Admiro el pensamiento de Hegel por la riqueza de
contenidos, abundancia de formas lógicas y profundidad. Y admiro a Lenin por su
capacidad para cambiar de ideas según cambia la realidad y por leer y entender
el pensamiento abstracto de Hegel de un modo materialista. No admiro, por el
contrario, a aquellos “marxistas” que critican tanto a Hegel como a Lenin con
un fondo de conocimiento más escaso de lo que ellos quieren aparentar, con una
más que notable falta de preparación filosófica y con una arrogancia propia de
personas pobres de espíritu.
Las transiciones y los matices
Lenin, en sus Cuadernos
Filosóficos, le recrimina a Kuno Fischer que “no muestre al lector cómo
buscar la clave de las difíciles transiciones, matices, flujos y reflujos de
los conceptos abstractos de Hegel”. Y a continuación, y refiriéndose a la
sección La subjetividad de La Ciencia de la Lógica de Hegel, vuelve
a insistir: “Evidentemente también aquí lo principal para Hegel es señalar las
transiciones”. Sin embargo, muchos marxistas siguen pensando que la clave en el
pensamiento dialéctico está en la lucha entre los contrarios y no, como bien
señala Lenin, en las transiciones, en los matices y en los flujos y reflujos. Sin
ir más lejos, y en el ámbito económico, muchos economistas marxistas siguen
concibiendo las relaciones entre capitalismo y socialismo preferentemente como
oposición y no como transición. Y en la actualidad, más que nunca, donde todas
las economías del mundo son mixtas, el concepto de transición se vuelve central
para la comprensión del mundo.
El aparente pasado
En la introducción a
Lecciones sobre la Historia de la
Filosofía, Hegel dice lo siguiente: la historia de la filosofía “debemos
abordarla desde el primer momento por el lado del entronque esencial entre el
aparente pasado y la fase actual a la que ha llegado la filosofía”. En esta
idea de Hegel se pone de manifiesto la importancia de los matices en el
pensamiento dialéctico. Hegel no habla del pasado, sino lo matiza: habla del
“aparente” pasado. ¿Por qué Hegel al hablar de la historia de la filosofía
habla del aparente pasado en vez del pasado a secas? Supongamos un matrimonio con
60 años que haya comprado su vivienda de nueva construcción hace treinta años. Su vivienda tendrá 30
años, una parte del mobiliario tendrá 20 años y otra 10 años. Sus
electrodomésticos tendrán cinco años y su vestimenta y calzado uno o dos años.
Como vemos, todo lo que constituye la vida material de ese matrimonio pertenece
al pasado, pero existe en el presente. Ellos mismos que tienen 60 años
pertenecen al pasado y existen en el presente. Luego si analizamos el entronque
de este matrimonio de su pasado hace 30 años con la fase actual de su vida,
comprenderemos que cuando hablamos de ese pasado, solo será aparente puesto que
ese pasado se sigue conservando en el presente. En este sentido y fortaleciendo
esa idea Hegel añade el siguiente juicio: “Pero, bien mirada la cosa, se ve que
lo que nosotros somos hoy lo somos, al mismo tiempo, como un producto de la
historia. O, dicho en términos más exactos, que lo pasado no es más que uno de
los aspectos de la cosa”. Así comprendemos mejor lo que significa la expresión “el
aparente pasado”: cuando analizamos cualquier objeto o proceso, en general
siempre será un producto histórico, de manera que el pasado será uno de los
aspectos de dicho objeto o proceso.
La mercancía como célula de la sociedad burguesa
Michael Heinrich, en su obra ¿Cómo leer El Capital?, defiende las siguientes tesis: una, Marx
inicia El Capital anunciado que va a
analizar la mercancía producida de manera capitalista; dos, la mercancía
producida bajo régimen capitalista supone la existencia del dinero; tres, como Marx empieza El Capital analizando
cómo se intercambian unos valores de uso por otros en las proporciones más diversas, en ese momento está haciendo
abstracción del capital y del dinero, y cuatro, que esto no lo entiende Lenin
cuando afirmó que Marx inició El Capital analizando
el intercambio de mercancías como la relación más básica y cotidiana del
capitalismo. ¿Por qué cree Heinrich que Lenin no entendió lo que ocurre en el
inicio de El Capital? Porque en el
intercambio de mercancías en el capitalismo está presente el dinero y en el
inicio de El Capital cuando Marx
analiza el valor de cambio no está presente el dinero.
Michael Heinrich confunde varias cosas y no lleva
razón cuando critica a Lenin. Las mercancías y el dinero existían antes que
surgiera el modo de producción capitalista. Luego el análisis de la mercancía
es sencillamente el análisis de la mercancía y no el análisis de la mercancía
en el capitalismo, puesto que la forma capitalista de producir la riqueza no
modifica ninguna de las determinaciones de la mercancía. Así que no es cierto
que Marx analice la mercancía haciendo abstracción de su forma de capital y de la existencia del dinero. Hoy cualquier
artesano o cualquier agricultor que trabaje por cuenta propia producen
mercancías y no producen capital. Por otra parte, es fácil superar el velo del
dinero. Si una mesa vale 100 euros y dos sillas valen 100 euros, entonces una
mesa vale dos sillas. De manera que no es necesario hacer abstracción del
dinero para analizar la relación de intercambio sin la presencia del dinero.
