domingo, 3 de agosto de 2014

Percepción, representación, imaginación y parecido

Estas reflexiones conceptuales que hoy comparto con el lector fueron motivadas por Trust: una película  dramática dirigida por David Schwimmer y  protagonizada en sus papeles principales por Clive Owen, que hace de padre y se llama Will,  y Liana Liberato, que hace de hija y se llama Annie. Annie, de 14 años, chatea con un joven de otra ciudad de supuestamente 16 años e inician una historia amorosa. Cierto día se conocen en un centro comercial. Charlie, así se llama el chico, no tenía 16 años ni 25 como le confesó a Annie la última vez que chatearon, sino más de 35 años. Ella se desconcertó y se sintió engañada. Él la sedujo, la llevó a un Motel y la violó. Su mejor amiga que la había visto con Charlie y notó días después de la violación que le sucedía algo preocupante, lo denunció a la dirección del Instituto. Llegó la policía se llevó a Annie y todo se puso al descubierto. A partir ahí la vida familiar de Annie se convirtió en un martirio, sobre todo por culpa de su padre Will, que no dejaba de pensar en el hombre que había violado a su hija y en todos los pederastas que existían cerca de su vecindad. El pederasta no pudo ser capturado y la película terminó con el padre derrumbándose ante su hija y confesándole que no había sido buen padre, que debió protegerla y no lo hizo. Sin duda que con estas pocas palabras no puedo cubrir todo lo que ocurrió en la película. Si el lector pudiera verla antes de empezar a leer mis reflexiones conceptuales, sería lo ideal. Y si no lo hace, como los conceptos captan lo que hay de general en los hechos, podrá atender de todos modos a lo que hay de principal en mi exposición, que no es la película sino la exposición del contenido conceptual de las categorías que presiden este texto.

