domingo, 26 de septiembre de 2021

Atrapados en la particularidad inmediata

 

 

El ochenta por ciento del conocimiento que tenemos del mundo es mediato. A su vez este conocimiento mediato tiene dos dimensiones: conocimiento sensible y conocimiento teórico. Por medio de la televisión y de internet conocemos muchos acontecimientos particulares que ocurren en todo el mundo. Hablaremos aquí de conocimiento sensible mediato. Y por medio de libros teóricos tenemos conocimientos de hechos esenciales que también ocurren en el mundo. Aunque en la teoría nos topamos con los conceptos, estos deben ser considerados como la transformación de los hechos particulares en universales. No debemos considerar el concepto como la negación de lo sensible en el sentido de que lo dejamos atrás; en este caso tendríamos universales vacíos. Debemos considerar los conceptos como una fase evolutiva de las experiencias particulares y que encierran potencialmente toda su riqueza. Marx define los conceptos como elaboraciones de percepciones y representaciones, esto es, en lo universal en tanto concepto está contenido lo particular. Pero la dialéctica de lo particular y lo universal no queda ahí: con los conceptos organizamos y mejoramos la calidad y los rendimientos de las percepciones y de las representaciones. Recordemos que sin percepciones y representaciones el pensamiento carece de blanco al que apuntar, pero sin conceptos nuestro pensamiento es ciego o su luz alcanza a pocos objetos y con bajo nivel de certeza.

En muchos textos teóricos, valga como ejemplo La tiranía del mérito de Michael Sandel, tenemos conocimientos de muchos hechos particulares. Pero lo mismo nos sucede con los textos de Lenin y de Mao Zedong. Aunque sea cierto que el lenguaje solo expresa lo universal, por medio de lo universal puedo darle expresión a un hecho particular. Así por medio de los libros de teorías, sobre todo en el ámbito de la sociología, de la política y de la historia, tenemos muchos conocimientos de muchos hechos particulares. Por lo tanto, cuando en la teoría marxista hablamos de que en el conocimiento hay que partir de los hechos particulares, esto no debe entenderse en el sentido de hechos particulares personales.

Les pongo dos ejemplos más de conocimientos mediatos de hechos particulares. Primer ejemplo: Por medio de Pueblo en Línea he tenido conocimiento de la fabricación por parte de SeaCleaners de un velero híbrido gigante para reforzar la batalla contra la contaminación plástica en los océanos. Preparado para su lanzamiento en 2024 se prevé que podrá extraer entre 5.000 y 10.000 toneladas de plástico flotantes cada año. Segundo ejemplo: Por medio de El País he tenido conocimiento de que Twitter ha comprado Nuzzel, un agregador de noticias, y que Microsoft, Apple, Google, Facebook y Amazon realizaron 616 adquisiciones de pequeñas empresas en el periodo 2010 – 2019, hecho que demuestra la tendencia hacia al monopolio de los gigantes tecnológicos y pone de manifiesto la fantasía de que vivimos en un mercado libre.

A mis colaboradores les insisto una y otra vez que rehúyan de sus experiencias particulares, que no basen sus generalizaciones a partir de sus experiencias prácticas personales, puesto que eso los lleva al empobrecimiento espiritual. Sin duda que una experiencia particular muy bien organizada y en la que ponemos todas nuestras fuerzas y empeños es la condición primera para obtener conceptos, pero no es suficiente. Cuando Marx criticaba a Feuerbach por haberse aislado en la vida en el campo; por muchas personas que conociera y estableciera múltiples relaciones sociales, lo criticaba porque su vida espiritual se empobrecía debido a que vivía ajeno a los grandes cambios económicos, sociales y tecnológicos que se estaban produciendo en el mundo. De ahí que su concepción del ser humano fuera tan pobre y abstracta. Insisto: cuando hablamos de riquezas en las relaciones sociales, mucho más en un mundo globalizado, no podemos entender por ello las relaciones personales que mantenemos con nuestros círculos estrechos de amigos y conocidos, hablamos de las relaciones sociales en su sentido global, donde lo particular se debe entender en su sentido universal.

Hay más: el conocimiento que tengo de mis experiencias particulares personales ha sido mejorado en su rendimiento por los conceptos que he aprehendido de grandes y medianos pensadores. De manera que hasta mi conocimiento sensible inmediato está mediado por el conocimiento universal. Si no entendemos que el conocimiento de lo particular incluye el conocimiento particular de los muchos y en muchos lugares, permaneceremos atrapados en la particularidad inmediata, nuestro discurso se empobrecerá, y seremos muy propensos a los comportamientos sectarios.

 

 

 

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