martes, 21 de febrero de 2023

Cuestión de método

 

 

En la última reunión del Cekam le dije al señor X que expusiera el contenido del poema de Borges titulado Poema Conjetural. En un fragmento de dicho poema, Borges escribió: “Como aquel capitán del Purgatorio que, huyendo a pie y ensangrentando el llano, fue cegado y tumbado por la muerte donde un oscuro río pierde el nombre”.  El señor X se refirió a este fragmento en los siguientes términos: “Aquí Borges hace alusión a Dante”. Le dije que hiciera una parada y le pregunté: ¿Conoces a Dante? ¿Conoces La Divina Comedia? ¿Conoces la Biblia y lo que en ella se dice del Purgatorio? ¿Sabes que Dante pertenece al periodo de transición entre el feudalismo y el renacimiento? ¿Tienes conocimiento de esa época histórica y lo que significó bajo el punto de vista del arte? A todas estas preguntas el señor X me respondió que no.

La verdad es una propiedad del pensamiento. Diremos que un pensamiento es verdadero cuando refleja adecuadamente la realidad a la que se refiere, y diremos que es falso cuando no es ese el caso: refleja de forma inadecuada la realidad. Bajo este punto de vista, diremos que lo afirmado por el señor X es verdad. Pero yo pregunto: ¿Cuánta verdad contiene lo afirmado por el señor X? Respondo: lo afirmado por el señor X tiene poca verdad. Aquí hablo de la verdad de un pensamiento en términos cuantitativos: cuánto conocimiento tiene una persona de aquello sobre lo que se pronuncia. Si tiene pocos conocimientos de aquello de lo que habla, entonces su pensamiento contiene poca verdad; si, por el contrario, tiene muchos conocimientos de aquello de lo que habla, entonces su pensamiento contiene mucha verdad.

Le aconsejé al señor X que no pretenda llevarse para su conciencia todo lo que lee, sino que se lleve lo que pueda. Y en el caso de la alusión de Borges al capitán del Purgatorio, le aconsejé que lo pusiera entre paréntesis, que lo dejara pendiente, hasta que haya acumulado mayor cantidad de conocimientos al respecto. Si no lo hace, caerá en el error del formalismo. ¿A qué denomino pensamiento formal? Al pensamiento que solo se apoya en el significado general de las palabras. La falta de conocimiento de aquello de lo que se habla, vuelve al pensamiento formal, esto es, vacío de contenido o con poco contenido.

Al día siguiente de la reunión del Cekam, el señor Y me dijo: "Ya tengo sobre la mesa La Divina Comedia de Dantes y la Biblia. Me dispongo a leerlos". No me parece buen método. La lectura carece de objetivos y de métodos. Yo le sugerí: Lee la introducción y familiarízate sobre lo que significó la transición histórica del feudalismo, escolasticismo, al renacimiento. Seguramente tendrás que recurrir a otros textos e informaciones para hacerte con las mínimas esencias históricas de esa época. Por otra parte, lee solo el Purgatorio, no leas todo el texto de Dantes, e intenta lograr un objetivo preciso: dónde en ese texto Borges tomó la referencia del capitán del Purgatorio. En mi libro La Divina Comedia, en la primera hoja en blanco, tengo anotado lo siguiente: Pág. 188. Pensamiento (Contingencia). Me voy a dicha página y leo: “El hombre en quien se amontona un pensamiento sobre otro, se aleja siempre del fin al que aquéllos se dirigían, porque la impetuosidad del uno desvanece el otro”. La importancia negativa de la contingencia del pensamiento la aprendí de Husserl. Pero he de reconocer que la explicación de la contingencia llevada aquí por Dantes es maravillosa, tanto por el contenido como por su estética. Es una cita a la que se le puede dar muchas vueltas y, si tenemos paciencia, llegar muy lejos. De todo el libro de La Divina Comedia tengo marcadas un total de 20 citas. Eso es todo lo que me llevé del libro. Así que le aconsejo al señor Y que no pretenda llevárselo todo, puesto que al final no se llevará nada. Le aconsejo que se lleve poco a su conciencia, pero lo poco que se lleve, que lo piense una y otra vez, hasta que eche raíces en su mente.

 

 

 

1 comentario:

  1. Don Francisco Umpiérrez: Permítame hacer un comentario por medio de usted mismo, es decir, adjuntando un extracto parcial del prólogo de su trabajo Lógica Dialéctica.
    “Una de las cosas que más me siguen sorprendiendo en el sistema de enseñanza de la filosofía es que a los alumnos, en las asignaturas de antropología o de historia de la filosofía, se les recomiende una bibliografía donde se incluyen obras teóricas de la envergadura de El Capital de Marx o de la Fenomenología del Espíritu de Hegel. Más me sorprende aún que los alumnos, cuando presentan sus trabajos, incluyan dentro de la bibliografía las citadas obras. Como si en verdad hubieran sido consultadas, estudiadas y de ellas extraídas enseñanzas. Cuando para estudiar un solo capítulo de esas obras se necesitan años de duro trabajo y una buena preparación lógico filosófica. Así se crea un falso saber. En primer lugar, los alumnos no estudian las obras citadas sino autores que hablan de las obras citadas y, en segundo lugar, los alumnos creen que por ese medio dominan el pensamiento de los autores de esas obras… Se produce, por el empleo de ese método de enseñanza, un enorme empobrecimiento de las obras originales de los grandes clásicos del pensamiento. La enorme riqueza categorial y de formas de pensamiento de las citadas obras teóricas queda reducida a cuatro escuálidas categorías y a cuatro formulismos vacíos. Y el estudiante, acostumbrado en el empleo de aquel falso método, no solo cree conocer el pensamiento de los autores, el de Hegel y el de Marx, sino que cree además estar capacitado para formular críticas”.

    Saludos. Ramón Galán.

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