viernes, 10 de enero de 2014

Lo universal, lo general, la necesidad y la representación


Escuchemos a Luís Lenes, del foro Filosofía y Pensamiento, en referencia a mi trabajo Los nombres, lo particular, lo general y la existencia: “¿No sería acaso conveniente que en este punto la mesa, dada como ejemplo, acordemos como el universal de mesa? Existen mesas (particulares) cuadradas, redondas, de cuatro patas, de tres patas, altas, pero todas son mesas (universal mesa, el concepto mesa, que agrupa a todas las particulares, la mesa en general)”.

Respondo: el concepto  de universal tiene varios sentidos y distintos contenidos y puede confundirse con el concepto de lo general. Repito lo que dije en el anterior mensaje: los matices y las transiciones entre los conceptos pueden llevarnos a confusión. Cuando leemos en el diccionario lo que significa la palabra “mesa”, lo que nos da el diccionario es la definición de la mesa o el concepto de mesa. Y lo que entra en la definición es lo esencial de la mesa. Es esencial a la mesa estar constituida por un tablero horizontal, mientras que el tipo de madera, el color y sus dimensiones no son esenciales y no entran, por tanto, en la definición. Al igual que el número de pies, la forma y la dimensión de las mismas tampoco son esenciales. Lo esencial es que el tablero horizontal esté sostenido por uno o varios pies. De este modo lo que se define es la mesa como ser general. No empleo en este caso el concepto de lo universal.
Cuando decimos de la mesa que es un ser universal, en primer lugar, lo decimos  porque la mesa existe en todas las partes del planeta. En segundo lugar, decimos de la mesa que es un universal porque está compuesto de muchas partes, propiedades y momentos.  En este segundo caso el concepto de universal está próximo al concepto de totalidad. Y en tercer lugar, se entiende por universal todo lo que se predica de un sujeto objeto. Si digo de la mesa que es de madera, la madera es un universal porque además de en la mesa está presente en muchos otros entes.
Por último, pregunta Luís Lenes cómo se puede provocar en la conciencia del animal la representación de un ser distinto de él. En la memoria del guepardo, por ejemplo, hay imágenes de uno de sus medios de consumo más habituales, por ejemplo, el impala. He afirmado en otro trabajo que la representación no es en principio más que la rememoración de la percepción. Debemos suponer que el impala aparecerá en los sueños del guepardo; no siempre, pero si por lo menos alguna vez. Si el impala siente hambre, se representará de manera más o menos nítida lo que suele ser su objeto de consumo habitual: el impala. Sin esa representación, es imposible explicar la actividad de cacería, actividad conforme a un fin, del guepardo. Así que es la necesidad de alimentarse la que provoca en el guepardo la representación de un ser distinto de él, esto es, de un impala.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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