(Colaboración de Ramón Galán)
Estimado
Francisco, quiero compartir contigo una reflexión surgida de la lectura y
análisis tu artículo.
Una
de las cosas, entre otras, que me llamó la atención fue cómo definiste a los
pensadores dogmáticos: “pensadores atados
a ideas fijas”. En este sentido, y llevas razón, la atadura a la consigna
rígida de que primero es la realidad y luego el concepto, atadura propia de los
materialistas dogmáticos, nos llevaría a catalogar a Marx, por sus ideas formuladas
en el proceso de trabajo, como pensador idealista. Es evidente que todos los
valores de uso que sean resultado del proceso del trabajo, como por ejemplo,
una mesa, ha existido primero como concepto en la cabeza del carpintero y
después como realidad: el ser de la mesa la ha recibido del concepto mesa.
Supongamos
ahora que la mesa ya ha sido construida por el carpintero y esté siendo usada
en cualquier hogar por un matrimonio con un hijo de un año de edad. La mesa
existe como realidad en la casa pero no existe como concepto en la cabeza del
niño. Con el transcurrir de los días y, de un lado, por medio de la relación
práctica del niño con la mesa y, de otro lado, inicialmente por medio del
lenguaje, tanto en su función indicativa como nominativa, que realizan los
padres, el mundo empieza a duplicarse para el niño. La percepción y la relación
prácticas del niño con otras mesas, diferentes en sus formas, estructuras y
materiales con los que están construidas y con la intervención del lenguaje en
su fase significativa, el concepto de mesa acaba existiendo en su pensamiento.
Ahora el movimiento no va del concepto a la realidad sino de la realidad al
concepto. Luego, la cuestión no es plantearse en términos abstracto sobre qué
es primero: la realidad o el concepto, sino considerar en qué proceso nos
encontramos: si nos encontramos en una etapa práctica del conocimiento, en un
proceso de trabajo o, por el contrario, en una etapa teórica del conocimiento y
considerar que ambas etapas son interdependientes, que objeto y sujeto siempre están
íntimamente unidos mediante la unidad del concepto y la realidad.
Por
otra parte habría que considerar que a lo largo de la historia la configuración
objetiva del concepto mesa ha ido cambiando. Luego, tendríamos también que
plantearnos que los conceptos y sus realizaciones están en continua evolución y
desarrollo, aunque esa es otra cuestión a analizar que nos llevaría tiempo y
que no es momento de hacerlo aquí y ahora.
Gracias
Francisco por tu generosidad intelectual.
Ramón
Galán
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