El Capital de Karl Marx se inicia con la sección primera
titulada Mercancía y dinero. Y el
tercer apartado de esta sección, titulado la
forma del valor o el valor de cambio, tiene cuatro subsecciones: A) Forma
simple del valor; B) Forma desarrollada del valor; C) Forma general del valor;
y D) Forma dinero. Dicho de otro modo: en esta sección Marx explica cómo se
transforma la mercancía en dinero. En la forma simple del valor, en el trueque,
cuando, por ejemplo, un metro de tela se cambia por 1 kilo de trigo, 1 kilo de
trigo está en la forma de valor equivalente individual. Y la forma de valor
equivalente aunque sea individual es la forma embrionaria del dinero. No tiene
sentido oponer la forma equivalente del valor individual que se da en el
trueque a la forma dinero, puesto que la primera es la forma embrionaria de la
segunda o la segunda es la forma desarrollada de la primera. Así que cuando
Lenin afirmó que Marx inició El Capital analizando
el intercambio de mercancías como el acto más habitual y cotidiano del
capitalismo tenía toda la razón. El
Capital se inicia con el estudio de la transformación de la mercancía en
dinero. Lo que sucede es que Heinrich confunde el inicio de El Capital, esto es, la sección titulada
Mercancía y Dinero, con el inicio de
dicha sección. Y aunque sea cierto que el inicio de esa sección empieza con el trueque directo, como una de
las mercancías que se intercambia está en forma de equivalente individual,
dicha forma de equivalente individual es la forma embrionaria del dinero. Así
que no es cierto que en ese momento del análisis Marx haga abstracción del
dinero, todo lo contrario, desde el inicio del análisis el dinero está presente
aunque en forma embrionaria, esto es, en forma de equivalente individual.
En su obra Sobre
el problema de la dialéctica, Lenin formula la siguiente idea: “En El Capital Marx analiza primero la
relación más simple, más ordinaria y fundamental, más común y cotidiana de la
sociedad burguesa (la mercancía), una relación que se encuentra miles de
millones de veces, a saber el intercambio de mercancías. En este simple
fenómeno (en esta “célula” de la sociedad burguesa) el análisis revela todas
las contradicciones (o los gérmenes de todas las contradicciones) de la
sociedad moderna. La posterior exposición nos muestra el desarrollo (a la vez
crecimiento y movimiento) de esas contradicciones y de esa sociedad en la
sumatoria de sus partes individuales, de su comienzo a su fin”.
Sin lugar a dudas, una cita maravillosa esta que nos
expone aquí el Lenin de siempre, expresándose de manera fluida y certera,
captando como nadie la esencia del pensamiento dialéctico: el desarrollo y
movimiento de las partes que constituyen el ser. Señalando ese hecho que se da miles de
millones de veces en la vida cotidiana en la sociedad capitalista, cuando
cobramos el sueldo, cuando compramos en el supermercado, cuando comemos en un
restaurante, cuando viajamos, en suma,
el intercambio de mercancías. No
es nada acertada esa objeción que le hace Heinrich a Lenin acerca de la
naturaleza del intercambio y el papel
del dinero. Puesto que el intercambio entre mercancías y dinero que se da en el
capitalismo no es más que el intercambio entre las mercancías particulares y la
mercancía general (el dinero).
Los cuadernos filosóficos de Lenin no muestran, ni pueden mostrar, “el Lenin de siempre” ya que sus estudios filosóficos son producto del reconocimiento por el mismo que “el Lenin de siempre” se había equivocado mucho, y el descalabro de 1914 hacia necesario una revisión total de su pensamiento.
ResponderEliminarEl Marxismo de Lenin, como el de gran parte de los Marxistas de la Segunda Internacional, era un positivismo materialista y militante, y con esta metodología se puede hacer grandes cosas, como lo demostró Kautsky. Pero no era dialéctico, ni le debía mucho a Hegel mas que algunas palabritas de adorno.
Un pensador seriamente dialéctico, que realmente sabe de lo que está hablando, jamás utilizaría metáforas como ‘célula’ y ‘semilla’ por dos razones:
1. Por reconocer que estos dos conceptos son fundamentalmente y inevitablemente positivistas – como lo es el concepto ‘orgánico’, una noción incompatible con lo dialéctico.
2. Ningún pensador seriamente dialéctico (y materialista), conociendo el peso y el efecto nocivo de las ideas positivistas incorporaría estas palabras en su argumento, del mismo modo que una persona de izquierdas no usa palabras machistas o racista.