Por armonía debemos entender la proporción y la correspondencia entre las partes de un todo. Para la armonía es necesario
primero el concepto de totalidad. Y la totalidad es tal totalidad si hay unidad
entre sus partes constitutivas. Dicha unidad debe ser preferentemente de
carácter funcional. Luego debemos considerar las partes de la totalidad como
interdependientes. La unidad de la totalidad queda rota desde que falta una de
las partes funcionales del todo. Luego las partes de un todo se necesitan unas a
otras.
Cuando hablamos de la proporción entre las partes de
un todo hablamos de las partes principales. Ninguna parte puede ser
exageradamente grande o pequeña respecto a otra parte. Algún avispado dirá que
esto de la proporcionalidad es subjetivo, como si con ello se estuviera
afirmando algo que cuestionara la esencia de la proporcionalidad. Las obras de
arte son productos de los seres humanos, más especialmente productos de la
espiritualidad humana. Luego cuando hablamos de la proporcionalidad como un aspecto
que concurre en las partes que constituyen un todo, estamos hablando de una
objetivación de la espiritualidad humana. Es cierto que en las acciones de
la espiritualidad humana puede haber
arbitrariedad y contingencia, pero también puede haber razón y necesidad.
Inclinémonos entonces por la razón –geométrica y matemática– y la necesidad
cuando pretendamos establecer la proporcionalidad entre las partes de un todo.
Hablemos, por último, de la correspondencia. La
correspondencia debe referirse a la calidad estética y fuerza de expresión
medias de las partes de un todo. Ninguna parte puede sobresalir en calidad
estética y fuerza expresiva respecto al resto de las partes. Por otro lado, la
correspondencia debe hacer referencia a los opuestos presentes en toda obra de
arte. Pensemos en una catedral o en una pintura en lo que afecta a la
correlación entre luz y oscuridad. Debe
haber entre ellas correspondencia. Todo no puede ser luz ni todo puede ser
oscuridad. Y donde hay luz o donde llega la luz crea graduaciones de
luminosidad a su alrededor. Luego entre los extremos que se corresponden hay
transición.
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