades que sean comunes a las del caballo. Y si esto ocurre, debería explicarse  cuáles son esas propiedades y cómo han brotado. Cuando un niño usa una escoba y se la pone entre las piernas como si fuera un caballo, uno podría atreverse a decir que lo mismo sucede con el caballo real: el jinete se lo pone entre las piernas. Pero entre las piernas se puede poner una persona muchas cosas, por ejemplo, un tambor, o un pasamano cuando se desliza escaleras abajo. Pero no por ello el tambor o el pasamano se tornan cosas que compartan propiedades en común con un caballo. También la idea de que algo se pone entre las piernas incluye modalidades muy diferentes, y no es lo mismo ponerse entre las piernas un caballo, que estrictamente no sería ponérselo entre las piernas, que ponerse una escoba. Elegí la escoba como ejemplo justamente por la razón de que es un valor de uso cualitativamente diferente de un caballo real. Señalé, como lo había hecho Vygotski, que son los gestos del niño los que hacen que la escoba signifique (o aparente) ser un caballo. También señalé durante la reunión de trabajo que un caballo de juguete, no una escoba, si comparte propiedades en común con el caballo real: la figura y la apariencia.
Ramón Galán había quedado en objetarme en el blog esas cuestiones; pero como no lo ha hecho, me he adelantado en la respuesta de acuerdo con las ideas que se manejaron en la reunión. Si las ideas que he puesto en su boca no son las que él cree que dijo, es lo de menos, la clave es aprovechar estas diferencias para aclarar algunas cuestiones conceptuales muy importantes para la educación teórica. Podemos suponer que el Ramón Galán que ha tomado la palabra en este discurso me lo he imaginado yo; y lo que él me pudiera objetar en el sentido de eso no lo dije yo, carecería de validez y de importancia.

1 comentario:

  1. Una reflexión de tipo metodológico: Cuando una persona refuta a otra, procuro ponerme en el lugar de la persona refutada. Me imagino como la persona que tiene la idea refutada. Esto tiene por un lado, desde el punto de vista de la vivencia una mayor intensidad . Y por el lado de los contenidos me obliga a primero prestar la máxima atención y no modificar la idea refutada. Y después a prestarle la máxima atención al desarrollo de la refutación.
    En el trabajo “percepción, representación y significación F. Umpierrez dice: “Lo cierto es que ciertos atrevimientos, como el que ha hecho Vigostky, desarrollan las vías de investigación, aunque al final resulten ser incorrectos”. Quizás la verdad sea en parte el desarrollo de las ideas que se adecuan al objeto y a sus relaciones. Y en ese sentido lo falso sea parte momentos necesarios del desarrollo de lo verdadero. Y como lo social no está desarrollado en su totalidad lo verdadero no está realizado en su totalidad.
    Saludos cordiales. Jerónimo Artiles.

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