domingo, 8 de abril de 2018

El dinero: una de las esencias humanas enajenadas y su superación


Un trabajador valenciano, lector de mi blog, me formula siguiente pregunta: ¿Se tiene que mantener el dinero como la materialización lógica e histórica del valor y las condiciones de producción? Entiendo que cuando este lector habla de las condiciones de producción, habla de las condiciones de producción mercantiles. Aclaro que hablaré de las condiciones mercantiles de la producción y no de las condiciones mercantiles capitalistas. Pues si bien me parece muy lejana, cuestión de varios siglos, la superación de la determinación mercantil de la riqueza, no me lo parece tanto la superación de su determinación de capital. Aclarado este pormenor, esta es mi respuesta.


Pensemos en la religión. Pensemos en Dios como un ser que existe en el más allá que creó al mundo y a su principal criatura: el ser humano. El ateísmo nacido de las ciencias naturales busca razones para demostrar que Dios no existe. Y quienes lo hacen, quienes creen en Dios, según estos ateos, son seres irracionales, personas no científicas, personas que se dejan guiar por la fe y no por la razón. Quienes luchan de este modo contra la religión se mantienen dentro de la enajenación, pues conciben a Dios como una esencia ajena al hombre y fruto de mentes irracionales. Si, por el contrario, pensamos la religión desde un punto de vista antropológico, esto es, siguiendo las directrices de Feuerbach, concebiremos a Dios como una imagen del hombre,  como un hombre idealizado. Veremos que no encontramos en Dios más que las cualidades del ser humano presentadas de forma idealizada. Dios es una creación del hombre. De este modo nos apropiamos de la esencia de Dios, la hemos humanizado, y ya no se nos presenta como una esencia enajenada y extrañada. Pero habiendo superado en el ámbito de la teoría la esencia enajenada de Dios, ¿superamos con ello la religión? Pues no. La necesidad de la religión, la necesidad de que exista un Dios superpoderoso, está determinada no por la conciencia sino por el hambre, la guerra y la enfermedad que padecen los seres humanos. Solo cuando construyamos un mundo donde la guerra y el hambre no existan y la enfermedad no genere muerte, solo entonces el ser humano estará en condiciones de superar la religión. Así que haremos bien en comprender que una cosa es la superación teórica de la religión como enajenación de la esencia humana y otra muy distinta es su superación práctica.

Pensemos ahora en el dinero. Es un producto histórico. Tiene más de mil años de existencia. Se presenta como una cosa. Es la esencia fundamental del mercado. El dinero está en todo, lo media todo, nada es posible sin él. Como potencia superpoderosa y causa de los grandes  males sociales que azotan a la humanidad, es lógico que mucha gente desee la destrucción del dinero y, con él, la del mercado. Pero luchar de este modo contra el dinero y el mercado es permanecer dentro de las condiciones de la enajenación. Si, por el contrario, concebimos el dinero como la objetivación del trabajo humano abstracto, si pensamos que el dinero en su origen no es más que una mercancía y que, por tanto, su secreto no es más que el secreto de la mercancía, superaremos la enajenación mercantil. Ahora vemos que en la cosa, en el dinero, está el sujeto y una de sus más importantes esencias: el trabajo. Pero sucede en este caso como con Dios, aunque teóricamente podamos superar la forma enajenada que representa el dinero, ¿superaremos con ello el dinero y el mercado en la práctica? Pues no. La necesidad del dinero es la necesidad del intercambio de mercancías creado por la división del trabajo. Y mientras que tengamos que medir la participación de cada persona en la riqueza nacional mediante el trabajo, será necesario el dinero. Así que incluso en el socialismo, donde debe predominar el principio de a cada cual según su trabajo, será necesario el dinero y, con ello, el mercado.

5 comentarios:

  1. Hola Francisco. He comprendido perfectamente la aclaración sobre el dinero y el mercado. Ahora viene el siguiente paso. Se debe producir la riqueza como capital y al mismo tiempo que ese capital sea colectivo?, es decir para toda la Sociedad? O sólo para quienes acepten una nueva Constitución salida de una asamblea constituyente emanada del poder popular.

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  2. Es que yo en particular me da igual que hablen todo lo que quieran sobre la religión otra cosa bien distinta es que del dinero colectivo se le den subvenciones. Lo mismo que a la burguesía me parece muy bien que produzca y tenga libertad para vender sus productos, lo que no veo justo es que la riqueza colectiva haga avanzar a la Sociedad en todos los aspectos y que estos descerebrados se beneficien de los logros del colectivo. Que pasa vamos hacer un censo nuevo que diferencie a los ciudadanos?

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  3. A ver, yo entiendo que en el Socialismo todavía siguen existiendo las clases, y también los fardos que se arrastran pequeño-burgueses, y que por medio de una revolución cultural se vayan superando poco a poco las contradicciones tanto teóricas como prácticas.Entiendo que mantener la ley del valor en el Socialismo es algo coyuntural. Yo entiendo que mantener la ley del valor es mantener la producción mercantil, incluso la producción mercantil capitalista. Y por medio de las cooperativas, la planificación económica,la revolución cultural se vaya agobiando la apropiación privada de la producción. A mi me gusta tener a la burguesía controlada, de los errores se aprende.Pero nunca hay que perder de vista los preparativos contrarrevolucionarios de la burguesia.En el Socialismo hay que avanzar siempre hacía adelante y no permitir jamás que los logros conseguidos nos los vuelvan a quitar.

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  4. El debate hay que fomentarlo al igual que la crítica y la autocrítica. No hay que tener miedo a equivocarse y aclarar conceptos para hablar el mismo lenguaje para poder entendernos.La economía determina la política, pero el aspecto subjetivo es muy importante.Aclarar los conceptos del capital y hacer lucha ideológica está muy bien, pero hay que ser prácticos y contrastar los conocimientos en la práctica revolucionaria.

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  5. Yo pregunto: Es que Marx era un reformista? Es que lo que escribía no era fruto de la práctica?. Marx no era simplemente un teórico intelectual, sino un activista práctico con unos dotes excepcionales para la organización y todos sus escritos son la constatación de la práctica revolucionaria.

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