martes, 31 de marzo de 2020

Sentimiento y conciencia


Jerónimo Artiles, al leer mi trabajo La libertad poética, le surgió la duda de por qué no hablé de la pasión como la unidad íntima entre sujeto y objeto y se la atribuí al sentimiento. Por pasión yo entiendo la fuerza que domina al sujeto en su atracción por el objeto. Mientras que el concepto sentimiento lo he tomado de Hegel en su Filosofía de la religión, donde se presenta emparejado y opuesto al concepto de conciencia. El sentimiento es la fuerza subjetiva clave para la existencia de la religión.

Mientras que en el sentimiento el sujeto está íntimamente unido al objeto, en la conciencia el sujeto tiene la posibilidad de poner el objeto fuera de sí y dominarlo. Si el objeto solo queda en el ámbito de los sentimientos, es muy difícil que el sujeto sea objetivo en la apreciación de los hechos. Todos sabemos que muchas madres y padres les cuesta muchísimo ser objetivos con los actos de sus hijos aunque haya un sinfín de evidencias y pruebas que demuestran que han actuado mal. Decimos en estos casos que los sentimientos los ciegan. Todos tenemos experiencias sobre cómo los sentimientos en ocasiones nos pueden y no somos objetivos.

Pongo otro ejemplo. En los primeros días de confinamiento mi hija Patricia lo pasó mal. ¿Qué observé? Que solo hablaba de casos particulares individuales. Y claro esos casos eran los de personas contagiadas o fallecidas por el coronavirus. Le dije que si seguía así, el corazón se le iba a partir en muchos pedazos y al final no iba a poder amar ni ayudar a nadie. Todos hemos visto películas policiacas y películas de hospitales. Observamos que a las detectives y a los médicos se les pide que no se impliquen, esto es, que no pongan los sentimientos de por medio; puesto que si no pueden evitar la implicación personal, perderán la objetividad. También hemos visto que cuando la persona asesinada es hermano o familiar de un policía, a este policía se le aparta del caso.

Yo le dije a mi hija que se fijara cómo actuaba Fernando Simón o el Presidente del Gobierno. Están pendiente de los grandes datos, de las tendencias, de las medidas que hay que tomar y con una visión de futuro. Sin visión de futuro la esperanza no se alimenta y caes en la desesperación y en el pesimismo. La mujer de Pedro Sánchez y sus suegros se han contagiado de coronavirus, pero en sus comparecencias estos aspectos particulares individuales no forman parte de sus discursos. Aquí se ve cómo la conciencia deja atrás los sentimientos y coloca la objetividad fuera del sujeto y la domina.

2 comentarios:

  1. En una situación objetiva no todos los elementos de la misma tienen el mismo papel en la relación. Podemos diferenciar las relaciones entre cosas, de las relaciones entre cosas y animales dotados de funciones neurológicas superiores o dotados de hemisferios cerebrales. La vida humana sería imposible sin la relación humana inmediata y la relación humana mediada por valores de uso, ya existan en la naturaleza sin mediación del trabajo o creados por el trabajo humano. El trabajo humano científico se puede diferenciar y clasificar teniendo en cuenta la situación objetiva objeto de investigación o estudio. El trabajo científico presupone la conciencia y el pensamiento científico. Las ciencias naturales estudian relaciones entre cosas o seres vivos sin tener en consideración como participa la conciencia en dicha relación. Así en la lucha contra el coronavirus se suele decir que son los científicos, refiriéndose fundamentalmente a la búsqueda de tratamiento farmacológico y vacunas, quienes encontraran una solución definitiva a la pandemia. Sin embargo, sin grandes fuerzas sociales en diferentes esferas del trabajo será imposible acabar o controlar la pandemia. Las ciencias sociales, donde se estudian situaciones objetivas donde participan todas las fuerzas de la subjetividad, como la economía, y por qué no decirlo, la filosofía, tienen mucho que decir y hacer en esta crisis mundial. Y sobre todo como debemos salir de esta crisis sanitaria y la consecuente crisis social y económica.
    Suele decirse que la medicina es una ciencia y un arte. Las personas que tienen esta concepción tienen una conciencia muy superficial de lo que es la práctica clínica, el arte y la ciencia. En un trabajo reciente Francisco Umpierrez nos señala distinciones entre percepción y vivencia. Pongamos un ejemplo. Vemos una película donde nos cuentan una historia ocurrida en el hospital, donde se nos presenta las relaciones entre pacientes y personal sanitario. La película termina y según los aspectos puestos en primer plano nos produce diferentes estados de ánimo. O diferentes espectadores reaccionan emocionalmente de forma diferente dependiendo en que aspectos pongan su atención. Sin embargo, vivir la historia es diferente. Pensemos en un paciente. Tendrá síntomas. Tendrá sentimientos. En la enfermedad grave predominan el miedo y la soledad. Pensemos en el médico o cualquier trabajador sanitario. ¿Debe tener en cuenta en su acción los solo los aspectos biológicos? o ¿debe considerar los aspectos morales del paciente y su entorno? Al final del proceso el paciente mejora, se cura o fallece. Y el médico tiene que volver a atender a otro paciente estando todavía el lecho caliente. La misma práctica le obliga a estar en el nuevo paciente, por muy dramática que haya sido la historia del primer enfermo. Los médicos que no se implican emocionalmente, o que no consideran los aspectos éticos y morales del enfermo y su entorno suelen ser médicos superficiales. Por muchos conocimientos técnicos que tengan. En el desarrollo humano la concepción afecta a la afección sentimental y a los sentimientos que generan en el individuo la situación objetiva. De la misma forma que afecta a la atención y los aspectos percibidos que se destacan en una misma situación objetiva.

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  2. Continuación
    Pensemos por último en los sentimientos del presidente del Gobierno. Suele decirse que la cara es el espejo del alma. Se le ve afectado. Es una apariencia verdadera. No actúa, no finge. Los ciudadanos pueden ver como los políticos sienten y padecen. Sus familiares más cercanos están enfermos y cabe la posibilidad que no los pueda ver otra vez. Sabe que eso le está ocurriendo a decenas o centenas de miles de ciudadanos de todo el mundo. Nos transmite la dificultad de conseguir los medios de trabajo necesarios para la atención sanitaria más adecuada a los enfermos y para proteger a los trabajadores que luchan en primera línea contra la infección. Que no depende de su querer el conseguirlo, ya que en el mercado hay una demanda muy superior a la oferta de estas mercancías. Y además están los que quieren sacar pingues beneficios de la situación. El gobierno y todas las administraciones del estado hacen lo que pueden, no solo para atajar la pandemia y reducir el sufrimiento que genera, sino para paliar en la medida de lo posible el sufrimiento que provoca el parón económico y de las relaciones sociales. También están aquellos que lo saben todo. Que solo buscan responsables de la tormenta mundial que ha producido un virus. Unos provocan esperanza y un futuro posible. Los otros, los que no aportan soluciones, generan rabia, impotencia, desanimo y la visión de un futuro oscuro.
    No cabe duda, sentir y pensar, superficial y profundamente todo aquello que nos hace humanos nos hará más humanos.

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