domingo, 28 de julio de 2019

Pensar y opinar


Pensar en sentido estricto solo puede hacerse cuando se emplean conceptos. Quien no da definiciones previas sobre la materia de la que habla, no estará pensando, sencillamente estará opinando. Si estamos evaluando, por ejemplo, el papel que desempeñan ciertos repartidores de productos de elaboración industrial, hay que saber qué es y cómo es el mercado del que se está hablando, hay que distinguir con claridad la producción con sus costos, la organización de la distribución con sus costes, la comercialización con sus costes, así como la calidad y precios de los productos propios y ajenos en el mercado. Quien hable de esta materia sin esos conceptos y distinciones claros, no estará pensando, su discurso no será ordenado ni fundamentado, sencillamente estará opinando. Lo peor es que hay dirigentes que cuando hablan, afirman: esta es mi opinión. Pero si es su opinión, carece de valor para la dirección y organización de cualquier clase de actividad. Lo que se exige es pensar. Así que no es lo mismo pensar que opinar. Pero lo que necesitamos es pensar.

sábado, 27 de julio de 2019

Husserl: su concepción sobre el significado


Según John Lyons la solución del problema del significado no es un asunto que competa solamente a los lingüistas, sino igualmente a los filósofos, a los psicólogos, a los sociólogos, a los antropólogos, etc. En lo que sigue expondré brevemente la concepción de Husserl sobre el significado.

viernes, 26 de julio de 2019

Unidad y multiplicidad


¡Ay!, amigo desconocido, cuánto avanzaríamos si te acostumbraras a hablar de una cosa sola, deteniéndote en ella todo el tiempo del mundo, y frenando con firmeza tus fieros impulsos hacia la contingencia categorial.

Usar las palabras como corresponden


¿Qué significa usar las palabras como corresponden?  Usarlas como las usan las personas corrientes.  Decía Borges que cuando se encontraba ante la alternativa de elegir entre varias palabras de significado equivalente, usaba la más corriente, la más común. Los filósofos, por el contrario, eligen la menos conocida, la menos usada, para así dejar constancia de que son distintos, especiales. La gente corriente se entiende por medio del lenguaje. Son los filósofos los que no se entienden entre sí. Parece que filosofar consiste en apartarse del sentido común y usar un lenguaje que nadie entiende o que puede entenderse en mil sentidos. En vez de entender el lenguaje filosófico como un lenguaje para comprender el mundo en profundidad, lo entienden como un lenguaje para crear jeroglíficos, incertidumbres y dudas. Quieren poner el mundo patas arriba, cambiar todas las cosas de sitio –crear desorden y enredo conceptual–, y así jugar con expresiones como “el sinsentido del sentido” o “el sentido del sinsentido”, y especular sin medida ni meta. Mucho menos entenderían los filósofos que la filosofía sirve para movilizar a las masas y para transformar el mundo, esto ya les sonaría demasiado práctico, profano, corriente.

jueves, 25 de julio de 2019

El lenguaje: su omnipresencia y su mediación


Con respecto al papel desempeñado por el lenguaje en las sociedades humanas, cabe destacar dos determinaciones. Primera: el lenguaje está presente en todas las actividades humanas. Es omnipresente. Y segunda: la actividad de los órganos de los sentidos está mediada por el lenguaje. Con respecto a la primera determinación hemos de decir que la omnipresencia no es solo una cualidad del lenguaje. Los alimentos podemos considerarlos también omnipresentes. La vida humana no es posible sin ellos. También las manos y los órganos de los sentidos podemos considerarlos que son omnipresentes en toda actividad humana. Que el lenguaje es omnipresente implica que está vinculado a todos los ingredientes de la vida humana. Solo en su función nominativa -todos los objetos, procesos y acciones tienen un nombre- es evidente esta interconexión del lenguaje con el resto de los ingredientes que constituyen la vida. Pero el hecho de que un proceso u objeto tengan un nombre y hayan sido conceptualizados, no implica que ese proceso y objeto solo lo sean por medio del lenguaje.  El lenguaje no le da el ser a los procesos y objetos, como tampoco les da su esencia. No es lo mismo decir que con el lenguaje expreso el ser y la esencia de los objetos, que sería la posición materialista, que afirmar que el lenguaje les proporciona el ser y la esencia a los objetos, que sería la posición idealista.

miércoles, 24 de julio de 2019

El sentido de la realidad y el papel del lenguaje


Los filósofos, lingüistas y semiólogos son dados a reflexionar sobre las relaciones entre la realidad y el lenguaje, pero cuando lo hacen no dejan claro previamente bajo qué condiciones van a reflexionar sobre esos dos aspectos. De manera que al no hacerlo se cuelan en sus reflexiones concepciones metafísicas e idealistas sobre las mismas. Mi exposición previa trata sobre estas concepciones metafísicas e idealistas. Se presentan las cosas como si pudiéramos concebir, por una parte, la realidad sin lenguaje, y por la otra, el lenguaje desvinculado de la realidad a la que pertenece. Una vez establecida esta separación metafísica entre lenguaje y realidad, se da un paso más y se alcanza el mundo del idealismo. Se afirma ahora que el sentido reside en el lenguaje, a la que previamente se ha separado de la realidad a la que pertenece, y se presenta la realidad, a la que se le ha restado el lenguaje, como carente de sentido. Se llega así a la concepción religiosa del mundo y se afirma con el apóstol Juan en el primer versículo de su Evangelio: “En el principio era el Verbo (esto es, el Logos, el Pensamiento), y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”.

domingo, 14 de julio de 2019

El significante


En su Curso de Lingüística General, Ferdinand de Saussure hace la siguiente afirmación: “Podemos, pues, representar el hecho lingüístico en su conjunto, es decir, la lengua, como una serie de subdivisiones contiguas a un tiempo en el plano indefinido de las ideas confusas (A) y en el no menos indeterminado de los sonidos (B)”. Saussure parte de la idea de que los dos elementos que entran en juego en el funcionamiento de la lengua son las ideas y los sonidos. A las ideas también las denomina conceptos y  pensamiento.  Considera al pensamiento como una masa amorfa e indefinida y a los sonidos como una masa plástica indeterminada. Solo la unión de ambos por medio de la lengua los dota de determinación y forma. No estoy de acuerdo con este punto de partida. No creo que sea acertado afirmar que antes que los seres humanos hablaran,  reinara en el mundo de los sonidos  y del pensamiento el caos, la indistinción y la indeterminación.