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jueves, 13 de marzo de 2025

¿Qué es un filósofo?

 

 

Demos un primer paso. Un filósofo es una persona que piensa. Nos quejamos, y con razón, que hay personas que no piensan, o piensan poco, o no piensan con el detenimiento necesario. De manera que podemos considerar que todas las personas son filósofas. Demos un segundo paso. ¿Qué es un filósofo? Aquella persona que piensa sobre cosas que van más allá de los intereses inmediatos: sobre la guerra y la paz, la riqueza y la pobreza, el hambre y el lujo, la justicia y la venganza, la angustia y la felicidad, la religión y la ciencia, la política y la historia, la moral y la ética, los ancianos y los jóvenes, la salud y la enfermedad, el amor y el odio, la muerte y la vida, y un largo etcétera. También en este sentido todas las personas son filósofas.

Demos un tercer paso. ¿Qué es un filósofo? Una persona que convierte en objeto de su pensamiento todas las cosas, ya exista en forma real o en forma de imagen o forma ideal. En las películas, en la literatura e incluso en las teorías las cosas existen en forma de imagen o forma ideal. No está el mundo por un lado y por otro los seres ideales. El mundo en su conjunto está formado de seres reales y seres ideales. Y lo es así desde que existen los sueños. Y los sueños parieron la religión. A partir de aquí ya no todas las personas son filósofas. A partir de aquí ya solo un grupo especial de personas puede considerarse que hace filosofía.

Demos un cuarto paso. Aunque muchas veces suele decirse de algunas personas que saben de todo pero que no son maestros de nada, el filósofo en su desarrollo específico se presenta como una persona que sabe de todo. Como es un amante del saber, es un amante de todas las ciencias. Sabe un poco, en algunos casos un mucho, de las ciencias naturales, pero también de las ciencias sociales, económicas, históricas y políticas. Se puede saber poco de una cosa, pero este saber puede ser certero, claro y distinto. Hay que poner en una cesta aparte aquellos filósofos especuladores, que no son más que aquellos filósofos que atrapados en el lenguaje conocen muy poco el mundo y les cuesta dios y ayuda aterrizar en la realidad. En ese ámbito, en el conocimiento de las distintas y variadas esferas del saber, ya no todo el mundo es filósofo, solo lo son algunas personas.

Demos un quinto paso. En la sección dedicada al proceso de trabajo en El Capital, Marx hace estas geniales afirmaciones: “(En el proceso de trabajo) las personas ponen en movimiento las fuerzas naturales pertenecientes a su corporeidad, brazos y piernas, manos y cabeza, para apropiarse de los materiales de la naturaleza de una forma útil para su vida. Al actuar mediante este movimiento sobre la naturaleza exterior a él y cambiarla, transforma al mismo tiempo su propia naturaleza. Desarrolla las potencias que dormitan en él y somete el juego de sus fuerzas a su propio dominio”. Y dos páginas más adelante añade: “El medio de trabajo es la cosa o complejo de cosas que el obrero interpone entre él y el objeto de trabajo, y que le sirven para encauzar su actividad sobre este objeto”. Pues bien, una de estas potencias o fuerzas del ser humano es el pensamiento, que transforma el objeto sobre el que recae su actividad, aunque esto solo ocurra en el plano de la conciencia. Lucha por someter a esta fuerza, el pensamiento, y dominar su juego. (Digo de paso que el especulador es aquella persona que es incapaz de someter su fuerza mental y dominarla). De manera que con el pensamiento las personas no solo modifican la realidad que les circunda, sino que también se transforman a sí mismo. Y repito: este cambiar el mundo por medio del pensamiento solo ocurre en el plano de la conciencia. Pues bien, ¿qué es un filósofo? Aquella persona que convierte al pensamiento en objeto de su reflexión y estudio. En este ámbito hay dos disciplinas fundamentales del quehacer filosófico: por una parte, está la epistemología, que yo la entiendo especialmente como el estudio que busca la fundamentación de los conceptos y, en palabras de Husserl, la intelección de las raíces últimas de su actividad. Y, por otra parte, está la gnoseología o teoría del conocimiento que estudia cómo el ser humano conoce el mundo y se lo representa científicamente.

En suma, filósofas lo son todas las personas y su objeto abarca todas las formas de las teorías y prácticas sociales. No obstante, hay ámbitos de estudio en el que solo un grupo de personas puede considerarse que hace filosofía. Me retiro con un pequeño ejemplo en el ámbito de la sociología, que como dije anteriormente también es objeto de la filosofía. Mi peluquera me hizo el siguiente comentario: “Tú sabes, Paco, que antes las mujeres solo vivían para sus maridos. Mi madre se liberó de esa dedicación cuando murió mi padre. Pero ya para ese entonces mi madre estaba muy malita. De todos modos, yo siempre me la llevaba al Sur de Gran Canaria cuando me iba de vacaciones en verano a un apartamento. Ella se ponía allí sentada, al lado de la piscina, a coger sol; y yo quiero pensar que por lo menos al final de sus días disfrutaba un poco”. Aquí hay filosofía porque hay implícito y explícitos pensamientos sobre el papel sacrificado y enajenador de las mujeres en el matrimonio, sobre la salud y la enfermedad, sobre la vida y la muerte, y sobre el sacrificio y el disfrute.

 

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