Nos situamos en el ámbito de las actuaciones prácticas. Hablamos de entidades donde concurren factores materiales, personales, procesos y funciones determinados espacial y temporalmente. Hay personas, que actúan como si fueran dirigentes, que hablan de los problemas de una manera general y basándose en posibilidades, en cosas o situaciones que a lo mejor pueden ocurrir o no ocurrir. Estas personas tienen un pensamiento general por varias razones: miran las cosas desde lejos y no son regulares ni sistemáticos en sus actuaciones. Sus actuaciones en los hechos son puntuales y aisladas. Y predominantemente se limitan a hablar y hablar sin hacer nada práctico por cambiar las cosas.
Afirmé antes que estas personas basan sus conjeturas
y decisiones en posibilidades que pueden darse o no. No basan sus decisiones
sobre hechos que se hayan producido. Supongamos incluso que ciertas
posibilidades puedan hacerse realidad. En todo hay que medir. Habrá que saber
entonces si esa posibilidad que se ha hecho realidad afecta a la actividad
práctica en su totalidad y de una manera importante y decisiva. Y sucede muchas
veces que esa posibilidad cuando se hace realidad afecta de manera aislada a
ciertos aspectos de la realidad y encima no son importantes. Estas personas, si
dejamos que ellos tomen la iniciativa y les seguimos el juego, nos distraerán
de las cuestiones principales, nos distorsionarán la visión que tenemos de la
realidad, y nos harán perder el valioso tiempo.
Hablemos ahora de lo particular y lo concreto. Todas
las personas que realizan tareas prácticas tienen conocimientos de lo que
sucede en la realidad. Pero en la mayoría de los casos su conocimiento de lo
particular es unilateral e incluso pobre y superficial. Si además todo su
conocimiento se basa en la práctica, su capacidad para enseñar a otros sus
tareas y explicar el porqué de lo que hacen será muy deficiente. Quienes dominan
lo particular también necesitan del pensamiento conceptual. El pensamiento conceptual es, entre otras
cosas, un pensamiento organizado que permite a quien está dotado de él realizar
labores directivas.
Pero lo particular no es lo concreto. Para ser
concreto es necesario conocer todos los aspectos y detalles que concurren en un
problema. Así que necesitamos de personas que sepan reunir la información y el
conocimiento de los procedimientos de las personas que actuando en lo
particular tienen un conocimiento unilateral. No se trata solo de reunir o
sumar todos los conocimientos particulares, sino además de ordenarlos funcional
y secuencialmente. Todos los procesos y funciones están determinados por el
tiempo y, por consiguiente, están determinados por un orden temporal. De ahí la
necesidad de los jefes: personas que conocen lo particular pero en su
totalidad. Siempre, como en todo, el conocimiento de la totalidad es relativo.
Si el conocimiento de un proceso o función fuera absolutamente total, el
sistema carecería de fallos. Pero siempre habrá fallos. La cuestión es que el
número de fallos no sea lo suficientemente numeroso e importante que haga
imposible que los resultados se aproximen de manera óptima a los objetivos.
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