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sábado, 28 de noviembre de 2020

¿Amor o enajenación por el fútbol?

 

Hay muchos líderes de la izquierda radical que me decepcionan profundamente. Aceptan que se hable de amor por el fútbol. Decía Nietzsche que todas las palabras son metáforas. Yo lo corrijo y digo: todas las palabras pueden tener un uso metafórico. Cuando alguien habla de “aquellos que amamos el fútbol”, está falseando el profundo sentido ético que tiene la palabra “amor”. Diferente sería si modulamos esa expresión y se dijera: “aquellos a los que nos gusta el fútbol y nos place enajenarnos con él”. Yo soy uno de ellos. Yo veo bastante fútbol. Y lo hago para descansar la mente y reducir el estrés. En resumidas cuentas: el fútbol es un medio para no pensar en la esencia del mundo. No obstante,  nunca pierdo de vista la forma económico-social del fútbol, esto es, su forma de capital. Y esa forma me resulta insoportable.  Además que bajo el punto de vista de la justicia distributiva  es insostenible.

martes, 24 de noviembre de 2020

El momento de la objetividad

 

Me sorprende que todavía muchos marxistas cuando hablan del valor hablen del valor en su forma natural: la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir las mercancías, sean bienes o servicios. Mientras que cuando seguimos el  hilo de El Capital de Karl Marx, observamos que la secuencia es la siguiente: cómo la mercancía se transforma en dinero, cómo el dinero se transforma en capital, y cómo el capital se transforma en capital productor de interés, esto es, cómo el capital se transforma en mercancía. Se parte de la mercancía y se retorna a la mercancía, pero con todo el enriquecimiento de ese proceso, transformación y evolución. Cada fase o etapa teórica de El Capital es el reflejo conceptual de cada momento necesario del desarrollo del capital empírico. He insistido en muchas ocasiones que El Capital es sustancialmente el estudio de las formas del valor. Y las formas del valor constituyen el momento de la objetividad del valor. Así que vuelvo a repetir que no entiendo cómo se puede situar la clave de El Capital en la sustancia del valor concebido en su forma natural, cuando este aspecto no representa ni tan siquiera el dos por ciento de dicha obra teórica.