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martes, 21 de junio de 2005

Producción y mercado - ser y realización

Creo que el debate sobre el capitalismo semiótico tiene muy poco de semiótico y mucho de económico. Creo igualmente que en la exposición del hecho económico hay poco rigor o los conceptos que se manejan no se definen con precisión. Se ha hablado de la explotación en el capitalismo, pero no se ha definido lo que es la explotación. Voy a por ello. Si tomamos la contabilidad de cualquier empresa y sumamos los beneficios, el alquiler, lo intereses y los impuestos y  dividimos la suma total  por los salarios más la seguridad social, tendremos la cuota de explotación de la fuerza de trabajo. Y esto concepto, por muy complejo que sea el capitalismo actual, no ha perdido ninguna vigencia.  La lucha entre trabajadores y capitalista está marcada por esa cuota: los obreros quieren salarios más altos, esto es reducir la cuota de explotación, y los capitalistas quieren congelar los salarios, esto es, conservar o aumentar  la  explotación.


Defender que los intereses, los beneficios y la renta del suelo (el alquiler) no son creados por los trabajadores y apropiados por los capitalistas, sino que son arrancados a los consumidores (a los compradores), es una idea que no tiene nada de nueva, no es una idea que viene después de Marx, sino que es anterior a él. Todos los capitalistas de todos los tiempos han defendido desde siempre, sobre todo los comerciantes, que los beneficios brotan del mercado, que se debe a las habilidades del capitalista de comprar barato y vender caro.  Pero esto está en contra de la ley del intercambio de equivalentes: primera ley del mercado. El plusvalor (el interés, el beneficio y la renta) es creado en la producción y realizado en el mercado. Creo que se confunde el ser de una cosa con su realización. Y al igual que quien consume una Coca Cola no le da el ser valor de uso a dicha Coca Cola sino que la realiza como valor de uso, del mismo modo la venta de la mercancía no le da el ser valor a dicha mercancía sino que la realiza como valor.  Dicho de otro modo: el ser de una cosa no proviene de su realización sino de su producción. Dicho en el ámbito de la semiótica: el creador de un signo es quien lo dota de significado, no quien lo lee o lo interpreta. Debemos suponer en quien habla una determinada intención significativa, que ha vocalizado un conjunto de palabras con el propósito de significar algo, y en quien escucha el esfuerzo por representarse lo que el hablante le dice.

Cordialmente,
Francisco Umpiérrez

En Las Palmas de Gran Canaria. 10 de junio de 2005.

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