Percepción y parecido
Todos hemos tenido la experiencia de tomar a una persona por otra. La base de esta confusión está en el parecido existente entre la persona que conocemos y la persona que tomamos por aquella. La confusión se supera al momento porque la persona que tomamos por otra nos advierte al instante que ella no es quién nosotros creemos que es. Esta confusión, tomar una persona por otra, no se produce entre las personas que más conocemos o que estamos habituados a verlas a menudo, se produce sobre todo con las personas que hace tiempo no vemos. Luego en este caso se produce la confusión porque nos basamos en recuerdos del pasado y no en percepciones del presente. La percepción habitual de una persona alimenta y actualiza de continuo su imagen en la memoria. Si dejamos de ver a una persona durante cinco o diez años la imagen que tenemos de esa persona en la memoria pierde vivacidad y traerla a actualidad cuesta mucho, los elementos borrosos abundan y la nitidez pierde muchos enteros. Solo podemos actualizar esa imagen por medio de fotografías. También ocurre que la apariencia y el cuerpo de esa persona han sufrido modificaciones al cabo de esos cinco o diez años y si la vemos ahora a lo mejor no llegamos a identificarla.
La confusión también puede producirse con persona que  conocemos habitualmente. Para que dicha confusión se produzca entra en juego dos factores importantes: una, que la persona que percibimos esté lejos y solo podamos percibir el contorno general, y dos, que nosotros tengamos cierta edad y nuestros ojos fallen. Los parecidos entre personas distintas aumentan en proporción directa a la distancia a la que se encuentra la persona percibida y a la falta de calidad de nuestros ojos.
Percepción e imaginación
Después de muerto mi padre al cabo de algunos meses mi madre me dijo: “Hoy vi a tu padre en la esquina de la calle Pérez Galdós bajando por San Bernardo. No es la primera vez que me ocurre, ya lo he visto en varias ocasiones”. Aquí el acto de imaginación no se edifica sobre un acto de percepción, de modo que viendo a una determinada persona el perceptor se lo representa como otra, sino que dado un determinado campo perceptivo el perceptor pone a la persona mediante la imaginación. Sin duda que esto no puede darse en cualquier persona ni en cualquier clase de relación. Has estado durante 45 años con una persona y cuando fallece tu deseo de volverla a ver es inmenso. Sientes su ausencia y lloras su muerte. Y en determinados campos perceptivos el compañero de toda tu vida se te presenta: un acto de la imaginación edificado sobre determinados campos perceptivos.
Percepción y representación
El caso paradigmático de edificación de un acto de la representación sobre un acto de percepción modificando el contenido perceptivo viene dado por el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha: percibía un molino de viento y se lo representaba como un gigante, percibía una posada y se lo representaba como un castillo, y así en una serie de casos más. Toda su azarosa vida fue una continua sustitución de la percepción por la representación. La posibilidad de que esto se produzca, que una persona sobre un acto de percepción edifique un acto de representación modificando el contenido perceptivo, lo explica muy bien Cervantes: por una parte, Alonso Quijano no cesaba de leer libros de caballería y aceptaba como cierto todo lo que allí se narraba, y por otra parte,  “él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio”.
La representación se impone sobre la percepción en Will
La violación de su hija traumatizó a Will de manera profunda. De hecho durante todo el tiempo que transcurre la película Will está más pendiente del pederasta que de su hija. La sed de venganza lo atrapa. Se imagina cómo fue violada su hija. Se imagina una escena muy violenta y a su hija gritando que acudiera en su ayuda. Su hija jamás contó cómo fue violada y la película solo contó el inicio de ese episodio. Will tuvo conocimiento por medio de la policía de todos los pederastas que vivían en la vecindad donde su familia residía. Acechó a uno de ellos. Estuvo tentado de comprar un arma de fuego. Se imaginó irrumpiendo en la vivienda de ese pederasta, golpearlo y al final matarlo de un disparo. Empezó a chatear haciéndose pasar por una jovencita de 15 años. Se llenó de odio. Le confesó a la psiquiatra que le aliviaría la detención del pederasta; hecho que nunca ocurrió. Esa era su situación psicológica. Trabajaba al frente de una especie de revista donde se hacía publicidad de ropa interior. Y todos sabemos que en esta clase de publicidad predominan las mujeres muy jóvenes. Bajo esas condiciones la representación empezó a imponerse sobre la percepción. Dos hechos así lo delatan. El primero ocurrió en una fiesta de su empresa. Había muchos jóvenes, chicos y chicas, vestidos de manera muy sexy. De por sí la ropa interior es sexy. En uno de los carteles publicitarios donde había la fotografía de una joven modelo en ropa interior, Will se representó a su hija. Escapó de la fiesta desencajado. El segundo hecho ocurrió en un partido de voleibol donde participaba su hija Annie. Les recuerdo que Will había estado acechando a un pederasta que vivía en su vecindad: llamémosle Tom. Pues bien, mientras transcurría el partido vio en las gradas de enfrente a un hombre haciendo fotografías. Se alteró y perdió la cabeza. Cruzó el campo de juego, se dirigió al “sospechoso” hombre, lo zarandeó y lo golpeó reiteradas veces. Unos aficionados lo pudieron sujetar y una jugadora del equipo contrario al de su hija fue a consolar al joven agredido: era su novia. Will había confundido a ese joven con el pederasta Tom. Esto es otro caso donde Will sobre un acto de percepción edificó un acto de representación que modificaba sustancialmente el contenido percibido. Al igual que ocurre con Alonso Quijano, tiene que darse un determinado estado psicológico en el perceptor, haber padecido un profundo trauma, para que la representación predomine sobre la percepción.
Resumen
Hemos hablado primero de cómo al  haber parecido físico entre dos personas y haber transcurrido algunos años de la última percepción sobre la persona conocida, podemos tomar a la persona extraña por la persona conocida. La principal función de la percepción es la identificación y en este caso se produce una identificación errónea. Y concurren dos factores claves para que se produzca este hecho: una de índole externa, el parecido entre las personas confundidas, y otra de índole interna, no actualización del banco de memoria de la persona conocida.
Hablamos en segundo lugar del caso de que el trauma psicológico sufrido por una persona tas la muerte de un ser querido trastorna sus funciones cognitivas: sobre unos determinados campos perceptivos la persona dolida edifica un acto de imaginación donde aparece la persona fallecida. Aquí no hay parecido entre personas y el acto de imaginación no se edifica sobre un acto de percepción. Aquí las condiciones subjetivas tienen un papel decisivo. No obstante, esa persona imaginada ha sido una persona percibida y querida durante más de 45 años. Y es obvio igualmente que aquellos campos perceptivos sobre el que se edifica el acto de imaginación haya sido en muchas ocasiones actos de percepción. Seguro que mi madre habría visto muchas veces a mi padre en la esquina de la calle Pérez Galdós bajando la plaza de San Bernardo.
Y hemos hablado en tercer lugar de los actos de representación edificados sobre actos de percepción y que modifican sustancialmente el contenido perceptivo. Hemos hablado del caso paradigmático: Alonso Quijano transfigurado en el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Y hemos hablado de Will, del padre de Annie, cuyo dolor tan inmenso por la violación de su hija hizo que la joven modelo que aparecía  en el cartel publicitario se la representara como su hija y que el novio de la jugadora de voleibol se lo representara como el pederasta Tom. Aquí, como en los dos casos anteriores, concurren factores objetivos, se necesita siempre de un objeto de la percepción, y concurren factores subjetivos, que son los dominantes, sufrir un grave trauma psicológico.
 

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